Este Será Mi ¿Cuento De Hadas?

2*Primer Año

2*
-___ ¡Ya Estate quieta por favor!- le falta el último trenzado pero su querida hija, pero la niña se está de inquieta ya que su papa le dijo que le tenía una sorpresa. Y como toda niña inocente de un año, ya quiere ver cuál es su sorpresa.

-Mam...a, ati hotas va a venit dad- hacia un puchero de triztesa mientras abraza mas a su osito de peluche, era blanco con un moño rojo en su cuello.

-Si no te estás en paz y no termino, se tardara más; así que ya contrólate y deja de moverte, que ya me canse y tu hermano me está pateando. Siente- Agarro la mano de la pequeña y la pone en su panza ya de 6 meses.
-Hay quet gtoselo es...... Pelo cuanlo velga¿te seguila paltiando?¿Yo te paltie mam....a?- agarra su mechon de pelo que tenia suelto.

-No amor, cuando venga ya no me pateara, y si tu también me pateaste, pero tú me pateabas más. De hecho eres muy traviesa amor.
-¡Ohhhhhhh!- bajo su cabeza y ya no se movió ni hizo ruido alguno

Todos se encontraban en la sala de aquella casa, hablando de variedad de temas. En las señoras "El Embarazo" es el que reinaba, ya que de las 4 señoras, 3 estaban embarazadas. Que el baño, que los dolores, que esto y que el otro.
Los Señores hablaban. No más bien se quejaban de sus mujeres embarazadas. Que si los dolores en la madrugada, que si los antojos, que los cambios de humor, que esto y que aquello. Pero querían hijos no.

La pequeña ___ estaba sola en un rincón de aquella sala, estaba en la andadera abrazando a Fred. Su peluche. Esperaba con ansias a su dad. Dad es como le dice a su papa, ella dice que suena más bonito así.

La sala tiene globos color rosa pastel y blanco en cada esquina de la sala hay una princesa. Cenicienta, Aurora, Bella y Blanca Nieves. En el centro de ese espacio se encuentra dos mesas, con manteles blancos. Sobre de estas hay: dos servilleteros, un salero, un florero  cristal, con princesa en su centro, 8 vasos esparcidos por la mesa.

___ era la única niña de aquella fiesta, y la única princesa, ya que sus tías todavía no tenían hijos. Vestía un vestido rosa, con flores amarillas y encajes blancos; tenía unos huarachitos dorados.

La puerta fue abierta, la cabeza de todos fue dirigida a la puerta. El señor traía una sonrisa enorme la cual dejaba ver su dentadura blanca. La niña fue directo hacia él. Cuando la tenía enfrente del agacho la cabeza triste y la cargo en sus manos.

-Bebe, paso algo. Tuve un contratiempo y ya no pude traerte tu sorpresa. ¿Perdonaras a tu dad?- decía en lo que veía de reojo a la pequeña

-Pelo tu....... me dijiste, que me tlailas una solplesa y no cumplistle- hacia pucheros y bajo la cabeza soltando pequeñas lágrimas.

-Pero que crees, yo como tu primer príncipe eh traído a tu hada madrina. Dice que si cierras tus ojos, ella te dará otra sorpresa. Vamos a hacerle caso así que cierra tus ojitos bebe.- paso la mano por los parpados de la niña y cerrando los ojos con una sonrisa. El señor camino con la niña en sus brazos en medio de la sala junto a su esposa. La niña estaba más que emocionada.

Las personas de aquella sala estaban conmocionadas por lo que sus ojos estaban viendo. Por la puerta entraron dos señores con una caja rosa. Todos quisiéramos tener un padre así. Los Hombres subieron por las escaleras, para ir al cuarto de la niña para armar el castillo que compro el señor.

-Ya puedes abrirlos- dijo el señor con una enorme sonrisa.

-No hay nada.....

- ¿y en tu habitación cariño?- interrumpió la madre, tomándola de los brazos del señor, para dirigirse a la habitación.

Entrando en la habitación había un pequeño castillo color rosa, dos torrecitas en las esquinas con banderas moradas, una puerta azul con rayas moradas y un balcón con 3 flores en el centro.

La niña lloro de la emoción. Después se quedó dormida adentro de su castillo diciendo que su príncipe la protegería. Los padres estaban reunidos juntos con los demás invitados de dicha fiesta.
Todo niño pequeño cree en los cuentos, en las hadas, en todo película de Disney; pero saber que la vida real no hay nada de eso, saber que cuando crezcan se llevan esa desilusión y todo por creer en los cuentos de hadas.