Capitulo 1: Un dia inexperado

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Habían pasado 20 años desde la muerte de su padre y aquel extraño suceso. Después de la muerte de su padre Hugo se tuvo que ir vivir con sus abuelos a roquetas del mar (Almería). Cuando termino la carrera de medicina, decidió irse a casa de su madre en Galicia, ya que le tenía mucha añoranza. Hugo entro a trabajar en el hospital de Lugo de médico.

Eran las seis de la mañana y me sonó el despertador. Alargue mi brazo y lo pare. Me levante de la cama y me fui dar una ducha. Entraba a trabajar a las ocho y media, pero siempre llegaba antes por si había alguna emergencia en el hospital. Baje al garaje a coger el coche e ir al trabajo. La casa de su madre se encontraba en el campo por lo tanto le tocaba todos los días conducir para ir al hospital. Me decante por coger el Audi a6, lo saque del garaje y cerré la puerta y me dispuse a empezar el día, pero tenía un presentimiento de que algo iba a pasar.

Cuando aparque mire mi reloj, eran las ocho, llego con tiempo de sobra. Me dirigí a mi despacho a cambiarme y ponerme ese traje verde que tan poco me gustaba. Me puse la bata y me dirigí a la zona de urgencias. Seguía con ese mal presentimiento y cada vez iba en aumento, pero no sabía porque era. Al llegar a urgencias, le pregunte a mi amiga estela:

- buenos días estela, ¿puedo hacer algo por aquí?

- Por su puesto –me respondió ella con una sonrisa- hubo un tiroteo entre la policía y unos delincuentes hace un rato y no paran de llegar heridos. Ve al box 6. Se llama Amelia Sánchez Díaz, es policía.

- De acuerdo

Cogí la historia clínica de Amelia, y mientras iba hacia el box 6 la fui leyendo. Cuando estaba a altura del box 6 me volvió el presentimiento, pero intente no hacerle caso. Pete en la puerta y entre. En la camilla estaba una joven de pelo castaño rizado, con unos ojos de color miel que me atrajeron. Según la historia clínica, la joven Amelia tenía 26 años.pero aparentaba muchos menos.

- Buenos días Amelia, soy su doctor, me llamo Hugo, dígame donde le duele.

- Por favor llámeme Mia, todo el mundo lo hace. Tengo dolores en las costillas, el tobillo derecho y varias rozaduras de balas.

- De acuerdo empecemos entonces

Me dirigí a los armarios en busca de unas tijeras gasas, suero fisiológico y demás cosas que necesitaba para curar las heridas cuando Mia pregunto:

- Doctor, ¿me va tener que pinchar con agujas?

- Por favor llámeme Hugo, lo de las agujas dependerá de cómo este.

- Les tengo pánico- le explico poniéndose toda roja

- No me lo creo –le dije- una policía tan valiente como tú y con miedo a un pinchacito.

Ella se mostró un poco enfadada por lo que le acababa de decir, pero enseguida pregunto:

- Usted doctor también tendrá miedo a algo

- No lo dude- le respondí- a más cosas de las que cree

- ¿A que le tiene miedo?

- A estar encerrado en algún lugar sin poder salir jamás

Mia comprendió que lo dijo en serio, pero no quiso indagar más.

- Bueno, por ahora dejemos las preguntas y empecemos a curarte.

Mia asintió y me puso la mejor cara que pudo.

- Te voy tener que cortar la ropa, para poder curarte las heridas – le dije

- Vale –respondió ella ruborizada

El secreto de HugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora