Los Angeles

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Jack abrió la puerta de metal, que chirrió, y ahí estaban los cinco chicos. Al ver a Jack, cuatro de ellos estaban aterrados, pero "El Jefe" no. Su mirada era tan fría como un glaciar, pero sus puños mantenían el calor de una hoguera. Su posición era burlona, como diciendo: "atrevete". Sonrió, enseñando su dentadura, sus colmillos afilados.

-Parece que el guaperas se ha hechado novia.-dijo riendose.

Nuestras miradas estaban clavadas en él y en su sonrisa. Pero cuando me percaté de que los otros cuatro habían desaparecido, era demasiado tarde. Nos cogieron por la espalda, dos a cada uno, inmovilizandonos. Me giraron para mirar a Jack, pero él estaba girado para mirar a El Jefe. Giró la cabeza, me miró y gritó.

-¡No! ¡Soltadla!-empezó a forcejear, pero fue en vano.

-¡Cállate! ¡Y estate quieto!-gritó El Jefe. Su puño llegó a parar en el estomago.

-¡Jack! ¡Dejádle en paz! ¡No lo pegues!-grité agitandome.

-¡Cállate tu también, pequeña zorra!-me pegó un tortazo. Las esquinas de mi vista se nublaron y gotas de sangre empezaron a gotear de mi nariz.

-¡Serás hijo de perra!-chilló Jack.

Le dió un codazo en la tripa a uno de los que le sujetaba y este soltó su brazo. Lanzó un puñetazo a la cara al otro que le sujetaba y cayó al suelo, K.O. El Jefe le pegó un puñetazo a su cara y le dió en el pómulo, lanzó otro, pero Jack lo paró con la mano, le dió una patada en la rodilla para abrirle de piernas y darle una patada en medio. El Jefe cayó al suelo con la mano en la entre pierna y Jack aprovechó para meterle un rodillazo en la barbilla, dejandolo K.O. también. Se acercó a mi y los dos que me sujetaban salieron corriendo.

-¿Estás bien, J?-preguntó jadeando. Su voz era tranquilizadora, pero él tranquilo no estaba. Tocó la sangre de mi nariz apretando la mandíbula.

-S-sí.-mentí. Pero no pude contener las lágrimas y lanzarme a sus brazos. Empecé a llorar más que cuando estaba encerrada, pero Jack me acariciaba el pelo y me consolaba.

-¿Tú estás bien?-pregunté más calmada, contra su pecho.

-Sí...-le miré la cara y tenía un moratón en el pómulo, de color casi negro. Le acaricié, aún pegada a él y Jack acompasó la caricia, cerrando los ojos.-No es nada.

-You saved my life again.-dije.

-¿Y eso?-preguntó casi carcajeando-¿Te estás volviendo loca, J?

-Es de una canción.

-¿Ah sí?

-Sí, Love You Like A Love Song.

-¿Y es de...?

-Selena Gómez.

-Aaah, ya sé. If I saved you life again, you bring me life with your voice...

-Eso no sale en la canción, ¿qué significa?

-Si yo salvé tu vida otra vez, tú me traiste la vida con tu voz.-me quedé perpleja. ¿Estaba tirándome los tejos? De igual modo sonreí lo más tiernamente posible y besé su mejilla.

-Gracias, Jack. Por todo lo que has hecho y dicho, desde que te sentaste conmigo en el bus. Eres mi mejor amigo.

-Gracias, J. Por todo lo que has hecho y dicho, desde que te sentaste conmigo en el bus. Eres mi mejor amiga.-y un abrazo selló nuestra amistad.

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Después de clase, Jack me invitó a su casa, que está en mi barrio, y así haciamos los deberes juntos; pero tenía que avisar primero a mis padres y saber si me dejaban, obviamente.

J&JDonde viven las historias. Descúbrelo ahora