Prólogo.

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Decían que el amor era ciego, decían que si querías algo debías luchar por ello, decían que la esperanza era lo último que se perdía, decían muchas cosas irrelevantes, pero no te decían como salir adelante con tu vida.

Él no se sentía bien, se sentía pésimo y, no era como si a alguien le interesara. Porque, ciertamente, aquellos que estaban a su alrededor, los que podrían interesarles su bienestar, eran los que menos se preocupaban. Él nunca les puso mala cara, nunca les hizo saber que se sentía mal, pero, poco a poco fueron endureciendo su corazón, lo convirtieron en alguien que él había jurado nunca ser, lo llevaron a tener un carácter que él odiaba, no confiaba ya.

Nadie sabía cómo se sentía realmente. No estaba bien, se sentía vacío, quería gritar, pero, no encontraba su propia voz. Sabía que estaba roto, sabía también que habían robado todas sus piezas, se abrazaba a si mismo para intentar juntar las únicas piezas restantes. Busca algo que sentir, se conforma con sentirse mal, porque simplemente quiere sentir algo; le quitaron los sentimientos, le arrebataron las ganas de vivir al límite, estaba seco, sin sonrisas, quería sonreír, pero, teme a que critiquen su propia sonrisa.

Estaba roto.

Pero, ¿a quién de verdad le importaría? No querían escucharlo, no quería hacerse escuchar; se encogía de hombros ante todo porque, le han sacado las ganas de quejarse. Acepta lo poco, porque el sentimiento se llevó consigo el deseo de lo mucho. Su mente grita y sus cuerdas vocales están acostumbradas a la poca acción, que su voz suena ronca.

Está cansado.

Su sonrisa podía extenderse por todo su rostro, sus risotadas podrían sonar por toda la sala, iba de acá para allá, reía con este y aquel, nadie podría notar su sufrimiento, nadie excepto ella. Ella notaba su tristeza y cansancio, veía sus falsas sonrisas, escuchaba lo falsa que su risa sonaba, porque sólo ella se detuvo y logró ver cómo él estaba sufriendo.

Ignorantes que él estaba muriendo internamente de tristeza, prefirieron hacer la vista gorda y, no ver el detalle que toda esa fachada de chico alegre ocultaba; pues la única, la que no se fijaba en nadie, pudo notar el sufrimiento que él parecía.

Porque nadie parecía ver su dolor, pero ella lo hizo.

Blinded love. -h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora