Las hermanas Argent llegaron al pequeño Beacon Hills en donde desde su llegada no han dejado de pasar cosas inexplicables, tanto en su familia, como con su nuevo grupo de amigos. Secretos y mentiras crean una gran controversia no solo en Adaline si...
ADALINE ESTABA DE TAN BUEN HUMOR QUE ESTABA FASTIDIANDO A ALLISON. No es que la pelinegra sea una amargada, pero las mañanas no son su fuerte. Por lo que tener a su melliza rondándola con brinquitos y tarareos comenzaban a realmente irritarla.
— ¡Maldita sea Adaline!—gritó Allison cuando la castaña, en uno de sus intentos de mover la cadera cuál diosa Shakira, empujó ligeramente a su hermana provocando que su rímel le manchara la mitad de la cara— ¿Podrías quedarte quieta por tres malditos segundos?
La acusada se quedó quieta, pero su entusiasmo le era imposible hacer caso que hasta su perro Tony comenzó a ladrar de emoción ante la repentina energía de su ama.
— ¡Papá!—le gritó la pelinegra saliendo de su habitación con su melliza detrás.
— ¿Por qué tanto escándalo?—se quejó su progenitor, mirándolas divertido mientras bebía su café.
— ¡Es Adaline!—acusó, señalando la mancha negra en su cachete— Mira lo que me hizo.
— ¿Yo? Cariño, ¿te has visto las manos?
— ¿Ves?—su padre rió.
— Además, yo solo estaba en mí habitación bailando.—explicó la castaña parándose junto a su padre, Tony ladró en confirmación— ¿Ves? Yo debería ser quien te acusa al invadir no solo mí habitación si no robarte mí rímel.
— Y yo no te tendría que estar acusando si no estuvieras como chapulín brincando por todos malditos lados.
Las mellizas miraron a su padre en busca de un veredicto, pero el hombre estaba tan entretenido de la escena que simplemente siguió tomando su café y le ofreció una galleta a Tony.
— ¡Mamá!—gritaron las chicas.
La nombrada apareció en la escena con un plato en manos.
— No me importa quién inició qué.—las miró— Allison, tu hermana no tenía intención de arruinar tu maquillaje, ¿verdad Adaline?
— Al menos no al principio...
— Te voy a matar pequeño demonio.
— ¡Niñas!—gritó Victoria, provocando un saltó en las chicas— Adaline, ayuda a tu hermana a limpiarse y pídele disculpas.
La castaña rodó los ojos ante la mirada satisfecha de Allison.
— Siento haberte arruinado tu... intento de maquillaje.—dijo Adaline, provocando un bufido de su melliza. Pero antes de que pudieran reanudar su pelea, su madre las detuvo.
— Ahora, tomen una galleta y váyanse.
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