Zayn °Parte 4°

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Capítulo 3: Parte 4. 



-_______, por favor, no me hagas esto –Saqué por completo su camiseta. Imploraba que no lo hiciera, pero no pensaba en otra cosa. A veces me sentía tan mal, cuando él sabía que esto no era correcto, yo también lo sabía. No quería que él se arrepintiera de nada, pero yo sólo por capricho y curiosidad, no podía evitarlo. Era de esperarse que si los dos caíamos en las redes de la pasión, al siguiente día me sentiría como una niña caprichosa a la cuál le habían entregado lo que quería sin más. Me daría topes en la cabeza contra la pared. No quería razonar nada, quería dejarme llevar por mis deseos, por mis pensamientos que me comían viva, sobre todo ese sentimiento tan deseado mío-.

Entre tantos besos y caricias... Lo dejé en ése bóxer, solo noté que era negro y también contenía dentro, una gran erección. Lo alejé un poco y apresuradamente tomé los bordes inferiores del camisón que traía puesto. Los tomé fuerte y los jalé hacia arriba, quitándomelo completamente. Lo aventé a algún lugar de la habitación y miré como Justin cerraba los ojos y soltó un leve gemido entre dientes

- ¿Qué pasa? –Pregunté muy bajo
- Te lo repito _______, no me hagas esto -¡Basta de suplicas! Refunfuñé en mi mente. No tenía por qué hablar, sabía que él me escucharía. Alcé mis manos y lo tomé de la nuca, haciendo que se volviese de nuevo hacia mí y me besara.

Mis pechos estaban fuera y mientras me pegaba más a Zayn, éste gemía mientras sentía el roce. De pronto, maldijo en voz baja y me apretó más a él. Me besó salvajemente, como nunca antes lo había hecho. Aproveché el momento y metí mis dos dedos pulgares del pie, dentro de su bóxer, así lo bajé rápidamente hasta sus rodillas, se despegó de mí bruscamente y acabó por sacárselo él mismo, acto seguido por quitarme el mío de pilón.

Estábamos completamente desnudos los dos. Posé mis manos a los costados y él, antes de volver a acercarse a mí, me abrió las piernas. Se volvió para besarme salvajemente de nuevo. No pensaba que al estar en éste plano, sentiría un poco de miedo y ansiedad a la vez. Creo que no era como lo había pensado. Sentía cómo mi piel se erizaba, de pies a cabeza. Tocaba mis piernas una y otra vez, lentamente. Y no me di cuenta hasta que, no sé realmente si lo hizo por accidente o por ser intencional, tocó mi feminidad lentamente. El tacto de sus enormes dedos en esa parte de mí, hizo retorcerme un poco hacia atrás. Con tan solo eso, sentí como me calentaba rápidamente. Él sonrió.

Cerré mis ojos fuertemente al sentir unos de sus dedos integrarse en mí lentamente. Apreté mis labios, pero era inevitable. Solté un pequeño gemido. Me siguió besando y yo sentía que ya no podía más, me despegué de él un poco pero introdujo un dedo más y el gemido fue un poco más fuerte que el anterior.
- ¡Maldición! –Apreté más los ojos y él sacó rápidamente los dedos de mí
- ¿Estás bien? –Los abrí inmediatamente y me di cuenta de que me miraba angustiado
- Nadie dijo que dejaras de hacer lo tuyo.

Sin más que decir, negó con la cabeza y con un movimiento rápido volvió a introducir los dos dedos en mí. ¡Hay Dios! Cada vez sentía más mojada mi feminidad, sentía que estallaría por completo si no me penetraba en ese momento

- Así estás perfecta –Sacó rápidamente los dedos y se posó entre mis piernas. Había llegado el momento tan esperado por mí. Sentí su miembro rozar mi feminidad, con solo sentir un pequeño roce me volvía loca.

Se acercó a mí y me susurró al oído- No tengas miedo _______, quiero que te desplayes completamente, que grites lo que quieras, patalees o me arañes, no importa. Y, perdóname pero, no me detendré –Depositó un beso tierno en mi boca y apenas volví a enrollar mis piernas en su cadera, cuando sentí un dolor enorme. Con todas las fuerzas que había en mí, salió un gran grito de mis labios. Esperó unos cuantos segundos y comenzó a ir lento. Movía sus caderas en un vaivén. Cada vez las envestidas eran mayores, más fuertes que las anteriores. Haciendo que gritara aún más que la anterior.

