Capítulo 3

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Siendo diminuto.
Nadie se volvió hormiga, y siguió a la que le había servido de modelo. Así llegó a un hormiguero, y descubrió unas cuantas hormigas más. Y según se iba adentrando en los túneles iban apareciendo más, y más, y más. Nadie nunca había visto tantos seres vivos juntos.
Las hormigas le aceptaron en su colonia, y, trabajando con ellas, Nadie aprendió la colaboración y el trabajo en equipo, la confianza mutua y a compartir el fruto de su trabajo. Nadie se sentía feliz de estar con las hormigas, le gustaba mucho tener compañía.
Pero en el hormiguero no podía ir a su aire, y la rutina le agobiaba. Así que decidió irse.
Dejó de ser hormiga y volvió a su estado de bolita oscura. Pero el cambio le decepcionó. Se había acostumbrado a estar vivo, y estar ya no era bastante para él.
Entonces sintió algo nuevo: soledad. Y no le gustó. Pensó en volver con las hormigas, pero se dio cuenta de que él no era como ellas. Se sintió muy solo, y alzó la vista al cielo. Sorprendido, vio que este había cambiado de color, y ahora, en vez del sol, lucían la luna y las estrellas. Al ver tantas lucecitas en el cielo, dejó de sentirse tan solo, y pensó que aunque él no era una hormiga, ni un árbol, estos seguían estando ahí, haciéndole compañía.
Animado, continuó avanzando, y el amanecer le sorprendió en un prado de flores.
En ese momento vio algo moverse en lo alto de una flor. Era otro bicho, pero no cómo las hormigas. Tenía dos grandes alas de colores, y se movía por el cielo. Era una mariposa. Nadie jamás había visto nada volar, ni nada tan hermoso, y se hizo mariposa.
Contempló sus nuevas alas, y sintió algo nuevo: vanidad. Probó a imitar los movimientos de la mariposa, y batió sus coloridas alitas. Entonces voló, y descubrió que amaba volar tanto como estar vivo. Era una sensación maravillosa, ahora podía ser veloz como el agua, y estar vivo como el árbol, y moverse a donde quisiera. Sintió orgullo, se enorgullecía de haber aprendido a volar, y de hacerlo tan bien. Revoloteó de acá para allá, presumiendo de sus alas y de su nuevo don, y aprendió la presunción. Le encantaba se mariposa, le gustaba más que ser hormiga, era simplemente genial.

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Hoolaa! Cómo siempre, gracias por seguir leyendo a Nadie y tal.
Este es ya el tercer capítulo y espero que os haya gustado.
Hoy se lo dedico a pauu_h, porque es muy maja y una escritora de primera.
Bueno, pues hasta el siguiente capítulo. :)

Una pizquita de Nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora