Solo un Sueño?

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Finalmente entre lágrimas, sollozos y desesperación me dormí y por primera vez en mucho tiempo me acuerdo del sueño. Estaba yo, justo como acababa de dormir, llorando, desesperada a causa de esos pensamientos y sentimientos que no dejaban de tomar control de mi cuerpo, con la reciente cicatriz en mi muñeca, de la cual a nadie le había contado, la cual cubría todos los días sin falta de toda persona que respiraba en ese mundo.

En ese momento me di cuenta, de que era un sueño y pude tomar control de él. Me dirigí al baño y abrí el compartimiento en el botiquín donde escondía una tijera, era muy pequeña pero era eficiente para el trabajo que requería su uso.

Me senté detrás de la puerta y comencé a llorar cada vez más, tratando de no emitir ni un mínimo ruido para no despertar a mis padres ni a mi hermana.

Comenzaron a aparecerse momentos de angustia pura, recuerdos que me hacían cada vez peor, el más vivido fue cuando vi a mi mascota de mi infancia muerta, ya que era la primera vez que se enfrentaba con la muerte de esa manera. Luego comenzaron a invadirme los tortuosos pensamientos que me afirmaban todo lo malo que yo era, cada pequeño error que cometí fue resurgiendo en mi memoria. Hasta que lo hice, me corte, y no fue como lo había hecho anteriormente, esta vez fue para detener mis pensamientos, mis recuerdos, mis sentimientos, para detenerme a mí, para poner el alto definitivo a tanto sufrimiento.

Seguí cortándome con más fuerza, una cortada me daba la fuerza para ponerle más ímpetu a la siguiente, ya que parecía la solución correcta a mi problema. Cada vez me empezó a dar más sueño y los ojos se me cerraban aunque ponía todas mis fuerzas en mantenerlos abiertos, 'para seguir cortando, seguir sangrando.

No recuerdo en que momento exacto, o como, pero mi sueño cambio. Ahora me encontraba en el glorioso jardín de una gran casa donde se encontraban muchísimas mascotas, casi todas eran perros, mis animales favoritos.

Recorrí el lugar con mis ojos y estos se detuvieron en un perro conocido, mejor dicho perra, era ella era mi perra, la que había perdido hace unos años. Ella se acercó a mí y con su hocico movió mi mano en busca de mis caricias, yo comencé a derramar lágrimas, eran de felicidad, estaba con ella y era feliz, no sentía dolor, ni tristeza, ni enojo ni ninguno de esos sentimientos que había tenido en el sueño anterior. No quería despertarme, y nunca lo hice, había tenido, finalmente, mi encuentro personal con la muerte, a la cual recibí con los brazos abiertos, ya que iba a llevarme hacia el camino que siempre recorrer, el de la felicidad.

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