DESTINO

Capítulo 19: Amigos

Ryu:

-Iba recorriendo el castillo de Natsuki junto a mis padres y los reyes de ese reino, en ese momento caminábamos por el hermoso jardín, el cual contenía una preciosa fuente, sentado en ella se encontraba un niño de apariencia frágil de cabello negro largo y ojos rojos que manipulaba el agua como quería, aquel niño inocente era nada más ni nada menos que el rey Tsubasa Kaoru, y en nuestra primera vida fue conocido como el Príncipe Tsubaki, alguien muy temido por su fuerza y su habilidad a la hora de matar.

La primera vez que me acerque a aquel niño fue por curiosidad, alguien tan pequeño que ya podía manejar el agua a su antojo se merecía mi admiración.

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-Hola, me llamo Ryu ¿y tú? –le pregunte al niño que rápidamente se volteo sorprendido a verme, dejando el agua en la fuente.

-Ho...la...me... llamo Tsu...ba...sa, mucho gusto –dijo el niño sonrojándose, era bastante tierno.

-wow, tu poder es impresionante, puedes volver hacerlo –dije sonriéndole

-¿no crees que es raro? –dijo el niño sorprendido.

-¿raro? Para nada eres increíble Tsu –dije mientras veía que Tsu sonreía, esa fue la primera sonrisa que él me dio. A partir de ese día fuimos los mejores amigos y éramos inseparables, hasta el día en el que volví a mi castillo.

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- Aunque regrese a mi castillo seguía en contacto con Tsu, pasaba el tiempo, seguíamos creciendo y le fui tomando cada vez más cariño, mientras yo me volvía más frio, él era más... como decirlo... más brillante, todo continuo normal hasta que me dijeron que estaba comprometido con la princesa Aimi, los rumores decían que era muy hermosa y era cierto, pero el día que me anunciaron el compromiso también me dijeron algo más.

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-Ryu, conocerás a la princesa en el castillo del bosque, en el cual vivirás por un tiempo junto al príncipe de Natsuki. –dijo mi padre

-¿Tsu también va a estar ahí? –pregunte emocionado.

-sí, pero hay algo que quiero que sepas, nadie más puede enterarse por eso solo lo diré una vez, así que presta atención –dijo mi padre serio.

-Sí

-como sabes la guerra está a punto de iniciar y nosotros no tenemos poderes como el reino de Natsuki, el oráculo muestran que los países con los que nos enfrentaremos tienen poderes asombrosos y terminaremos siendo derrotados, también arrasaran con el reino de Natsuki, por ello crearemos una alianza ya que también nos dijeron que puede haber una salvación. Existe una leyenda sobre un poder extraordinario, el cual para despertarlo por completo debemos hacer un sacrificio con aquella persona que lo posea, esa persona morirá y habrá otra que ocupara ese poder para ganar la guerra y traerá la paz a nuestras naciones –narro mi padre con voz neutral.

-¿saben quiénes son esas personas, las que tienen esos poderes? –pregunte

-la persona que nos traerá la paz es la princesa Aimi, tu prometida y la persona que será nuestro sacrificio para esa paz es el príncipe Tsubasa del reino Natsuki –cuando dijo mi padre el nombre de Tsu mi sangre se congelo y creo que mi corazón se detuvo, mi inocente amigo, aquel niño que yo cuide cuando se enfermaba y que lloraba cuando entraba a una habitación cerrada, aquel que amaba como a mi propio hermano.

-¿por qué Tsu tiene que morir?, él no ha hecho nada malo –dije alterado

-no ha hecho nada malo, pero tiene que hacerlo por el bien de muchas personas, tú un día te convertirás en Rey debes entender que es mejor sacrificar a una persona que a toda tu nación –dijo mi padre con severidad. - el castillo del bosque se creó con la única finalidad de servir como un tipo de altar para el sacrificio, en ese lugar será la tumba del príncipe.

-entiendo –dije para después retirarme.

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-Después de esa plática llegó Tsu y empecé a cuidarlo más, poco tiempo después conocí a la princesa y a pesar de que era hermosa y no tenía ningún motivo la empecé a odiar y despreciar por el simple hecho que ella viviría y Tsu no. Cuando tome la decisión de invertir a la princesa y a Tsu, ella moriría y él viviría, hice su vida miserable, todo el tiempo que pasamos solos nosotros tres y a su vez hice miserable la vida de quien quería proteger y la mía también, todo se volvió obscuridad en mi vida y lo único que la iluminaba eran las pocas sonrisas que aún me regalaba Tsu, fue lo único que me permitía seguir viviendo, hasta el día en el que esa tragedia sucedió.

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-aléjate de Aimi, Ryu, no tienes por qué creer en una tonta historia, si necesitas el poder ocúpame como tu arma, por favor –me suplicaba Tsu.

-demasiado tarde Tsu –dije sacando la espada del cuerpo de la princesa y dejando caer el cuerpo sin vida.

-Por qué Ryu, yo también tengo poderes entonces por qué... -me decía Tsu mientras lloraba.

-era por el bien de nuestras naciones –dije, de pronto note que Tsu se levantaba e invocaba su espada, no supe como pero ya estaba peleando con él, sus intenciones eran claras, quería matarme, pero había algo mal en él, su poder se incrementó, supongo que fue porque absorbió el poder de Aimi, aunque  las cosas no salieron como se había planeado. Cuando por fin Tsu se controló yo estaba en el suelo muriendo.

-Ryu, por favor no te vayas –lloraba Tsu mientras me abrazaba.

-Lo siento, mi niño, pero creo que cometí muchos errores, sabes yo solo quería que tu fueras feliz, si era necesario matarla lo haría... eso fue lo que prometía cada vez que  veía tus dulces sonrisas. Lamento hacerte sufrir. –dije mientras acariciaba su mejilla y me dejaba llevar por el dios de la muerte.

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-Así fue como todo acabo, esa fue nuestra triste historia Aimi, si tan solo nunca nos hubiéramos conocido, créeme que nada hubiera pasado de esta manera.

-ahora que ya conoces la verdad, puedes odiarme Aimi –dijo Kaoru mientras caminaba en medio de los dos –si gustan ambos pueden dar final a mi horrible vida –dijo y un golpe resonó en el cuarto... la espada de Kaoru quedo en el suelo enfrente de Aimi –tómala, con ello da fin a toda nuestra cadena de odio entre los tres –dijo nuevamente.

-no te odio Kaoru, nunca podría odiarte y no necesitamos que alguno muera para que la historia cambie –dijo Aimi caminando hacia Kaoru.

-te equivocas Aimi –dijo él llorando –ya no hay manera, si no lo hacen ustedes lo hará la orden, si eso ocurre no habrá fin.

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