Capítulo 3: ¿Qué quiso decir?

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Era un sábado por la tarde, Nozomi se encontraba trabajando de mesera en un restaurante de tiempo completo. De vez en cuando aceptada trabajos de ese tipo para ayudar monetariamente a su madre y tener algo de dinero para ella misma.

Nozomi disfrutaba de su hora de descanso en una de las mesas del local, cuando su celular suena. Era Yuji.

—¿Hola? ¿Yuji—chan?

—La misma y única —respondió en un tono cantador.

—¿Qué se te ofrece? —pregunto mientras continuaba con su comida.

—Bueno... Pensaba en si querías salir el día de mañana conmigo.

—¡Claro! —contesta animada—. Me encantaría, ¿te parece vernos al medio día en el centro comercial? —propuso.

—Ni un minuto después —sentenció.

—De acuerdo, hasta mañana —se despide y cuelga.

Al terminar su horario laboral, Nozomi se apresuró para ir hacia el hospital y visitar a Sayuri.

—Sayuri —entro Nozomi muy animada.

—Hermana. Bienvenida —recibió Sayuri.

—¿Cómo te sientes? —pregunto Nozomi curiosa.

—Estoy bien. Es solo una pequeña lesión —asegura—. Han pasado un par de días ya. Me siento mejor, ¿por qué no puedo irme todavía? —pregunto inquieta.

—Es mejor que tengas una excelente recepción de los médicos. Puede agravarse si no reposas adecuadamente —explico gentilmente.

—Pero puedo descansar en casa... No necesito quedarme aquí sola —admitió desanimada.

Nozomi la miro preocupada, tenía razón. También se cuestionaba el tiempo que llevaba su pobre hermana internada ya. Si era una pequeña lesión, no necesitaba más de una semana para que se sintiera mejor. Había algo más que no sabía, una pieza faltante.

—¿Hermana? —pregunto Sayuri al verla tan triste.

Nozomi alza la mirada e inmediatamente cambia su cara a una más alegre.

—No te preocupes, yo vendré todos los días si es necesario para que no te sientas sola —aseguro.

—Hermana... —sonríe por sus palabras—. Muchas gracias.

—Por cierto —le entrega un pastel de chocolate.

—Wow —comienza a degustarlo—. Está delicioso —comento emocionada.

—Me alegra que te guste —la admira con ternura.

—Muchas gracias, hermana —agradece con un brillo en los ojos.

—No tienes nada que agradecer —toma su mano con cariño—. ¡Oh! Mañana iré con Yuji—chan al centro comercial, así que me asegurare de comprarte algo lindo.

—¡Oh! ¿En serio? Me encantaría un conejo de peluche —comento alegre.

—Lo tendrás —prometió—. Ahora termina tu pastel.

—¿Eh? La verdad, acabo de comer. Así que lo dejare para después, ¿sí? —contesto Sayuri.

—Oh, claro. Espero la comida haya sido buena —comento Nozomi.

—Si... Lo estaba —sonrió.

Nozomi noto algo extraño en Sayuri al decir esas palabras, pero quiso no darle importancia y continuaron hablando.

Más tarde, la enfermera anuncio a Nozomi que la hora de visitas concluyo y salen de la habitación.

Al día siguiente, Nozomi se levanta al oler un desayuno listo en la cocina. Al bajar encuentra a su madre cocinando.

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