-Prólogo-

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Ya han pasado quince años de aquel trágico día, que cambió mi vida para siempre. Aún me acuerdo cuando mi madre me decía: hija, en esta vida nada es para siempre. En este momento de mi vida le doy la razón.

Serían mediados de agosto. Yo tan sólo tenía 10 años. Sin que nadie me viera fui al parque de la estación, a unos minutos de mi casa. Un rato después cuando regresé a casa, me encontré a la policía en la puerta de mi casa. Me dijeron que mis padres habían tenido un accidente de coche y que murieran en el acto junto con mi hermano pequeño. Si yo no hubiese salido sin avisarles, ellos no hubieran ido a buscarme y no hubiesen chocado de frente con aquel camión...

A los pocos días me encontraba en un lugar lleno de niños de diferentes edades,que no tenían padres, un orfanato. Todo el mundo adoptaba a niños pequeños, yo estuve allí hasta los dieciocho, cuando decidieron que ya me las podía arreglar sola.

Pasé dos años viviendo de la generosidad de la gente, que de vez en cuando me daba limosnas.

Un día una señora se compareció de mi. Me dio techo, comida, ropa y me ayudó a pagar la universidad. Gracias a ella, yo tengo trabajo, y se puede decir que llevo una vida más o menos decente. Vivo con ella, y le ayudo con sus gastos. A pesar de todo esto, cada noche tengo pesadillas con aquel día. Mi psiquiatra dijo que poco a poco se irían pero de momento no fue así.

La sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora