Rota

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Después de lo que pasó en casa de Ahsley, no la volví a ver. Estaba tratando de ser lo más distante posible, no quería verla, no quería volver a verlo a él.

Después de unas semanas, llego a mi apartamento cansada, exhausta de tanto estrés en la universidad. Al abrir la puerta, lo veo a él, sentado en el sillón de la pequeña sala, con una bebida en sus manos.

Me miraba de una manera horrorosa, en su mirada sólo podía observar malicia, odio... no se, en sí, porque me odiaba tanto, si él, solo me había destrozado la vida, por completo.

Él, era de esas personas, que odian y desprecian si razón, a las, que les gusta hacer daño sólo por ver sufrir al otro, de esas personas que son felices, con la desgracia del otro. Ese, era el.

Cierro la puerta conmigo y hablo asustada; — ¿Qué haces aquí?.

Mis palabras salen más seguras de lo que esperaba, pero sin que el miedo se fuera de estas. Me sonríe malicioso, y doy un paso atrás.

— Hoy, querida Luisa he venido a visitarte. — Mis ojos se abren con sorpresa. — ¿No te parece increíble?.

Me quedo intacta, no puedo moverme, el miedo que siento es tan grande, que mi cuerpo no reacciona, no se mueve. Mi miedo aumenta, bajo la mirada, no quiero que el observé todo el miedo que ahora siento por él.

— Mirame.

Toma bruscamente mi barbilla con una de sus manos, obligándome a mirarlo. Mis ojos están llenos de lágrimas, en estos sólo se refleja miedo.

— Hoy será una noche muy interesante.

Inmediatamente siento como todo en mi se desploma, entiendo el doble sentido de sus últimas palabras.

Entonces, empiezo a llorar.

—No seas débil, no llores, no te haré nada mala. — Acaricia mi pelo.

Otra vez, vuelvo a mirar al suelo, no quiero verlo, quiero que sea un sueño, pero no es así.

— ¡¿No te dije que me mires?!. — Me grita. — ¡Contestame!.

Sus gritos suenan en todo el departamento, temblando, levanto la cabeza y lo miro, mi mejillas están llenas de lágrimas.

— Te iba a tratar bien, pero fuiste muy malcriada y las niñas malas tienen un castigo.

Una sonrisa se forma en sus labios, se acerca a mi rostro para besarme, obligándome, no correspondo al beso, no puedo, ni quiero hacerlo. Me siento sucia, herida.

Después de besar mi boca, besa mi cuello, dejando pequeñas marcas en este. Yo sólo cierro los ojos llorando cada vez más, está sensación es peor que la experimenté durante todos estos años, me sentía más miserable, sucia, vacía, usada.

Después de tocarme todo el cuerpo con la ropa puesta. Se desespero y arrancó mi camisa, lo mismo hizo con mi brasiel, dejando una parte íntima de mi cuerpo al descubierto. Tocando cada parte de esta a su antojo, usandome, matandome con cada toque, dándole menos sentido a mi vida, destruyendo cada parte de mí ser cada segundo.

Yo sólo seguía ahí parada, sin moverme un solo sentimetro. Sintiendo como él me tocaba descaradamente, como me usaba, como me hacia más infeliz cada segundo.

Se deshizo del resto de mi ropa con desesperación, y me tuvo, me rompió, solté un grito ahogado, seguía continuando con dureza, lo más fuerte que podía, mientras a mí, me destruirá más y más. No podía parar de llorar, lo único que quería en este momento era morir, tal vez, así tenía paz.

Y entonces, lo volvió a hacer y acabó conmigo por completo, destruyendo cada parte de mí ser.

Cuando estuvo satisfecho, se fue y ahí me quedé, sola, llorando desduna en un rincón, sintiéndome más miserable cada segundo que pasaba. Él, me había destrozado más de lo que ya estaba, había acabado con mi vida, con mi felicidad. Me había quitado todo, absolutamente todo.

No se cuanto tiempo a pasado, solo se, que no quiero salir, sólo quiero estar sola y, que la soledad sea mi única aliada.

Tocan la puerta de mi departamento y hago caso omiso, todo me duele y no quiero abrir, no quiero ver a nadie.

Los toques en la puerta se hacen más sonoros e insistente, pero, no prestó atención.

— ¡Luisa! ¡¿Estás ahí?!. — La voz de Ashley suena desesperada.

No puedo, continuó llorando, no e parado de llorar desde aquella noche y no lo hago, pero Ahsley sigue insistiendo.

— ¡Luisa! ¡abre la puerta!. — Girta. — ¡La voy a tumbar!.

Después de unos minutos la puerta se tumba y entrar un sinnúmero de policías seguidos de Ashley, está me busca por todos lados hasta que me ve, se sorprende y corre a donde estoy.

— ¡Joder Luisa! ¿fue el?. — Bajo la mirada.

— ¡Mira como te dejo!. — Se aleja de un minuto.

Cuando llega me arropa con una manta que trae y se da cuenta de todo y, yo empiezo a llorar otra vez. Ella me abraza, transmitiendome una increíble paz, tranquilidad.

— ¿Ahora sí me diras quien es?.

Silencio [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora