Es difícil escribir una carta, más si es de esta índole, desde hace tiempo lo he estado pensando, y considero que mi actuar sera el indicado,
intentare que sea perfecto, solo tendré una oportunidad, esto es algo que sucede una sola vez, comenzare por la razón de todo esto, que es el, ¿Porque?, porque ya no soporto lo que siento,
el 8 de abril del presente año, me encontraba trabajando en el laboratorio de química de la universidad, cuando de repente siento como me oprimen con fuerza contra el mobiliario, y el cuerpo de un hombre se unió con el mio, los cuales comenzaron un vaivén travieso he inesperado, que ínsito a mis mas bajos instintos, tras una brusca rotación, logre por un instante contemplar su rostro,
su piel se divisaba blanca como la nieve, una colosal sonriza se pintaba en su rostro, mientras unos ojos desmesurados manifestaban la carencia de vida, y fueron capases de llevar la entropía de mi corazón a limites del infinito,
la respiración se agitaba más y más, también algún grito hubo de traicionarme al sentir cada parte de mi arder, mientras la humedad se apoderaba bruscamente de mi cuerpo, caí rendida a sus pies, mientras la lejía me consumía,
su voz grabe penetro en mis oídos en un susuro, "go to sleep" el frió acero de un cuchillo sostenido en su mano se inserto en mi con rabia, con la clara intención de poner punto final a mi vida,
aunque solo lo logro en parte, ya que no soy la misma persona que fui, ahora soy como el
¡Beautiful!,
de hecho soy parte de el, paso mas tiempo pensándole que balanceando una reacción, ya no aguanto mas lo que siento,...
¿Qué clase de mujer soy por enamorarme de quien intento matarme?¿Por que arrastrar esta vergüenza a mi familia?¿Qué clase de mujer fantasea con su asesino?
no lo se, ya no se quien soy, por eso sera mejor que me vaya,
¿Para que vivir?
ya no quiero existir si no puedo tener al hombre que amo, ni siquiera pensar en el y lograr ver a mi familia a los ojos, ya no soporto la vergüenza, me iré con el poco orgullo que me pueda quedar,
considero que el jigai sera la mejor opsión, los fuertes nudos en mis piernas, me devolverán la pulcritud de mi alma y espíritu, y la navaja en mi cuello, pondrá punto final a mi sufrimiento, adiós.