TRES

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-"Y la princesa esperó al príncipe que nunca llegó", fin- miré por última vez durante esta mañana la cristalina agua del río.

Me levanté del apacible lugar donde estaba sentada, apoyándome en mi mano derecha, dando un salto y... Maldita sea, y que por inercia cayera el móvil al suelo, quedando a escasos centímetros del río. Lo recogí cuidadosamente, arreglandome el pelo tras la oreja y subiéndome el pantalón.

Para mi suerte, o para mi desgracia, no había vuelto a ver a aquellos chicos. Mirando hacia el suelo, contando mis pasos, uno, dos, tres...

Otra vez la maldita sensación de sentirse observada. Toqué mi cara a tientas, por si realmente tuviera algo, pero nada. Levanté la vista por puro reflejo, y encontré a aquel chico de ojos marrones. No se exactamente porque, pero me desilusioné al ver que no llevaba aquellas gafas de sol, aquellas que llevaba aquel chico.

Hice como si mirara la hora del móvil, ruborizada por aquella incómoda situación. Él, en cambio, parecía disfrutarla, como si, de alguna forma, aquello le hiciera feliz.

Al fin la salida, mi salvación, la calle que me llevaría a mi... En fin, a mi ahora horrible casa.

Árboles, más árboles, tierra, un gatito y casa!
Abrí la puerta con sumo cuidado, mi madre no sabía que había salido, así que si no se entera mejor.

Bueno, otro día será. Al primer paso dado, la figura esbelta de mi madre se materializa frente a mi. No está enfadada, eso se queda corto.

-Donde has estado?- poner sus delgados brazos sobre la cadera y fruncir el ceño, era lo que mejor sabia hacer esta mujer, además de los mejores sermones del barrio.
-Sabes que si frunces el ceño tanto, de mayor tendrás muchas arrugas?- señalé su entrecejo, con indiferencia- me refiero de más mayor, de vieja, por ejemplo- me expliqué con las manos.
-Sabes que estas castigada hasta que me apetezca?- otra vez, tocada y hundida, mi madre tenía ese poder.
-Estoy en vacaciones! No esperarás a que me quede encerrada en esta chabola sin agua siquiera!!
-A tu habitación, ahora- señaló un pequeño cuartito con la puerta cerrada.

Bufé y me fui hacia mi supuesta habitación, cerrando con un fuerte portazo. Había una pequeña ventana, y tenia unas vistas perfectas: la gran piscina a la derecha y montañas a la izquierda, con una mezcla espesa de árboles.

Piscina.

Mi nuevo destino.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2015 ⏰

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El chico del puente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora