El árbol

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Me miró, ansioso por la respuesta que debía darle. Yo estaba confusa, no sabía que decir. Mi interior gritaba (deseosa a que lo hiciera): «¡Y tú también a mi!». Pero reflexioné, pensé y medité en la situación que estabamos. Es muy romántico, sí, pero le conozco de un día. Esta misma mañana ni sabía quien era. Aunque era muy dulce, muy protector, muy guapo, muy todo; pero me daba miedo que ocultara su realidad, un ser malévolo y traicionero.

-Mira, Jack. Es muy bonito por tu parte, pero... Nos conocemos de un día, necesito tiempo.

La decepción empezó a inundarle la sangre. Sus ojos empezaron a resbalar por su cara, sus labios forzaron una sonrisa y sus ojos se pusieron vidriosos. No, no podía llorar. No podía. Si alguien lloraba, yo lloraba. Sin querer. Pero lo hacía.

-No, tranquila. Lo entiendo. Pero que sepas, que cada día que esté contigo, cada tarde, cada noche, cada mañana... Que sepas que intentaré robar tu corazón.-una lágrima resbaló por su mejilla. No, no, no...

-Jack, no llores. Por favor, no lo hagas.-besé su mejilla, donde estaba la lágrima.-Seguiremos siendo amigos, ¿vale?

-V...vale.-contestó, no muy agradado.

Su expresión era la misma que un cachorro maltratado y abandonado: perdido, triste, dolido... Sus ojos bajaron la mirada a sus manos, juntas, tensas. Yo lo imité, pero mi mano fue a parar a las suyas. Nuestras miradas se cruzaron y yo sabía que el sentimiento era mutuo, pero no quería aceptarlo. No podía. No en ese momento.

-Jack. Puede que nos conozcamos de hace poco, pero has sido la única persona en la que confíaba. Gracias.

-J. Desde el momento en el que te ví, sentada, intentando ser invisible, desaparecer, me cautivaste. Me hiciste saber que en muy poco tiempo me gustarías. Pero, estoy demasiado acostumbrado a que me vengan chicas. Y que yo pueda aceptarlas o rechazarlas. Pero tú. Tú eres distinta. He sido yo el que me he arrastrado a tus pies, pidiendo tu corazón. No robandolo. Gracias. Ahora veo la vida desde otro punto.

Mi mente estaba dando vueltas. ¿De verdad acaba de decir lo que había dicho? De repente un Jeff imaginario intervino en la escena. «Menudo gilipollas» habría dicho, tornando los ojos.

Con lo que hice a continuación sí que flipé. De repente a Jack se le pusieron los ojos blancos, como si el iris y la pupila hubieran desaparecido. Acunó mi cara con las manos y se flexionó para acercarse mientras cerrábamos los ojos. Rozamos los labios, luego los juntamos y separamos rápidamente. "Un pico."

Todo lo que hizo fue inconscientemente. Sí, fui yo. El control mental, ¿recuerdas? La verdad, me daba igual. Solo quería probar. Obviamente él no se acordaba de nada y cuando llegamos al barrio me dejó en casa.

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Al día siguiente ni podía mirarlo a los ojos. Lo que hice estuvo mal, pero bien. De todos modos, yo iba a esperar. A ver si el monstruo que guardaba salía a la luz, si se escondía en la oscuridad de su corazón o si simplemente no existía.

Subimos al autobús y nos sentamos juntos, como el día anterior. Yo (como he dicho antes) no le miraba a los ojos, miraba a mis manos, entrelazadas. Me saludó, pero yo le contesté con un susurro y con mis cachetes más rojos que el ketchup. Me preguntó si todo iba bien. Asentí con la cabeza, pero no me creyó.

-Oye... tengo que contarte una cosa que no pude contarte ayer.-susurró, como si quisiera que nadie se enterase.

Ese fue el único momento en el que le miré a los ojos. Sus ojos miel tenían destellos que afirmaban el nerviosismo y felicidad que reservaba en sus entrañas. En ese momento captó toda mi atención. Me quedé mirandole, esperando el secreto que debía contarme.

-Es una especie de enigma-carraspeó, haciendose el misterioso-. ¿Qué tienen en común todos los seres vivos con un microbio, aparte de ser seres vivos? Si encuentras la solución al enigma, sabrás que relación tenemos nosotros.

Microbios y seres vivos. Aparte de ser seres vivos. Tal vez tenía algo que ver con... no. En ese preciso momento no lo pillaba. Pero seguro que más tarde sí. Una relación entre nosotros, ¿eh? Pues no lo entendía. Jack abrió la boca para decir la solución al enigma (suponía) cuando el bus paró.

-Ya hemos llegado.

-Mierda.-susurré, maldiciendo el instituto.

Tres puñeteras horas metida en ese cajón que llamaban "clase". Tres puñeteras horas pensando en la solución al enigma, en vano, claramente. Se me ocurrieron varias opciones, relacionadas con el agua, la alimentación... pero todas rechazadas por mi mente, pensando que no había tampoco relación entre nosotros y "ellos".

En la tercera hora estaba yo pensando tan "tranquilamente" (estaba tanto frustrada como aburrida) en ese maldito enigma cuando sonó el timbre. «Será cabrón el conserje» pensé al mirar el reloj. ¡Siete minutos más de clase! Qué horror. Puede que sean unos pocos minutos, pero son eternos. Sobretodo con Sociales y la Bruja de los Horrores (así llamaban todos a la profesora Witch).

-J, tengo una cosa que enseñarte.-anunció misteriosamente Jack al salir al patio. Yo quedé abducida por su misterio. ¿Qué será capaz de hacer ahora? «Verás, Jodie, verás» me dirigí a mi misma.

Me condujo por el patio a una especie de recinto (absolutamente) verde y con flores y arbustos. Pero lo que más destacaba era un ciruelo. Sus flores rosas creaban grupos de pequeñas florecillas. Era un árbol precioso. También las ramas y flores hacian una cúpula, donde dentro el árbol te daba cobijo.

-¿Te gusta?

Debió pensar que al enseñarme esto me enamoraría de él. Pero más que de él, me había enamorado del lugar. No había casi nadie por ahí (tan increible como estúpido). Hizo un gesto con la mano para que le siguiera. Se acercó al ciruelo y fue apartando las ramas hacía el interior, hacia el tronco.

-Algunos alumnos, como yo, que conocen este árbol y este sitio lo llamamos Dream Tree.

Al llegar al tronco me pidió que me sentara y acto seguido, él se sentó a mi lado (demasiado cerca). Sabía lo que iba a ocurrir. Seguro que iba a cautivarme para besarme o algo por el estilo. Ahora que me doy cuenta, me parece familiar...

-¿Has adivinado el enigma?-me preguntó. «Y lo dice ahora». Negó con la cabeza, como quitandose un pensamiento de la cabeza.-Bueno, es igual. Te he traido aquí para otra cosa.

Sacó una navaja de su bolsillo y yo me estremecí. «¿Qué va a hacer? No irá a matarme, ¿verdad?» Miró a la navaja y acto seguido a mis ojos. Su rostro expresaba inocencia y vulnerabilidad. Negó con la cabeza mientras carcajeaba.

-No voy a hacerte daño... mira el tronco.

Dirigí mi mirada al tronco como dijo y lo ví. Cientos de letras envueltas en corazones: J&R, J&S, L&J, F&P, J&A, J&T, N&O... Estaba claro que las J eran de Jack... ¿Tantas novias ha tenido? Entonces dirigió su navaja al tronco y con dedos hábiles dibujo dos letras dibujadas en un corazón:

J&J

J&JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora