Ciencias sociales

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Durante el resto de las clases de la mañana, ByungHun se sintió algo inquieto. Oía susurros a su alrededor, y no creía que se equivocara mucho pensando en que algo tenían que ver con él. Sentía miradas de soslayo, risitas apagadas, y algún que otro dedo acusador oculto. Sin embargo, llegó el final del día y se dirigió a la parada de autobús con paso rápido. Había una hora hasta su casa debido al cambio de instituto. Tenía ganas de llegar y pasar la tarde con sus colegas jugando futbol o Videojuegos. No cambiaría a Daniel, Ricky y C.A.P ni por una súper mamada de varias horas. Bueno, quizás por un revolcón con aquel chico de ojos negros -que emanaba heterosexualidad por todos sus músculos -, pensaría en cambiar a Niel cuando rayaba contando cómo se tiraba a una y otra cada fin de semana. Ricky también era gay. A Daniel y C.A.P les gustaba llamarlos "los amantes", pero nada más lejos de la realidad. A Ricky lo conocía desde pequeño. Curiosamente, fue uno de aquellos niños que se estuvieron bañando en el lago cuando ByungHun descubrió que le gustaba más una buena anaconda que una ostra con premio dentro. Pero por alguna razón, siempre consideró a su amigo como... eso, su amigo. Niel y CAP entraron en su vida más tarde, justo cuando se cambió de instituto por primera vez. A todos les gustaba el futbol y eso fue lo que hizo que su amistad cuajara, sin importar si te gustaba más dar o recibir, o ambas. - ¿Cómo fue tu primer día? ¿Has hecho ya amigos rompiendo algunos culos? - El doble sentido que Daniel le daba a casi todos sus comentarios cuando quería molestar a ByungHun ya lo tenía escarmentado. - Sí, pero esta vez he sido niño bueno y he guardado la última ronda para ti - Contestó ByungHun quitándole el balón y anotando desde la media cancha. - ¿Dónde está "tu amante"? - Ese era CAP, sentado en las gradas situado al lado de la cancha de futbol, donde dos veces por semana se reunían para jugar, atándose los cordones de sus zapatillas de deporte. - ¡Aquí estoy! - Ricky corría ligero hacia ellos listo para el juego. -Venga, empecemos de una vez. A ver si después me da tiempo y voy al centro comercial que tengo que hacer algunas compras - Dijo ByungHun mientras se estiraba preparándose para el partido. -Oye, ¿cómo estuvo tu día? ¿Algo interesante? ByungHun sabía perfectamente lo que por interesante definía Ricky: chico follable, a ser posible grande y machote. Así le gustaban a su amigo. Él era más "del recibir". -Tanteando el terreno -contestó con un ligero encogimiento de hombros. -No tantees tanto y trabaja sobre él, que como sigas con los tanteos el terreno se seca, como estás tú: seco, a dos velas desde... ¿hace cuánto? ¿Tres meses? -Ricky rió, levantando los dedos y contando hasta tres. -Cállate ya, cabrón, y vamos a jugar. A la mañana siguiente, aquel picor en su nuca con el que se fue del instituto el día anterior era más palpable aún. Las tímidas miradas hacia él se hacían más numerosas, al igual que los cuchicheos. Se sentó en el mismo lugar y sacó sus libros. - ¿Perdona? ¿No te importa que me siente contigo? Olvidé el libro de mates en casa y... bueno... si no te molesta... ByungHun levantó su mirada hacia el muchacho que le hablaba: rubio, de pelo corto y menudo. Unos ojos color chocolate lo observaban expectantes esperando su respuesta con algo de miedo. - ¡Claro! ¡Por supuesto! Siéntate - Contestó ByungHun haciendo un hueco en el banco para que el chico se acomodara. -Gracias, soy Jimin - Dijo el muchacho extendiendo su mano hacia ByungHun. -ByungHun, mmm... mejor L.Joe -se presentó estrechando la de Jimin. - ¿Qué te parece por ahora tu nueva "cárcel"? - Preguntó Jimin mostrando una perfecta sonrisa de dientes blancos. -Tanteando el terreno. - ByungHun rió para sí mismo por su propia contestación. -Bueno, no creo que sea muy diferente a otros institutos, a pesar de lo que hayas oído sobre lo que se cuece aquí dentro. ByungHun sólo le sonrió cuando el profesor de matemáticas entró. Durante la clase, compartieron el libro e hicieron juntos los ejercicios que el maestro mandaba. Por lo menos en su segundo día ya hablaba con alguien. Eso había sido mejor que en los otros centros, que al tercer día, sin haber cruzado palabra con nadie, lo que sí había hecho fue cruzar puños. Al término de la clase, mientras llegaba el otro profesor, Dani observó que algunos alumnos les echaban miradas expiatorias a ambos. -Esto... Jimin... ¿hay alguna razón por la que deba sentirme tan observado? ¿No llevo la ropa adecuada o es que no les gustan los nuevos? -Pues... - Baekhyun soltó una ligera sonrisa dejando ver cautela y un poco de comprensión-. Es que... hay un rumor... de... ti... - ¡Vaya! ¿El rumor dice que si te acercas te como o algo así? -preguntó ByungHun sonriendo ligeramente - No... sólo dice... la razón por la que estás aquí. - Jimim bajó su mirada hacia sus manos en su regazo. - ¿Y ese rumor se basa en....? - Dijo ByungHun con una mirada exasperada, haciendo un ademán con la mano instando a Jimin a seguir. - Que... que te han echado de otros institutos porque eres mari... eh, gay y pegaste a otros chicos por meterse contigo. - ByungHun lo miró por unos segundos fijamente, observándolo como él solía hacerlo. Luego soltó un suspiro que sonó más engreído que otra cosa y negó con su cabeza rodando los ojos. El chico continuó-: Es que... aquí... al pasado y lo que es cada uno se le da mucha importancia. Es como... no sé... ver si puedes encajar y dónde. - ¿Te refieres a si debo encajar en el grupo de los tontos, de los chulos o los chupapollas? -Quizás el tono que utilizó ByungHun fue más severo de lo que pretendía. Al fin y al cabo, aquel escuálido muchacho no había dicho nada que no fuera cierto. - Si... bueno... algo así -murmuró Jimin cabizbajo. - Y dime, Jimin... ¿en qué grupo encajas tú? El chico levantó su cabeza, mirándolo en silencio durante unos segundos antes de contestar: -En el de los chupapollas. Al escuchar aquello, ByungHun no pudo reprimir una gran sonrisa en su cara. Su gay-radar nunca fallaba. Definitivamente, había hecho un nuevo amigo. A la hora del recreo, se sentó en una mesa de la cafetería junto a Jimin para tomar el desayuno. Aquel niño era interesante; sonreía mucho y ByungHun podía jurar que había descubierto hacía poco que le iban las pollas. Vamos, que el niño era virgen. Lo rodeaba un aura de inocencia y no sabía por qué, pero aquello instaba a ByungHun a... ¿protegerlo? No estaba seguro, pero se sentía a gusto con Jimin. De repente, mientras terminaba su café, sintió que el murmullo que hasta entonces había vagado por la cafetería disminuyó ligeramente. Extrañado, ByungHun miró hacia la puerta, y flanqueando ésta se encontraba el chico de labios finos con dos tipos a ambos lados, a los cuales sólo les faltaba tener el letrero de "matones" escrito en la frente. ChanHee entró seguido por los otros dos como perros falderos y se sentó en una mesa que estaba vacía junto a la barra de la cafetería. A ByungHun le pareció extraño que aún siguiera sin gente aquella mesa, ya que había muchos estudiantes de pie. Jimin giró su cabeza hacia donde miraba ByungHun, y éste pudo ver un pequeño estremecimiento apoderarse del cuerpo del joven. - ¿Quién es? -dijo sin apartar la mirada del chico que, cada vez que lo veía, a ByungHun se le antojaba que estaba más bueno. - ChunJi -contestó Jimin en un susurro volviéndose hacia ByungHun. Casi diría que dijo aquel nombre con una cautela extrema. - ¿Algún rumor acerca de él? - Preguntó con una sonrisa petulante incluso para él mismo. - Digamos que el grupo al que nosotros pertenecemos y el suyo no se llevan bien. - ¿No te habrán hecho daño verdad? - « ¡Coño! Ese sentimiento protector otra vez». - No... no físico... es que... L.Joe, a ellos no se les toca, bueno, a él. Una vez, un chico le dijo que se metiera su chulería por dónde le cupiese. Al salir de clase, sin siquiera importarle quién pudiera estar