୭💍ৎ ࣪ ׅ ── Uno

41 9 7
                                        

Rubius.

Miro aburrido a la gente de mi alrededor, teniendo uno de esos vasos rojos de plástico en la mano con jugo. Mis padres no toleran el alcohol –mentira, todos los demás podían tomarlo, menos yo–. La fiesta es por su aniversario, invitaron a pocos familiares. Se volvieron muy discretos cuando se trata de fiestas (y parejas).

—¡Rubén Doblas, levántate! No puedes quedarte ahí sentado como un ermitaño mientras todos disfrutamos la fiesta — mamá pasa por mi lado, una de sus manos sosteniendo una pila de platos y la otra en su cintura, regañándome.

—¡Ya la oíste, Rubén! —es papá el siguiente en pasar por mi lado. Sonriente. Su cabello castaño peinado hacia atrás, ojos morados y la barba afeitada, marcando su mandíbula y realzando sus facciones. Lo castaño claramente se sabe de donde lo heredé. Los ojos verdes, por parte de mamá.

Luego de terminar mi universidad hace tres años, papá volvió, trayendo esa actitud vacilante y mezquina. Mamá le dio una segunda oportunidad (típico), sin imaginarme que desde ahí está familia volvería a tener fachadas y máscaras de falsedad.

Venía de visita solo yo en raras ocasiones, debido a que Quackity no soporta a mi padre y yo tampoco. Mamá empezó a hablar mal de Alex, alegando que Samuel es una mejor opción. Ni siquiera lo volví a ver luego de mi universidad. Los únicos con los que sigo manteniendo contacto son con Mangel y Quackity. Ha de saber que pasó del resto de los chicos.

Pero la idea de que Samuel era una mejor opción fue lavado de cerebro por parte de papá, quién es mejor amigo de los padres de Samuel. Ya casi no usaba los apodos que usábamos desde niños. Mi memoria empeoró desde que trabajo como arquitecto, odio mi puta vida. Quiero escapar y abandonar todo.

«¿Eso incluía a Quackity...? No.»

De mala gana me levanté de la silla. El salón estaba lleno de gente. Había tomado un lugar frente a la mesa de aparetivos y al lado de la entrada a la cocina. Podré haber madurado pero sigo teniendo mis mañas.

Repaso la habitación y no había ni un rostro conocido. Metí las manos en mi sudadera naranja y me dispuse a caminar, evitando chocar con la gentuza. Creo que eran alrededor de... ¿23 invitados? Y eso que la fiesta apenas empieza.

Me dirijo a las escaleras que quedan cerca de la recepción. Agradezco que mi madre sea demasiado dramática y melancólica, porqué no ha tocado nada en mi antigua habitación, ni siquiera cambio de lugar ninguna cosa. A lo máximo limpia. Dice que para ser su primer hijo y primer aprendizaje como madre, le he dejado una enorme huella en el alma. Como Spreen.

Y hablando de Spreen.

La puerta principal se abre muy lentamente. El cuerpo alto y delgado de mi hermano menor se asoma. Su cabello negro con ondas en las puntas siempre despeinado, lentes de sol que tapan la herencia de papá; unos oscuros ojos similares a la obsidiana.

—Me sorprende que hayas llegado temprano —murmura burlón. Sus labios estirándose a un lado, dejando ver un largo y filoso colmillo. A juzgar por su expresión, le parece divertido que esté aquí.

Spreen tampoco es alguien que soporte a mi padre. Ni siquiera es discreto con sus indirectas. Recordándole que nos abandonó y volvió hace tres años. Acompañándome a mi graduación. Internamente me reí del desprecio que mostró Spreen aquel día.

Somos una mezcla de los rasgos de nuestros padres.
Mamá, una pelinegra de ojos verdes y descendiendo de una híbrida familia de osos. Papá, un castaño de ojos negros. Un humano común y corriente, con nacionalidad argentina.

—¿Y tú? —cuestiono con el tono vacilante, sonando falsamente sorprendido, acercándome a pasar un brazo por su hombro. Algo no tan formal, pero tampoco tan cercano. Odia el contacto físico—, llegando tarde como siempre, ya se acabaron las salchipapas —comento palmeando su hombro y separándome.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¡𝐑𝐔𝐁𝐈𝐔𝐒 𝐒𝐄 𝐂𝐀𝐒𝐀𝐑Á!┊𝗿𝘂𝗯𝗰𝗸𝗶𝘁𝘆 • ʟɪʙʀᴏ 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora