Una desgracia...

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Me puse un vestido blanco, acababa a cuatro dedos encima de la rodilla, me coloqué un cinturón bastante fino alrededor de mi cintura para que me la resaltará, me puse el mínimo posible de maquillaje, línea de ojos y pintalabios rojo, me quité la coleta y me deje el pelo suelto, me pase el cepillo dos veces y... ¡Violà! Lista para una cena con el chico que más odio y su familia. Bajé las escaleras al galope me puse en frente de la puerta y cuando mi padre abrió la puerta toda la familia estábamos en frente de ella y en el exterior un señor de pelo blanco de unos 58-59 con al lado una rubia despampanante de aproximadamente unos 21-22 años y detrás de ellos Cameron con una sonrisa más falsa que la de una muñeca, la cena fue bastante tensa, el tema de conversación era el trabajo de papa y las veces que Judith (La "madre" de Cameron) iba a la peluquería, como si eso nos importase, en cambio entre Cameron y yo no hubo ni un bostezo, un aclaramiento de garganta o cosas que se hacen para romper el hielo. (No es que yo quisiera romper el hielo, sólo que era muy extraño)

—¿April, os vais tu y Cameron a tu habitación? Aquí os aburriréis. —Dijo mi madre con una cara de: O-me-haces-caso-o-veras, a la que yo tube que obedecer.

Subí a Cameron a mi cuarto, escuche un 'clack' cuando Cameron cerró la puerta, encendí la tele y me senté vagamente en el puof de mi cuarto, Cameron subió el volumen de la tele a 38, cerró la ventana y me levantó.

—¿Que haces? —Le pregunté sentándome en la cama.
—Ahora, lo verás. —Dijo quitándose la camiseta, dejó ver su intento a tableta, pero desgraciadamente no había mucho que observar.
—No vas al gimnasio ¿verdad?
—No, pero las chicas no me conocen por ir al gimnasio sino por que las dejó que ellas no puedan ir al gimnasio.
—¿Que?
—Sé perfectamente que quieres que te penetre, y eso voy a hacer.
—¿Tu, penetrar me? Pero si la tendrás más pequeña que un cacahuete. —Dije entre risas
—Te equívocas.

Me agarró y me acercó a él yo lo separé de mi con las manos, empezó a darme besos desde los hombros hasta la boca, yo me retorcía, pero me tenía tan bien sujeta que no podía escabullirme, me desabrochó el vestido, yo me seguía retorciendo y esforzándome en escabullirme, lo conseguí, cuando fui a abrir la puerta me di cuenta de que había hechado el pestillo, no fui lo suficiente rápida y me volvío a cojer....

Elliot POV'S

Me asomé al balcón, vi las persianas bajadas al tope, sospeché, raramente April baja tanto las persianas, escuché la televisión, eso significaba que habían subido el volumen, vi una sombra femenina forcejeando con una sombra masculina, pensé que April se había llevado a Chad a su casa, lo que hizo que la sangre me hirviese, vi que salió de sus brazos y desapareció, al momento la sombra la volvió a cojer y la tiró en la cama, me asome para ver que ocurría. (Aunque para mi era evidente quería comprobarlo)
Vi que April pegaba puñetazos en el pecho de esa sombra, y entonces me di cuenta de que no estaban haciendo lo que pensaba, esa sombra masculina estaba forzando a April, y con sus propios padres en casa, sabía, que si entraba por la puerta principal los padres subirían a ver lo que pasaba y se formaría un gran jaleo, así que opté por saltar de balcón a balcón, la distancia es poca; tres metros, salte al balcón, me asome discretamente a la persiana y vi a Cameron y April, entre sin más, le pegué un puñetazo y April dijo llorando:

—Elliot.

La abracé.

—Tu, sal de aquí, corre, es mas vuela de aquí, como te vea por aquí te mato.
—Vivo en frente. —Me dijo haciendo burla.
—Pues te mudas. —Le ordene cojiendole de el cuello de la camisa.
—¡Cameron! —Sonó desde el salón. —Nos vamos.

