Capítulo 20 Primas y cigarrillos.

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Hannah se decidió por quedarse el resto de la fiesta con Ted. Se dio cuenta de que no era nada como su hermana, tenían más cosas en común de lo que podría haber llegado a imaginar. Hablaron un poco de todo, y Hannah, que era fan de hablar y contar su vida, no paró de contar historias divertid de sus viajes. 

Alrededor de las ocho Eric llamó nuevamente a su hermana y acordaron que el pasaría a recogerla en su coche. Veinte minutos después de aquello le mando un mensaje diciéndole que había llegado, y que la esperaba fuera.

Se despidió de todos y le dio un abrazo a Mia.

-Adiós linda.- le dijo Ana cuando se estaban despidiendo.- A ver si vienes por aquí más seguido, que se ve que te has llevado bien con Teddy.

-Pues sí me invitan yo encantada.

Pero cuando se acercó a despedirse de Ava, esta solo la miro con cara de pocos amigos y se dio la vuelta. «Pero que desagradable por Dios!» pensó Hannah.

Ted se ofreció a llevarla hasta la puerta.

-Pues me lo he pasado muy bien. Eres más agradable de lo que pareces.-le comentó el chico con una sonrisa en los labios.

-Gracias, es el cumplido más lindo que me han hecho nunca.

Los dos soltaron una carcajada. Hannah se acercó para darle dos besos y cuando tenía la boca cerca de su oído murmuro.

-Hijo, tú te ves muy inteligente. Fumar mata.

A continuación se separó de él, abrió la puerta y salió dejando a Ted completamente sorprendido. No se explicaba como esa chica, que no conocía de nada, y con la que solo había hablado cinco horas se había dado cuenta de ello. Ni su misma madre lo había notado.

Al llegar al coche de su hermano, este bajo de él y le abrió la puerta.

-Y bien. ¿Qué tal ha ido todo?-le preguntó una vez dentro.

-Pues muy bien. Muy bien.

Se la veía feliz. Esto le dio ciertas esperanzas a Eric.

-Veo que por fin te has entendido con Phoebe.

Hannah soltó una risotada muy sonora.

-¡Qué va! Si tu novia es una petarda...

-Que no es mi novia.-la corrigió su hermano.

-Sí sí, como tú digas. Pero cuando llegué estuve hablando con ella y con su prima, nada de mi agro, todo mejoró hasta que empecé a hablar con su hermano.

Eric solo volteó a verla con unos ojos como platos.

-¿Su hermano? Y no le habrás dicho nada sobre mí ¡¿cierto?!

-Tranquilo hermano mío.- le consoló mientras le daba unas palmaditas en el hombro.- Que tonta no soy. Aunque se veo muy buena persona, no creo que le importase si te tiras a su hermana o no.

En cuanto llegaron, su hermana corrió dentro de la casa y Eric solo se quedó en el auto. Alucinado por los comentarios de su hermana. «¡Dios mío! Cada vez es más bocazas. ¿Qué clase de monstruo hemos creado?» se cuestionó divertido.




Zimmerman GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora