Final.

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Se escuchan pasos firmes, rápidos, impacientes hacia la habitación 12.

- ¡France!

- Keegan.

No hay más que el silencio fugaz de un abrazo duradero y un beso sin aire.

- Siempre te gustó hacerme sufrir ¿Verdad?

- De tus preocupaciones vivo.

- Te amo, France.

- También te amo, Keegan.

- Desde la torre

- ida y vuelta

- hasta tu corazón.

- Para siempre.

Y entre caricias y corazones latiendo nuevamente, ambos jóvenes pudieron reconstruir aquel amor de París, que dicen, es gigante y para siempre, como la tour Eiffel.


FIN.

quiero el primero al que llames cuando no estés ebriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora