Blinded love. -h.s.

Capítulo 3: ¿Es amor?

Estaba en el aeropuerto con mi mamá esperando por Allison, se había ido a Suiza a buscar los cadáveres de sus padres, para luego hacer allá el velorio con sus familiares. Mi pobre pequeña... ¿Cómo estará? Apenas habían sido dos semanas sin ella, pero para mi fue como si hubieran pasado años, era una necesidad estar con ella. Estar en el colegio sin ella era un infierno, no podía sacarla de mi cabeza, no podía dejar de imaginar como seria el tono de su piel, ni como combinaría ese verde de sus ojos con su cabello negro. Deseaba verla. Quería verla. Quería poder ver su sonrisa, poder tomarla de la mano y ver como su mano y la mía se entrelazaban perfectamente, deseaba poder decirle algún cumplido y ver como se sonrojaba. Pero no... Tenía que estar ciego. Deseaba que apareciera una cura para esto, tanto que estudian la ciencia y aún sigo ciego, ya estoy cansado, pero no puedo rendirme, Allison me hace fuerte, saldré de esto con ella.

Le había hecho un cartel grande con la ayuda de mi mamá, bueno, en realidad ella lo hizo, yo solo había aportado las ideas, mi mamá dijo que le había quedado hermoso, espero que le guste a Allison.

- Mamá, ¿qué hora es? -Susurré impaciente recargando todo el peso de mi cuerpo en mi pierna derecha mientras movía la izquierda sin cesar.
- Harry cálmate, el avión aterrizó hace minutos, ya debe estar por salir.

No podía calmarme, mis ganas de verla eran enormes, la había extrañado tanto y lo único que quería era abrazarla y saber si estaba bien.

Sentí unos delgados brazos rodear mi cintura pegando mis brazos a esta misma y sonreí soltando el aire que llevaba conteniendo desde que sea fue, zarandee mis brazos librándome de su abrazo mientras rodeaba sus hombros con mis brazos, estrechándola en mi pecho, deje caer mi cabeza sobre la suya y cerré mis ojos aspirando el olor de lavanda que desprendía de su cabello. Mi pequeña.

- Te quedó hermoso el cartel, gracias. -Susurró mientras sentía como se alzaba de puntitas para decirme aquello en mi oído y dejaba un beso en mi mejilla.
- ¿Como estas, pequeña? -Susurré cuestionándole llevando mi mano a su cabello, acariciándolo. Escuché como soltaba un suspiro y dejé un pequeño beso en su cabeza. -Te extrañe.
- Yo también te extrañe, gigantón.

Sonreí al escuchar aquello y deje que se alejara de mi por unos minutos mientras abrazaba a mi mamá y la saludaba, sentí como tomaba mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos y caminábamos hacia la salida del aeropuerto.

- ¿Como se porto Harry ante mi ausencia? -Cuestionó ella hacia mi mamá a lo que esta soltaba una carcajada.
- Insoportable, no paraba de hablar de ti.
- Mamá, cállate, me avergüenzas.
- Ese es mi trabajo, hijo.

Allison soltó una carcajada mientras daba un suave apretón a mi mano y se pegaba más a mi costado.

- ¿No te pesa el equipaje, pequeña?
- No, corazón, tranquilo.

Debía admitir que, amaba los apodos que ella me ponía, hacia que mi corazón latiera a mil por minuto y que la sonrisa en mi rostro jamás desapareciera.
Nos montamos en el auto y el camino a su casa fue en absoluto silencio, mi mamá manejaba concentrada, y estaba seguro que nos echaba siempre un ojo por el retrovisor cada que podía. Mientras Allison tenía su cabeza suavemente depositada en mi hombro y acariciaba mi mano jugando con mis dedos. Fue largo el camino a su casa, pero no me molestó en absoluto, mientras más tiempo pasara con ella, mejor me sentía, más vivo me sentía.
Mi mamá me ayudo a bajarme del auto mientras Allison bajaba su equipaje y abría la puerta de la casa, entre con ella y me deje caer en el sofá de la sala, como ya era costumbre, habíamos tenido muchas charlas en aquel sofá, y cada una me gustaba más que la otra.
Como aquella tarde después de la escuela cuando estábamos echados los dos en ese sofá comiendo helado y yo tenía recostada mi cabeza en sus piernas y ella veía su película favorita y me contaba sobre esta.