viendo, lo estampó contra la pared y en menos de diez segundos le había roto la nariz y partido el labio. Le dijo que como volviera a meterse en su camino, el siguiente sería su hermano. Eso es otra cosa que él tiene. No sé cómo lo hace, pero sabe de la vida de cada una de las personas de aquí dentro. L.Joe volvió a mirar a ChunJi. Desde luego lo gánster le salía por los cuatro costados. Sentado en una silla, con el codo apoyado en el respaldo, la otra mano sujetando un café sobre la mesa, y sus pies cruzados uno sobre otro sobre la silla justo enfrente suyo. Sin esperarlo, ByungHun se vio atrapado en la inmensa oscuridad de aquellos ojos cuando ChanHee giró su cabeza hacia él. Y ahí estaba otra vez: aquella profunda mirada, aquel "te estoy observando, tanteando". Cinco segundos... cinco segundos de sostener sus miradas sin apartarse, sin ceder el uno al otro, hasta que la campana del fin del recreo los hizo volver a sus clases. ByungHun se despidió de Jimin diciéndole que si algún día quería, podía venir a echarse un partido de futbol con los suyos. A Jimin no le apasionaba aquel deporte, pero contestó que alguna tarde se pasaría. Al día siguiente, Jimin fue a sentarse directamente junto a L.Joe, lo cual éste agradeció bastante, ya que era el único estudiante que había hablado con él en los tres días que llevaba en su nuevo "hogar". A la hora del recreo, iban camino de la cafetería cuando tropezó con el pequeño cuerpo de Jimin que sólo lo cubría hasta su mentón. - Jimin, ¿pero qué...? - ByungHun dejó de hablar. Uno de los matones de ChunJi estaba apoyado sobre la pared junto a la puerta de la cafetería, con un cigarro en una de sus manos y la otra apoyada en el pequeño pecho de Jimin, impidiéndole el paso hacia adentro. L.Joe levantó una ceja, primero con asombro, para luego mostrar una cara de "¿Qué carajos te crees que estás haciendo?". El matón número dos, justo al lado del número uno, preguntó con un deje de voz tan dominante que ByungHun se imaginó todas aquellas sesiones que su amigo Ricky le había contado de cómo ser un buen sumiso si un buen Dom te acompañaba: - ¿A dónde te crees que vas, hadita? « ¿Hadita? ¡¿HADITA?! ¿Pero de qué carajos va este pendejo?». - Necesitamos unos cuantos wones para el desayuno, cielito - Escupió el matón número uno, aun sosteniendo su mano en el pecho de Jimin. - Yo... sólo tengo... para mí - Dijo el chico con la voz más temblorosa que ByungHun creyó escuchar jamás. - Jimin, Jimim, Jimin - Se burló el matón número dos con aquella voz de ultratumba -. ¿Es que no aprendes, enano? « ¡Bueno! ¡Esto ya es el colmo! ». - A ver, Goyle - Dijo ByungHun cogiendo fuertemente la mano del matón que sostenía a ByungHun y apartándola de un tirón - Si no tienes dinero te lo sacas del culo, o que te lo dé tu mamita, y si no, se lo pides aquí a Crabbe. ByungHun estaba entrando en su modo pit-bull, pues a pesar de que no habían utilizado aquellas palabras que más encendían a L.Joe a la hora de los insultos gratuitos hacia los gais, estos nuevos términos bien podría incluirlos en su diccionario anti-tarados homófobos. Al segundo siguiente de decir aquello, Jimin se petrificó en el lugar y los dos matones se irguieron en su totalidad. La verdad, no es que fueran más grandes que ByungHun, ni tampoco sería la primera vez que se enfrentara a dos tipos. - ¿Qué pasa, maricón? ¿Eres su novio o qué? - Preguntó Goyle despectivamente, haciendo que Crabbe le siguiera con una risa maquiavélica. ¡Crash! Eso fue lo que se escuchó antes de que un silencio ensordecedor se incrustara en la cafetería y fuera de ella. Goyle levantó su mirada con la nariz sangrando y probablemente rota. - ¡MALDITO CHUPAPOLLAS! - Gritó Crabbe lazando su puño hacia ByungHun. Éste lo esquivó y hundió el suyo en los abdominales del chico, haciendo que se doblara debido al dolor. Goyle cogió a ByungHun del cuello con intención de estamparle la cara en la pared, pero ByungHun fue rápido y se volvió pegándole un rodillazo en la ingle, que, al igual que su amigo, se dobló y cayó al suelo con el dolor escrito es su cara. El silencio seguía envolviéndolos. Jimin se había apartado mirando con ojos como platos la escena. Varios estudiantes habían salido a la puerta de la cafetería para ver lo que allí sucedía. Algunos murmullos comenzaron pero duraron poco, ya que bajando lentamente por las escaleras de al lado de la cafetería, una presencia que emanaba rabia y poder se situó justo enfrente de ellos. - ChunJi... -susurró Jimin apenas audible, mientras pasaba por su cara un arcoíris de colores que terminó en un blanco pajizo. Lo que se presentaba ante ChunJi era inaudito. Sus dos amigos, Yongguk y Himchan, tirados en el suelo, muertos de dolor. El pequeño sarasa estaba apoyado en la pared, más blanco que la cal, y aquel chico... aquel que se había atrevido a sostenerle la mirada... aquel... maricón. Lo miró fijamente, más profundo y exhaustivo que las dos veces anteriores. El cabrón seguía sin apartar la mirada. Con una voz que ByungHun sintió cómo le entraba por los oídos y se iba desplazando como un rayo por todas las terminaciones nerviosas de las que un cuerpo humano constaba, ChunJi dijo: - ¿Quién coño te crees que eres... Puto. Maricón. De. Mierda? Shock. Ese fue el primer sentimiento que capturó L.Joe tras aquella pregunta. Shock por cómo aquella voz, oscura, gutural -y que le hizo un clic en sus bolas-, le dejó casi tan petrificado como a Jimin varios minutos atrás. Shock por cómo aquella mirada se metía tan dentro de él, acompañando el recorrido que la voz hizo por todo su cuerpo. Y shock porque, por mucho que aquel chico despertara en él unas sensaciones que ni ByungHun sabía cómo catalogar, al fin y al cabo, acababa de pronunciar esas cuatro palabras non gratas para su persona. Todo aquel que había osado referirse a ByungHun con aquella frase había acabado en el hospital con varios huesos rotos. No supo por qué esta vez fue diferente. No supo por qué, en lugar de estar preparando sus nudillos para romperle la cara al tipo, se acercaba lentamente, paso a paso hacía él. Una vez enfrente, a tan sólo escasos veinte centímetros, habló suavemente pero con mando: - Vuelve a decirme puto maricón de mierda y tendrás mi gordo pene incrustada en tu culo virgen. ¡Wow! Ni el mismo creía que podía haber dicho eso. Sin embargo, sostuvo la mirada a ChunJi, quien sin esperarlo ByungHun, dibujó una pequeña sonrisa chulesca, dejando claro que no se iba a amedrentar por un comentario así. Calmado, paciente, seguro de sí mismo, y acortando la distancia entre ambos, ChunJi contestó: - Puto. Maricón. De. Mierda. ByungHun se acercó un poco más. Ninguno se movía de su posición, ninguno reculaba, intentando dejar claro que nadie cedería. Girando sus labios hacia el oído de ChunJi, L.Joe susurró: - Vigila tu espalda. La tensión estaba en todos lados. Se palpaba en Jimin, que aún seguía pegado a la pared; en los matones, que se habían levantado no sin problemas, uno acunado sus huevos y el otro abrazándose a sí mismo por el vientre; y en los estudiantes, que incrédulos habían presenciado aquel enfrentamiento de poderes casi sin soltar sus respiraciones. La campana del recreo sonó, llevando a todos los presentes de vuelta a la realidad. Increíblemente, ningún profesor había hecho acto de presencia, cosa que ByungHun agradeció sumamente. No tenía ganas de lidiar con sus padres cuando sólo llevaba tres días allí. Se apartó de ChunJi dirigiéndole una última mirada inquisitiva, y agarró a Jimin para llevarlo dentro. Durante las clases siguientes, aquellos murmullos y miradas que lo habían acompañado desde su primer día se intensificaron, pero bien sabía ByungHun que eran muy diferentes a las anteriores. Recogiendo sus cosas, pudo llegar a oír que una muchacha le susurraba a otra: - ¡Vaya con el marica! Además de estar que te cagas de bueno, le acaba de plantar cara a ChunJi. ¡Ufff! Lo que queda de curso va a estar muuuuuuy interesante.
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