Últimamente la inspiración me ha vuelto de su letargo de invierno conforme ya comienza a oler el aroma de primavera (esto es metafórico, por que en la realidad...).
La dichosa poco a invernado y me ha traído una montaña de papeles para revisar como su editor. Como palos a gusto no duelen, quiero compartir uno de sus textos arrugados para poder tratarlo y debatir; y de paso, pues eso, mejoramos.
– ¿Cómo ser mejor autor?:
Si te lo has planteado así alguna vez, tal cual, es buena señal. Eso implica que tienes ganas, eso ayuda a mejorar. Implica que ves barreras por traspasar; o que no las ves, eso es bueno. También te haces preguntas, eso es tremendamente bueno.
A partir de unas sencillas interrogaciones surgen los objetivos y los sueños o ideales cumplidos, siempre merece la pena intentarlo.
Lo primero de todo, hay que fijarse unos objetivos, para ello están los ídolos, influencias y autores favoritos, los cuales queremos imitar (o mejor, superar). Pero, ojo, no hay que dejarse influir 100% por esto, pues hasta ellos se equivocan, y de paso que no se entorpezca con el paso de perseguir un estilo propio; la mejor aventura de todas.
Cuanto más histórico sea el autor, mayor será el reto, pero más ayudará a mejorar. En mi caso por ejemplo tengo a gente como Alan Moore u Osamu Tezuka. El primero reconvirtió el concepto de cómic moderno, pero no aspiro a tanto, si no más bien a su demencia por guiones elaborados hasta el último detalle (aquí su Numbers (x)), a su plasmar constante de datos sin que apenas nos percatemos, siendo más visible a cada re-lectura. Este objetivo ya es más posible, así que me lo planteo y ya puedo mejorar como guionista gracias a que me he planteado un camino a seguir; pero del que insisto que no es necesario imitar.
Tezuka dibujó 100.000 páginas en toda su vida. Obviamente, no voy a plantearme hacer lo mismo, pero sí cogerlo como ejemplo para que no de la perrería de trabajar, para recordar lo que llegó a hacer este hombrecillo y motivarme a crear un poco más, y un poco más... Se puede llegar al punto de ver la imagen de Tezuka en lo alto señalándonos y riéndose por el poco empeño que le ponemos a nuestra creaciones: eso significa que vamos bien. Bromas aparte, el escogerlo como ejemplo hace ver todo el trabajo realizado durante años como algo ínfimo que aún necesita crecer y demostrar más de lo que es capaz. Con el tiempo, seguiremos sin igualar a ese maldito japonés, pero ya tendremos una pequeña montaña de la que sentirnos muy orgullosos.
– Todos tenemos el mismo nivel sin excepción:
Hay una excusa muy usada a la hora de referirnos a los "genios", y esa es que ellos nacieron con talento... posiblemente, pero eso no quita que tu puedas igualarlos. Nadie nace sabiendo, así que por esa regla de tres todo depende del empeño y amor que le pongamos a lo que hacemos. Si te pones excusas constantemente a la hora de mejorar en una tarea, lo siento amigo/a, pero a ti realmente no te gusta eso.
Me gusta comparar los talentos como círculos, cada uno de un tamaño y color. El color es lo que define el estilo y expresión (y hay millones de colores, que se lo digan a la luz), así que, al igual que cada uno tiene un ADN y huella dactilar, cada uno tiene su estilo personal. Se puede parecer al de otro, pero conforme más trabaje y se esfuerza, poco a poco terminará siendo algo bastante identificable.
El círculo es la forma, y gracias a la evolución este puede crecer con paciencia y dedicación. Los genios como Davinci probablemente nacieron siendo un círculo enorme, pero hasta él tuvo que trabajar para definir esa forma por completo. Volviendo al tema de nuestras influencias, estos son círculos más grandes que nosotros, claro, pero podemos seguir método y comenzar a crecer hasta ser iguales.
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Mi tratado sobre la Creatividad
NonfiksiSucesión de artículos que escribí en su día y que tratan sobre el arte y la magia de crear. También incluyen formas de estimular la imaginación, la cual no es tan libre y caótica como nosotros mismos nos hacemos creer.