"UNIONES QUIMICAS" ~ ONE SHOT HOT~

4.8K 53 1
                                    

Esta historia esta registrada en safe creative con el numero 1304224990215

“UNIONES QUÍMICAS” (ONE SHOT HOT)

El reloj marcaba las 6:30 am, era hora de empezar la rutina, otro nuevo día y otra vez llegaba tarde, eso de los “cinco minutos más” es algo que se me va de las manos.
Me cambié a los tropezones, la camisa estaba con la mitad de los botones abrochados, la corbata sin ajustar y solo llegue a colocarme bien mi pollera verde escocesa del uniforme, mis medias y zapatos.
Mi oscura melena color chocolate estaba un poco despeinada, así que la peiné un poco con mis dedos. Corrí al baño y lavé mi cara y maquillé un poco mis ojos. Luego, cojí un yogurt y me encamine a paso rápido al colegio. De camino desayuné y termine de arreglarme la ropa.
Por fin llegue… salvo que eran las 7:50. Recorrí el largo pasillo en busca de mi salón; ya en frente de la puerta tomé aire y entré…
Todas las miradas se posaron en mí, fue incómodo, incluso la de mi profesor de química, Diego, éste último me regaló una de sus sonrisas pícaras, que por cierto eran para morirse, invitándome a pasar. Me hizo un gesto con la mano en señal de que vaya a mi asiento.
La clase ya había empezado y el profesor fijó su mirada en mí y dijo:
-Señorita _____(TA) no es la primera vez que usted llega tarde a mis clases, si por lo menos pidiese la tarea no la estaría regañando en este momento- dijo cruzándose de brazos apoyado contra el escritorio- Veo que este es más del tercer llamado de atención hacia usted y me temo que me veo en la obligación de pedirle que se quede después de clases para charlar sobre su comportamiento y compensar las clases perdidas.
-Si profesor- dije apenada, muchos se burlaban… como siempre, pero esta es la primera vez que me hace quedar después de clases, que raro.
-De acuerdo… -Me hizo un guiño con su ojo verde y… aguarden, ¿me acaba de guiñar el ojo? Me quedé boquiabierta, vio mi reacción y se rió entre dientes- Prosigamos- dijo tornándose serio.
-El tema que les quería explicar antes de que _____(TA) nos interrumpiera es uniones químicas- me miró de reojo haciendo una pequeña mueca de satisfacción al ver mi cara roja de vergüenza.
Las clases transcurrieron tranquilas aunque por desgracia tuve cinco horas seguidas con él, Diego, y una que otra vez me decía algo para ponerme roja como un tomate. Mi profesor era perfecto, creo que más no lo podría ser, su amplia sonrisa dejaba ver unos dientes perfectos que combinaban con sus ojos claros como el agua, y su piel blanca, y para acompañar con semejante bombón, su pelo alborotado. Tendrá unos 27 años supongo, no lo sé, pero se ve muy joven por como viste, lleva unas camisas a cuadros y unas convers blancas, combinando con unos jeans ajustados, muchas veces oscuros que marcan a la perfección su trasero en forma de manzana.
Si me leyera la mente de seguro me castigaría de por vida!
Una voz reconocida me sacó de mis pensamientos- _____(TA) veo que se ha quedado
Me embobé tanto en mis pensamientos que no noté que todos mis compañeros se habían marchado.
-Emm… sí, debo pedirle disc…-No me dejó terminar, me observaba de pies a cabeza, sus ojos puestos en mi me hacían poner nerviosa. De repente se volteó encaminándose a la puerta, cerrándola con llave y guardando ésta en su escritorio.
-No me sirve que te disculpes así…-Lo dijo casi en un susurro. Se acercaba cada vez más, solo faltaban milímetros para que nuestras narices se rozaran. –Puedes compensarlo de otra forma- Posó su mano cerca de mi muslo y empezó a jugar con sus dedos sobre mi piel, estaba acariciándome, no iba a aguantarme por mucho tiempo.
Mi corazón latía con fuerza, me sudaban las manos, me quedé sin habla. Yo sabía perfectamente lo que estaba buscando y no era ninguna clase de “disculpas”, la verdad es que yo también lo quería, quería que en este preciso momento sea mío. 
-Vamos – me animó –Déjate llevar, esto quedará solo entre nosotros –Mientras decía esto se acercaba a mi cuello, al hablar, su aliento chocaba en él, lo que provocaba que se me erizara la piel.
No me salía palabra alguna –No deberíamos… y-yo soy solo su alumna y usted… -Tapó mi boca con su dedo índice
-Sh… eso ahora no importa. Sé que tú quieres lo mismo que yo. Dejemos que el momento se haga cargo.
Sin decir más me dejé llevar por el momento.
Tomó mi mano ayudándome a levantar de mi asiento; nos hundimos en una mirada diciéndonos todo sin decir nada. Me llevó contra la pared cerca del pizarrón, me había acorralado, y ahora era prisionera entre sus brazos, que estaban colocados a cada lado de mi cuerpo. Se acercó lentamente hacia la comisura de mis labios y plantó en él un pequeño beso, un beso que fue descendiendo hacia mi cuello. Hizo el recorrido en reversa hasta que llegó a mi boca. Me quería hacer sufrir, todavía no probaba sus labios.
