Palabras Perdidas

A veces.

A veces me pongo a mirar a las personas. Así por que sí, sin razón alguna.

Conocidos. Desconocidos.

Los miro caminar, los miro respirar. Los miro mirar. Y trato de pensar, imaginar como será su vida. Me pregunto si tienen metas. Me pregunto si han cumplido alguna de ellas. Me pregunto si tienen una razón para despertar cada mañana. O si solo viven día a día. Me pregunto si son felices.

A veces, cuando llueve, miro a las personas como presurosas salen a cubrirse, como si de algún modo la lluvia los quemara, perforara su piel o simplemente los derritiera. Casi siempre recibo malas miradas cuando eso pasa, porque soy la única que permanece a la intemperie. Me gusta el repicante impacto de cada gota de agua contra mi piel, porque aunque sea estúpido y quizá bizarro, me hace sentir más viva que cualquier otra cosa.

A veces, cuando no estoy mirando a las personas, me miro a mi misma. Y me encuentro con un desastre. Me gusta llamarme a mi misma un tornado. Porque creo que eso es lo que hay dentro de mí. Pienso más de lo que hablo. Hablo menos de lo que pienso. A veces me gustaría no ser así. Y es ahí cuando pienso, en como soy. Y no encuentro nada. Y eso me asusta, ¿Quién podrá saber como soy si ni yo misma lo sé? A veces me río, a veces lloro. A veces grito, a veces susurro. A veces escribo, a veces hablo. ¿Estoy a caso en el medio de todo?

A veces, cuando miro a las personas, me pregunto si alguien me mira a mí.