-¡KATTY! BAJA, FALTAN DIEZ PARA LAS SIETE -Grita mi madre.
Santa mierda.
Me levanto, me dirijo al baño y lavo mi rostro. Lo seco y corro hacia mi mesa de noche, tomo mi celular con el fin de corroborar la hora. 6:25. Qué gran mentira.
Me resigno. Alisto mi ropa y me baño; un baño de 10 minutos. Bajo, tomo un vaso de agua y le doy los buenos días a mi madre.
-Hey, Katty -llama mi atención.
-Mande -volteo hacia ella.
-Hay nuevos vecinos, ¿lo sabías?
¿Qué? ¿Cómo dices que dijiste?
-¿Eh? ¿Nuevos vecinos? ¿Cuándo?
-Hay un camión de mudanza al lado de nuestra casa, linda.
-Estoy castigada y no he salido, ¿recuerdas?
-No es mi culpa que hayas regresado tarde de una fiesta.
Río fuertemente.
-¡Basta! Se me hace tarde -sonrío.
Fui a estudiar a casa de Wilson, llegué tarde y desde entonces no he salido. No tengo ningún castigo, es que Katherine no es sociable. Qué desgracia.
Camino, la escuela queda a dos calles de mi casa. Mientras salgo observo a un chico salir de la casa de al lado. Sólo miro su espalda; trae puesta una camisa blanca y unos pantalones ajustados. Hace frío. Traigo un suéter negro y unos pantalones ajustados rojos. Bien, no tengo a nadie a quién impresionar.
Noto que alguien camina detrás de mí, y volteo. Es él. Mi vecino.
Tiene audífonos puestos, es realmente atractivo. Ojos verdes y rizos castaños. Vaya, qué bombón.
-Hola -sonrío, no esperé respuesta y seguí caminando-.
-Disculpa, -dijo inseguro, con una voz grave y profunda. Acento británico- ¿Sabes dónde queda NWA?
-Oh, claro. Es mi escuela. Podríamos ir juntos, si gustas.
-Uh...-parecía indeciso-. Si no es molestia.
Sonreí.
Caminamos una calle y llegamos: mi adorada escuela.
-Te dejo aquí. Lo que necesites, mi nombre es Katherine.
-Mi vecina -dijo en tono de afirmación, aunque fue una pregunta.
-Exacto. Gusto conocerte...-dejé un espacio para escuchar su nombre.
-Harry.
Qué mono.
Dije adiós y fui a la clase de literatura.
Las clases concurrieron normales hasta que llegó la hora de almorzar y me dirigí a la cafetería. Divisé a Melissa y me acerqué a su mesa, donde estaba Dylan Jones, mi mejor amigo. Ejem, nuestro mejor amigo.
-¡Wilson, Jones! -grité.
-¡White! -dijeron al unísono con una sonrisa.
Sonreí.
-¿Qué tal? -me senté.
-Hicieron otra vez esa cosa verde, especie de sopa, caldo, papilla... Todo a la vez -dijo Dylan con asco.
-Creo que no tengo hambre -dije de repente.
-Katherine sin hambre, ¡pidan todos un deseo! -gritó Melissa. Idiota.
Melissa, parte del equipo de porristas. Siempre que hay un partido ellas animan, así que tiene oportunidad de observar a Smith.
Yo no estoy interesada en nadie, además... Tiene más probabilidades de enamorar a alguien, y yo no me molesto en competir con ella.
-Tierra llamando a planeta Katherine. Planeta Katherine, ¿estás ahí?
Sacudí mi cabeza y reí.
-Planeta Katherine está alerta, ¿algo importante qué comunicar?
-Dyland está a punto de comer un asqueroso intento de comida.
Reí. "Dyland".
Dylan es lindo, es bastante lindo. Melissa y yo nos encargamos de espantar putas. Ese es nuestro oficio sin beneficio.
Él es sólo nuestro, aunque no en ese sentido. De todas formas, aléjense perras.
-Iré a tu casa, Katherine. Después de la escuela, ¿bien?
-Claro.
-Me uno -dijo Dylan.
-Bien.
La campana sonó y fui a mi casillero. En el camino, mientras caminaba mirando al piso, choqué con alguien. Harry.
-Hey, hola. ¿Qué tal el primer día?
-Bien -sonrió.
Vaya suerte.
-Vaya suerte.
-Supongo, eh... ¿Irás ya a tu casa?
-Supongo, ¿vienes?
-Claro.
Es callado.
Vaya mierda.
Le mandé un mensaje a Melissa, diciendo que nos veíamos allá. Obviamente le avisará a Dylan y no me preocupé.
-Así que... ¿Te gusta tu nueva casa?
Vaya pregunta más idiota, Kat.
-Sí, supongo.
Y, silencio, de nuevo.
Llegamos y me despedí de un beso en la mejilla. Él se tensó y mi curiosidad aumentó.
Al llegar, mis mejores amigos estaban al pie de la entrada de mi casa.
-Hey, a que son puntuales.
-Mono el tipo.
-¿Eh?
-Lo vimos todo, -dijo esta vez Dylan- la forma en que ambos se miran... ¿Sabes? Se gustan.
Já.
-Para información relevante de ambos, lo conocí esta mañana, hemos hablado dos veces solamente, y sólo de él sé su nombre -finalicé-, pasen, son bienvenidos.
Ambos voltearon los ojos, rieron y entraron.
Dios, tal para cuál.
Aunque, es mío.
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Katherine White.
Teen FictionKatherine White. Si había que escoger una palabra para describirla, sin duda sería determinada. Para ella siempre era lo que era, nunca intermedios.