Como si hubiese leído mi mente me besó apasionadamente, lleno de deseo y lujuria. Rodeó mi cintura con sus brazos acortando la poca distancia que teníamos. Lo agarré de la nuca en respuesta a su beso, lo cual provocó un pequeño gemido por parte de él.
Rápidamente me alzó de la cintura y me llevó a su escritorio, recostándome en él.
Yo veía como comenzaba a desajustarme la corbata mientras besaba mi cuello y lo succionaba con delicadeza dejando pequeñas marcas moradas tras su paso.
Mis manos tocaban su torso ya desnudo, su físico era voluptuoso. Lentamente comenzó a subirme la pollera dejándose ver mi ropa interior de encaje negro, me sonrojé cuando note que se mordía el labio inferior. Su mirada volvió a penetrar mis pupilas. Depositó suaves besos mojados en mi estómago haciendo un camino de besos hasta llegar a lo más íntimo que yo poseía. Sin pensarlo dos veces bajó mis bragas, traté de detenerlo pero fue en vano, introdujo su dedo índice dentro de mí, ese placer nunca antes sentido invadió por completo todo mi cuerpo; introdujo un segundo dedo, esta vez iba con más velocidad y haciendo movimientos circulares
-AAAhhh…-largué un gemido en satisfacción, me gustaba lo que estaba sintiendo. Eso que escuchó le gustó mucho y posó la mano que le quedaba libre en uno de mis pechos.
-Te gusta? –Preguntó mientras bajaba hasta mi feminidad.
-S-si…, SÍ –Le dije casi en un grito ahogado –Sigue, por favor.
Era maravilloso lo que estaba experimentando, sentía electricidad recorriendo cada parte de mi cuerpo, me estremecí al sentir que me estaba por correr, y justo en ese momento disminuyó la velocidad hasta dejar de estimularme, no sabía porque lo hizo hasta que me di cuenta que se estaba desabrochando el cinturón.
-Y-yo.. no –¿Qué haría ahora?¿Querrá que le devuelva el favor? Como decírselo, como decirle que yo nunca eh hecho algo así
-Si no quieres no te obligaré –respondiendo a mi pensamiento -Pero déjame terminar con lo que empecé- dijo casi suplicante.
Solo asentí con mi cabeza en aprobación. De inmediato me tomo por las caderas cambiándome de posición, quedé de espaldas a él, con mi pecho semidesnudo apoyado sobre el escritorio. Acarició mi espalda mientras le daba pequeños besos, me corrió el cabello de ella para apreciar mi espalda por completo.
-Me encantas –Solo eso bastó para que lo quiera ya, lo necesitaba.
Introdujo su gran miembro dentro de mí, miles de emociones indescriptibles vinieron a mí, la velocidad venía en aumento, jadeos provenientes de ambos se hacían escuchar por toda el aula, mis manos apretaban con fuerza el banco tratando de mantener mis piernas firmes, pero me resultaba casi imposible, era tanto el placer que aquella persona me hacía sentir que se me dificultaba mantenerme en pie.
Una brillante capa de sudor nos cubría, estábamos por terminar al mismo tiempo, lo sentía, lo notaba agotado así que tomé coraje y me giré quedando de frente a él, lo besé con fuerzas, para que sepa que él iba a ser mío ahora, ahora él iba a ser mi prisionero. Lo tomé por los hombros he hice que se recostara en todo el largo escritorio, me subí encima de él e introduje lo que ahora me pertenecía dentro de mí, puse ambas manos en su pecho y comencé a mover mis caderas lentamente hacia delante y atrás, el movimiento iba más rápido, y cada vez más. Comencé a brincar sobre él aumentando el placer, Diego tomaba mis pechos y los masajeaba al ritmo de mis movimientos. Ver su cara de satisfacción y saber que yo provoqué eso me gustó tanto que llegamos al orgasmo al mismo tiempo. Deposité un suave beso en su boca, esta vez era uno tierno y cálido. Como si hubiese un sentimiento oculto dentro nuestro pero que no lo diríamos por el simple hecho que solo éramos profesor y alumna.
No dijimos nada, solo nos cambiábamos y nos intercambiábamos miradas. Sacó la llave de su escritorio y abrió la puerta, como todo un caballero me dejó pasar primero. Ya en la puerta de la escuela, me iba a dar un beso en la comisura de los labios pero giré antes la cara y nos besamos como se debía. Fue un beso corto pero sincero.
Nos alejamos por lados opuestos.
De camino a casa iba recordando lo que minutos antes había pasado, y las preguntas llovían en mi mente ¿Qué pasará ahora? ¿Seguirá todo como siempre? Llegué a mi casa, por suerte todavía no habían llegado mis padres. Subí a mi cuarto y me rendí a la cama cayendo en un profundo sueño.
Al despertar miré mi teléfono y tenía un mensaje:
-Número desconocido: “Todavía tenemos que compensar las clases perdidas” D.

"UNIONES QUIMICAS" ~ ONE SHOT HOT~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora