I am chaos to your thoughts and you are poison to my heart.

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Pude sentir ese peso en los parpados en el momento que mis ojos se cerraban, justo en la madrugada cuando el frío me hacía más que añicos y mi cuerpo titiritaba por inercia en busca de un poco de calor y refugiándome en aquellas almohadas casi desechas que rodeaban mi cuerpo y se acoplaban a mi piel junto con la cobija lanuda que daba un leve cosquilleo en la punta de mi nariz. Presioné mis dientes en la fina y cuarteada piel de mi labio inferior cuando mi cuerpo se engarrotó por completo para hundir mi rostro entre el colchón duro y la orilla de mi almohada. Fue justo en ese momento que percibí lo que se aproximaba, un desvelo casi imposible de manejar, era como obligar a un oso en pleno verano a hibernar y conciliar el sueño, ¡Vaya! Tal vez exageraba como siempre pero mis ojos no estaban lo completamente irritados como para dormir horas hasta la mañana del día siguiente;  —Otro día más...—Caminé con pasos lentos hacia el reproductor de CD donde había grabado la canción para practicar mi próximo baile, solo era ocio, me encantaba bailar una y otra vez mientras me observaba en aquel espejo gigantesco del salón de Ballet, disfrutando de mi propio espectáculo privado. Mis parpados cayeron como un anticipo a mis movimientos, relajando mis músculos y llenando mi pecho del aire necesario para lograr sentir que volaría con aquella melodía que sacaba la mejor parte de mí. Pero justo en ese momento sentí como unas manos anchas y gruesas presionaron mi cintura, sin siquiera voltearme, ya sabía de quien se trataba y tan solo seguí los movimientos de sus manos con la imaginación de mi mente.

Su mano áspera tocando cada parte de mi muslo, sintiendo ese escalofrío recorrer cada segmento de mi columna y propagar un calor sobre mi nuca que llegaba hasta mis mejillas rojizas. Logré girarme con el ritmo de la música para quedar frente a su cuerpo y cuando abrí mis ojos, me encontré con esa mirada con un toque angelical, sus ojos marrones con destellos en el centro de esa órbita que cristalizaba mis ojos como vidrieras de una manera impresionante. Sus cejas delineadas como si un artista hubiese decidido pasar su pincel a la perfección por su rostro y sus labios rojos color carne entreabiertos con la humedad necesaria para poder verlos brillosos y totalmente provocativos. Mi sonrisa se amplió en menos de un segundo cuando un soplido del viento levantó el cabello escarlata que cubría su frente con cierta delicadeza. Menuda descripción, al parecer estaba describiendo al mismísimo ángel caído del cielo, pero él lo era para mí...mi propio ángel de la guarda.

{Coloquen este video para escuchar la melodía de fondo https://www.youtube.com/watch?v=7jxvy7W9bqo  }

Fue entonces cuando el piano de aquella melodía comenzó a sonar y mis labios se entreabrieron para lograr emitir alguna palabra que arruinara el momento, solía hacerlo siempre y entonces fue la yema de su dedo índice que se presionó contra mis labios y me quedé completamente muda ante su mirada—  Cierra los ojos...—  fue lo único que escuché de su murmullo sobre mi oreja, esa voz varonil y gruesa que lograba hacerme delirar y obedecer como si se tratara de una orden para mí. Solté una risa más que divertida cuando sus brazos comenzaron a hacerme girar en el medio de aquel salón y sobre el piso liso de madera pulida en el cual estábamos. Su cuerpo se movía al sonido de la música mientras sus manos se seguían deslizando por las curvas de mi cuerpo y mi risa seguía siendo intensa cada vez que sus brazos me alzaban cuando la melodía lograba intensificar su sonido, él movía su cuerpo con mayor rapidez en un ballet torpe pero perfecto para ser su primera vez. Mi cuerpo intentaba seguir sus pasos y mi cuello se estiraba lo suficiente cuando sus labios se deslizaban por mi piel como una provocación al baile delirante que estábamos llevando a cabo. Llevé mis manos a su pecho y las deslicé con cuidado hasta su cuello donde me abracé para alzarme de aquel piso donde ya no deseaba permanecer, solo en sus brazos, rodeada de su cuerpo y el aliento a menta refrescante que su boca bombardeaba contra mis labios—  ¡Ji Yong ! —  grité casi como un quejido cuando comenzó a girarme en sus brazos como si aquello se tratara de una taza giratoria de aquellas a las cuales solía ir cuando era pequeña en el parque de diversiones. Hundí mi rostro en el hueco de su cuello y mis piernas se encogieron hasta engarzarse en su cadera con miedo a que sus brazos me dejaran caer y fue cuando su risa retumbó en mis oídos haciendo que mis ojos se abrieran cuando la canción dejó de sonar. Negué con la cabeza aun sintiendo como mi estómago se revolvía no solo por las vueltas que él acaba de hacer conmigo, sino de ver esa mirada dulce sobre la mía, haciendo que mi estómago se retorciera por culpa de su inocencia.—Eres una quejona, Liz —murmuró aun conmigo en brazos y solo sentí el choque de la pared contra mi espalda y su pecho presionarse al mío, haciendo que el aire de mis pulmones se perdiera en su aliento cuando sus labios se acercaron lo suficiente a los míos para que mis piernas temblaran. Estaba más que pérdida, me había enamorado.

Amplié mi sonrisa dejando que debajo de mis labios se notaran mis dientes un tanto grandes pero al final, una sonrisa que no podría evitar—  Quédate conmigo...no te alejes—  encogí mis hombros como si aquello tuviese una explicación y una solución sencilla—  Es mi castigo —  susurró sobre mis labios y mi corazón palpitó casi al instante cuando aquel roce de su boca húmeda entreabrió mis labios, produciendo que mi respiración estallara en la desesperación y en la búsqueda de su aliento.  

Apreté con fuerza mis ojos y mis labios se entreabrieron como si él fuese a besarme una vez más pero era solo otro delirio de mi imaginación, él ya no estaba y mi cuerpo solo reposaba sobre aquella cama en busca del calor de su cuerpo en medio del frío insoportable. Una vez más mis pensamientos habían volado lo suficientemente alto como para lograr sentir sus caricias, escuchar su voz y querer devorar sus labios. Tragué saliva como si un taco de dolor se deslizara por mi tráquea y mis ojos se posaron en el reproductor donde la canción iba terminando en las últimas notas del piano. Tensé mi mandíbula cuando esa rabia interna me invadió una vez más para reprocharme lo idiota que había sido. Tal vez aun no comprendan lo que sucedió en mi vida casi como por arte de magia, en un chasquear de dedos mi vida pasó de ser perfecta a ser el propio infierno donde yo me quemaba entre las llamas de mi egoísmo y mi falsedad por querer ser alguien que no podría ser, por engañarme a mí misma con falsas expectativas, perdí todo, absolutamente todo.  

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2015 ⏰

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Let's not fall in love (Novela de G-D)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora