Aprendí que no existen esas personas a las que llamamos indispensables. Aprendí que la amistad es como una balanza, ambos lados deben tener el mismo peso para poder estar en equilibrio. Aprendí que el amor es como caminar en la cuerda floja: si tenemos experiencia sobrevivimos, si no, caemos al abismo; y si nuestro corazón aún tiene la fortuna de latir, seguir intentanto hasta que eventualmente éste quede destrozado por tantos golpes.
Nunca pedí esto, nunca pedí amar sin estar enamorado, ¿Pero quién puede meterse con el destino? Solo somos parte del universo, como protones y neutrones chocando en un átomo. Nunca pedí aprender, pensaba que era para tontos, y que los más sabios son los que no saben nada. Pero nadie te prepara para un momento de aprendizaje, nadie te dice que sufrirás, nadie te enseña como curar un corazon destrozado por tratar de caminar en la cuerda floja, nadie está ahí aun cuando todo el mundo esta observando. Aprendí que en este mundo todos son espectadores, todos te ven sufrir, pero nadie hace nada por tratar de calmar tu dolor, simplemente observan esperando que tú solo te levantes y seas esa persona "feliz" que todos quieren que seas, aún cuando te han visto en el abismo.
Por todos esos sucesos afortunados y desafortunados por los que he tenido que pasar, diría que no cambié, aprendí; ya que el cambio sucede cuando no hay alternativa, y el aprendizaje se da cuando tomas ese dolor y lo transformas en experiencia.