April POV's

Cuando Cameron se fue me quedé con Elliot, al verme llorar me secó las lágrimas y se puso a hacer caras raras y graciosas para hacerme reír.

—¿Como te enterastes de que era Cameron?
—Pensé que era Chad.
—¿Que hubieras hecho si hubiese sido él?
—Ir a la cárcel.
—¿Por?
—Por que yo lo mato.

No sabía que responder, me sentía valorada, pero también me sentía mal, Elliot, no era para mi, pero como lo convencía de ello.

—Elliot, deberías irte. —Le dije al pensar lo que mis padres podrían pensar si me viesen con un chico de 22 años conmigo en mi habitación solos.
—Si, nos vemos. —Dijo desapareciendo en la oscuridad.
—Puff. —Me dije a mi misma.

"Al día siguiente"

—Alumnos, quería decirles que los alumnos April y Chad ya han vuelto de su expulsión.

No sabía sin sonreír o llorar, ¿porque? ¿Porque tenía que volver?

—Chad, me quiero disculpar contigo, de verdad tío, lo siento, no se que me paso, no era yo, porfavor me encantaría que aceptases mis más sinceras disculpas. —Se disculpó Elliot. —Pero antes de tu perdón, me tengo que disculpar con alguien más; April, lo siento, lo que hice fue muy inapropiado de un profesor de gimnasia, quiero que sepas que a partir de hoy en el centro escolar nuestra relación será únicamente profesional, de profesor a alumna, y espero que con una pizca de confianza. —Lo que dijo Elliot me sorprendió, pero aparte algo muy leve en mi se removió: «será dolor de barriga» —Pensé.
—Elliot, aceptó tus disculpas. —Dijo Chad.
—¿Gracias, y tu? —Preguntó refiriéndose a mi.

Asentí con la cabeza...

—¡April! Gritó mi madre desde la cocina cuando entre a casa.
—Dime mama.
—¿Me haces un favor?
—¿Cualo?
—¿Puedes ir a casa del vecino y pedirle sal?
—¿Co-como?
—Si, la necesito para la cena.
—Vale, voy.

Ding.

—Elliot, ¿tienes sal?
—Si, creó que me queda un poco, pasa.

La casa de Elliot era gigante, tenía un sofá negro de cuero y una televisión de 72' pulgadas, para vivir con su hermano pequeño tenía la casa limpísima, lo seguí hasta la cocina, abrió un armario y sacó un paquete de sal, pude ver sirope de chocolate, me relami.

—¿Cuanta sal necesitas?
—Uuhhm. Pensé.—Para una cena.

Cogió una taza de chocolate y la lleno hasta el tope haciendo que a ellos les quedase menos de dos dedos de sal.

—No necesitamos tanta.
—Da igual, quedaroosla.
—¿Seguro? A vosotros os queda muy poca.
—No importa, mañana tengo que ir a comprar, compraré más.
—Pues... Gracias... —Le agradecí saliendo de la casa.
—De nada. —Me dijo sonriente.

Termine de cenar, recoji mi vajilla y me fui a mi habitacion, inconscientemente me salí al balcón, vi a Elliot con un cigarrillo en la boca, le dio una calada y expulsó el aire.

—¿Esta bueno? —Le pregunté.
—¡A-april! —Dijo sorprendido, iba a tirar el cigarro, pero yo le hize un jesto en forma de que no lo hiciese.
—Me da igual que fumes, mis padres también fuman.
—Ah sí?
—Si, por cierto, esa faceta tuya de chico majo, disculpándose no la conocía yo.
—¿Y que faceta conocías?
—La de profesor de gimnasia sexy y sólo.
—¿Que has dicho?
—La de profesor de gimnasia. —Rectifique.
—Ya, bueno, pienso que lo que hize no fue correcto, sólo fue un pataleo, que me dio por conseguirte, ya esta, por dios, como íbamos a acabar juntos, te saco 3 años, podría ser tu hermano mayor.
—Si, bueno, eso sería una desgracia....

El profesor... Mi profesor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora