Hoy es una de esas noches en las cuales quiero con todas mis ganas abrazarlo y demostrarle que la espera no fue en vano. Que aún sueño con esa casa en la colina que tanto planeamos tener algún día, y también con los bebés que tendríamos, y quiero decirle que aún nuestros sueños viven en mí.
Quiero decirle que lo pienso más de 10 veces al día como si fuera una religión, mi religión. Quiero decirle que no me atrevo a amar a otro hombre porque él es el hombre de mi vida, el que me hizo descubrir que soy capaz de hacer cosas grandes por amor, y ese al que le he enseñado que la distancia y el tiempo son flagelos dulces que no matan una relación cuando se es inteligente.
Quiero verlo una vez más y sentir que mi sonrisa es lo suficientemente grande y brillante como para iluminar toda la ciudad, y todo gracias a que estoy con él. Quiero sentir ese frenesí que pocos conocen y que ocurre pocas veces en la vida: el del amor.
Quiero sentirme sumergido en una marea de sueños y sonrisas. Quiero ponerle un anillo, solo para simular una escena romántica. Él es el amor de mi vida, y si lee estas líneas, quizá sepa que están dirigidas a él, ya que es la única persona que ha visto a mi corazón cuando sonríe. Él es el amor de mi vida.