Me aferré más a él. Mis manos llegaron hasta su espalda y no lo pensé dos veces. Lo apreté con todas las fuerzas de mi alma. Arañaba su espalda y a veces mordía levemente sus hombros. Mi cuerpo temblaba descontroladamente. Y los dos gemíamos sin control. Estaba feliz, completamente feliz. Él tenía tanta razón, es maravilloso, lo mejor que hay en ésta tierra. Seguíamos haciéndolo, pero ya no era tanto la lujuria y la pasión como al principio, ahora era tan cariñoso, tan lleno de amor y de casualidad mi mirada se encontró con la suya.

Sonreí y después de mirar su rostro hermoso, todo se nubló y comenzó a darme vueltas. Mi vista visualizaba solo obscuridad. Mi cuerpo dejó de reaccionar y ya no sentía nada. Escuchaba una tenue voz que me llamaba desesperadamente y no definí el tiempo, solo parpadeé y volví a verlo. Una lágrima corrió por mi mejilla, hasta desaparecer detrás de mi oreja. No me había sentido tan más feliz en mi vida- ¿_______? ¿Estás bien? ¿_______? –Lo principal que hice fue abrazarlo fuertemente. Él respondió de la misma manera y escuché un leve sollozo- No vuelvas a asustarme así preciosa.
–"No, claro que no" -Pensé

Desperté abriendo poco a poco los ojos. La luz del sol entraba en la habitación dándome la bienvenida a un nuevo día. Mi espalda dolía horrorosamente, al parecer había dormido demasiado. Miré el reloj. 2:47 p.m., por Dios, era tardísimo. Me paré bruscamente de la cama, pero recordé lo sucedido en la noche, no traía ropa. Para mi sorpresa, sí la traía. Todo estaba como antes, como si no hubiera pasado absolutamente nada. No había sido un sueño, no podía haberlo sido.

Me dirigí hacia el baño. Miré a la chica que me miraba sorprendida en el espejo. Estaba hecha un desastre. Tomé una pequeña liga azul que estaba encima del lavabo. Recogí mi cabello rápidamente en una coleta, tomé mi cepillo de dientes, unté pasta en él y comencé a cepillar mis dientes. Arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo. Tal y como me explicó Nicholas. Incliné mi cuerpo hacia adelante para mojar mi cara un poco, tomé una toalla pequeña y me sequé por completo el rostro. Miré de nuevo hacia el espejo y me encontré con Zayn mirándome, recargado en el marco de la pared. Sonreí y me volví hacia él.

-¿Qué miras? –Pregunté con tono divertido-.
-Siempre me encantó tu imagen mañanera –Soltó una risita y negó con la cabeza- ¿Estás bien? –Su mirada reflejaba signos de culpabilidad. ¡Demonios! Era lo que no quería que pasara-.
-Lo estoy –Contesté rápidamente. No quería que se arrepintiera, era lo mejor que me había pasado en toda mi vida, y él pensaba que lo había arruinado todo. Tal vez, solo lo preguntaba por lo del embarazo, solo tal vez...-.
-Ven aquí –Movió su cabeza a un lado, invitándome a ir junto a él. Un mar de lágrimas desbordaron de mis ojos. Lo abracé fuertemente y él lo hizo también. Posó su cabeza encima de la mía. Mientras acariciaba mi gran coleta castaña. Solo caían y caían lágrimas de mis ojos. Solo tal vez...- No, deja de pensar esas cosas ______ -Me regañó- Sabes que eso no es cierto, me encantó, al igual o más que a ti. Ni siquiera te imaginas lo que se me pasó por la mente cuando... -Se detuvo unos cuantos segundos. Sabía a lo que se refería- Ni te lo imaginas. No sabes cuánto es el amor que te tengo _______. Te amo.

Embarazada de un ángel|Zayn y Tu| ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora