1 ... De la desgracia a la gracia.

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De negro, en una fabrica a las afuera de una cuidad, de negro total en chaleco, camisa, pantalón, zapatos, guantes, de cabellos rojos como la sangre y ojos verdes tan claros que intentaban ser grises, con una sonrisa amigable en su rostro, ojos con expresión de compasión, lentamente, caminando como si nada fuera a pasar, un chico de 18 años entraba en ella, al pasar de la entrada se encontró con un gran pasillo, caminaba tranquilamente por el a paso lento y sonoro, al final de pasillo, dos sujetos de aspecto patibulario estaban a cada lado de este, cada uno con una pistola en su mano, temblaban, sudaban, el miedo atravesaba sus miradas porque sabían que la persona que se acercaba era la manifestación viva de la muerte en la tierra, la muerte no juzga a quien llevarse, solo lo hace, al igual que el chico que se acercaba.

El chico saco una pistola semi automática del estuche que cargaba en la cintura, como si nada le quitó el seguro, no se veía ninguna emoción más que tranquilidad y paz en sus ojos, solo pura inocencia, incluso sabiendo que podría morir de hacer lo que iba a hacer, era lo único que mostraba, luego sacó un cuchillo de caza de su talón, cuando estuvo a tres metros del final del pasillo, sin detenerse, disparó dos veces a las partes bajas de cada pared, dos gritos se escuchan, los sujetos recibieron las balas en sus tobillos, entonces el chico salió corriendo del pasillo, lanzándose sigilosamente a degollar sin ningún pudor a el sujeto de la derecha, cortándole la arteria principal, muriendo en cuestión de segundo por los chorros de sangre que salían potentes al baile que tenía su corazón en ese momento, el otro sujeto antes de poder hacer algo, lo último que sintió la entrada de algo en su cráneo, era el cuchillo.

-Muy simple- dijo tranquilo el chico, recogiendo su chuchillo de la cabeza de aquel hombre, saliendo con este, su materia gris.

El chico solo agitó el cuchillo en el aire, limpiándolo de los restos de su victima, continuó caminando tranquilamente, llegando a la zona de máquinas, cuando dos sujetos comenzaron a dispararle desde una máquina de papel, el chico se escondió detrás de una pared y cuando creyó oportuno, comenzó a corre en dirección hacia ellos mientras disparaba, cualquier otro hubiese corrido hacia otro lado o los hubiese eliminado con su pistola pero él no es cualquier otro, saltó sobre la máquina y al caer frente a sus adversarios, dando un giro, lanzó una patada justo en el cuello de uno de ellos, cortándole la respiración en el acto, al otro lo atravesó con el cuchillo en el estomago horizontalmente y a la fuerza, giró con este alrededor del sujeto, atravesando todo a su paso, picando al hombre a la mitad, muerto, solo se sostenía con sus órganos intactos, luego eliminó al otro aplastando su cabeza contra el suelo, hasta que la materia cerebral salió por las grietas de su cráneo.

En otro lado, en una oficina en lo más recóndito de la sala de máquinas de aquella papelería, estaba su objetivo, tembloroso, con miedo en cada uno de sus poros, apenas si podía sostener un arma que él creía, que era su oportunidad de salir vivo, entonces sintió a la muerte forzar el pomo de la puerta, asustado, comenzó a disparar hacia esta, una, siete, diez, todas las municiones las gastó en su propio tiroteo, cuando creyó haber matado a la persona que movió el pomo de la puerta, se sentó cansado, como si hubiese escapado de la muerte, soltando una patética sonrisa de salvación junto con un soplido pero de repente... la puerta se abrió lentamente, era el chico.

-¿Co-co-cómo?- preguntó tartamudeando el pobre objetivo –N-no ha-bía ni-ni-ningún lug-lu-lugar para escon-con-derse en el pa-pa-pasi-llo- continuó tartamudeando.

-Cuando dispares, no solo lo hagas al frente, también debes pensar en disparar hacia abajo, solo que no lo volverás a hacer- le dijo el puro y sonriente asesino.

-¿Me... dolerá?- preguntó el objetivo, resignado a su final al encontrarse con la muerte.

-Mucho- solo dijo el chico sentándose en las piernas del hombre indefenso.

Assassin InnocentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora