Capítulo 11

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Las hojas de los arboles caían para finalmente morir en el suelo, los días eran mas tristes se acercaba el invierno, las estrellas de papel aumentaban y una temblorosa y triste voz repetía lo mismo una y otra vez "que Allen no se aleje de mi lado" pero no siempre se cumplirían sus deseos pues el destino es tan cruel pero hermoso que nos tiene preparado pruebas que nos harán sufrir pero siempre hay algo bueno al final del camino.

-¿Allen?-comenzamos a pasar mas tiempo juntos en nuestro lugar secreto donde el azul del cielo daba tan tranquilidad que los problemas se marchaban aunque sea por un rato.

-¿Que pasa Alicia?-nuestras manos estaban entrelazadas y mi cabeza estaba recargada en su hombro.

-No te alejes de mi por favor-algo imposible por supuesto pero prefiero una mentira que ilusione a una verdad que duela.

-Lo prometo-junto su meñique junto al mio sellando aquella promesa infantil.

-¿Eso significa que somos novios?-me miro sonriente y yo solo asenti.
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Allen's POV:

Llegue muy tarde a casa así que decidí entrar sin que nadie se diera cuenta pero mi madre estaba esperándome en la sala con su gato roñoso en manos.

-¿Donde estabas?-su horrible gato como siempre me gruño.

-En ningun lugar importante-me senté en un sillón frente a ella esperando a que acabe de darme sus sermones y poder irme a dormir.

-No me gusta que te la pases fuera de casa demasiado tiempo-¿desde cuando te importo?, bufé harto de la actitud tan pesada de mis padres.

-¿Desde cuando te importo?-me miro ofendida y hizo lo que manos esperaba ella me abofeteo.

-¡No voy a dejar que me hables así!-aprete mis puños, vamos Allen respira y no hagas caso a sus reproches.

-como sea-me cruce de brazos y mi madre volvió a su asiento.

-Hanna quiere que salgas con ella el sábado a cenar-no pienso salir con ella, esta loca.

-No puedo y no quiero-me levante y me fui a mi habitación.

No pienso volver a salir con Hanna en mi vida ni aunque me pagaran un millón de dolares, esta loca esa mujer.
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Alicia's POV:

Me desperté no mas bien me despertaron unos ruidos que venían de fuera, alguien estaba lanzando piedritas a mi ventana.

-¡¿Que?!...¿Allen?¿que haces aquí?

-¿Que no es obvio?, vine a verte-es idiota, ¿acaso le daban petroleo en lugar de leche cuando era bebé?

-Son las dos de la mañana idiota-cerre mi ventana y baje directo al jardín.

-Muchas chicas se ven como ángeles al levantarse pero tú no...tú te ves como un zombie o que saliste de un hospital psiquiátrico.

-Eres un idiota, ¿que haces aquí?-Me abrace a mi misma, maldición hace mucho frío.

-Tenia ganas de verte-me dio su suéter y me abrazo.

-Eres tonto-lo abrace y di un bostezo.
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Abrí los ojos con pereza, intente levantarme pero sentí que alguien me lo impedía así que recordé que Allen había pasado la noche conmigo, lo observe por un momento se veía tan tranquilo y adorable.

-Buenos días-susurro y beso mi frente.

-Buenos días, ¿no estarán preocupados tus padres por ti?-con los padres que tiene lo mas seguro es que no.

-No creo y no me importa, es adorable verte recién levantada aunque parezcas zombie.

-A todas las chicas nos gusta que nos digan eso-le di un pequeño golpe en brazo.

Mire por la ventana y estaba nevando, me levante muy rápido de la cama, tome un abrigo y salí a la calle, lo se parezco una niña pequeña pero me encanta la nieve.

-¡Allen esta nevando!-él me miraba raro pero no me importa.

-¿Cuantos años tienes?-tome un poco de nieve y con mis manos forme una bola la cual lance contra Allen.

-¿Nunca jugaste con la nieve de niño?-me senté en el suelo y comencé a formas bolas de nieve.

-Mi madre no me dejaba salir de pequeño cuando nevaba-¿que clase de madre tiene?.

-Que horrible infancia, ven juguemos-me miro confundido y yo comencé a lanzar bolas de nieve contra él-Se supone que tú también debes de lanzarme bolas de nieve.

-Ok, como tú digas-me lanzo una bola y así comenzó una guerra de nieve.

Parecíamos niños pequeños por la forma en la que jugábamos, ¿cuando fue la última vez que jugué con alguien que no fuera mi madre?, no lo se y la verdad ya no me importaba, me sentía verdaderamente feliz.
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-¿Quieren ir a patinar el fin de semana?-di un sorbo a mi chocolate caliente.

Estábamos Dylan, Isabel, Allen y yo en la cafetería de mi madre conversando mientras bebíamos café o chocolate caliente.

-¿Como una cita doble?-Dylan asintió y Allen sonrió mas si eso era posible.

-Claro iremos-rodé los ojos, ya era costumbre que Allen ni siquiera se molestara en preguntarme.

-No se patinar seguramente haría el ridículo-mire por la ventana del local como en las calles se amontonaba la blanca nieve.

-Pero yo si así que no te dejare caer-me rodeo con su brazo acercándose mas a mi.

-Vamos Alicia no seas aguafiestas-Isabel recargo su cabeza en el hombro de Dylan mientras sonreía.

-Vale iremos-suspire rendida pero tu querías amigos Alicia ahora afronta las consecuencias.

-¿Quieren algo mas chicos?-mi madre se nos acerco con su típica sonrisa alegre.

-No gracias mamá-me recargue sobre la mesa tomando la taza de chocolate caliente entre mis manos.

-Bueno, si necesitan algo no duden en llamarme-asentimos y mi madre nos dejo solos.
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Llego el fin de semana en un abrir y cerrar de ojos, todos caminábamos hasta la pista de patinaje en estas fechas era muy típico ir así que seguramente estaría repreto de gente.

-¿Allen estas bien?-durante todo el camino Allen venia muy callado como pensativo.

-Si es sólo que Hanna quería que saliéramos hoy pero la rechacé y bueno supongo que en este momento debe de estar haciendo berrinche -no soy quien para juzgarla ya que no la conozco muy bien pero supongo que Allen tiene razón.

-Ya veo pero ella debe de respetar tus decisiones-lo tome de la mano podre sonar celosa pero prefiero mil veces que Allen la rechacé a que él acepte salir con ella.

Y como pensaba hice el ridículo, no podía ni mantenerme de pie con los patines por lo que estuve aferrándome a Allen e incluso los dos terminamos por mi culpa en el suelo.

-Tienes razón eres pésima en esto-me miro socarrón mientras me ayudaba de nuevo a levantarme.

-Callete-mire a Isa y a Dylan que patinaban de lo mas felices tomados de la mano.

-Tu y yo podíamos vernos así pero no eres demasiado torpe-comenzó a reírse y yo lo golpeé.

-Tú dijiste que no me dejarias caer y mira que ya me duele el trasero-me abrazo y me dio un beso.

-No seas gruñona-recargo su cabeza en mi hombro.

Seguimos patinando por un rato mas hasta que decidimos irnos porque me caía demasiado que no era ni medio normal aunque me divertí bastante.

Estrellas de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora