Prologo

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La idea era descabellada, se notaba en los rostros de mis padres. No parecían convencidos ni cómodos con lo que pensaba hacer, pero para mi se veía como una buena salida a todo, al menos por un tiempo. La relación con mis padres se había deteriorado aun mas cuando les di la noticia que no fui aceptada de la universidad. Fue uno de los golpes mas duros que pudieron recibir. Ellos ya me había forjado un camino, un futuro, una formación, algo que yo no deseaba por ningún motivo, al menos no de la forma que ellos querían  dármelo. No estaba lista para ser lo que ellos no pudieron, el orgullo de la familia, la que diera el ejemplo, no estaba lista para lo que no quería. 
     El rostro de mi madre se envolvió en preocupación, no era algo que me sorprendía, cualquier cosa que yo pudiera o no hacer le preocupaba demasiado, como si fuera una pequeña de tres años que encontraría una botella de veneno y lo bebería. Tal vez era justo para ella que yo lo entienda, que demostrara que tenia respeto por su preocupación y que lo tomaba en cuenta, pero en ocasiones  sentía que el despreocuparme por su sobre protección era mi forma de estar a la par con ellos, ser injusta en algo por todo lo que ellos habían hecho injusto conmigo. 

     -¿Puedo ir?-pregunte una vez mas. 

     No sabia porque la idea de cruzar casi todo el estado para ir a un lugar desconocido me producía tanta alegría y emoción, pero deseaba correr a mi habitación y comenzar a empacar para salir cuanto antes. 

     -Yo...-comenzó mi madre. Temía que si decía que no, mi padre diera la misma opinión y otra vez frustraran mi vida. 

     -Creo que puedes ir-interrumpió mi padre-ya no eres una niña, tienes que comenzar a tener responsabilidades, ademas estarás de regreso en poco tiempo. 

      Aunque mi padre y yo no hablábamos lo suficiente y la mayor parte del tiempo estaba enojada con el, podía ser muy comprensivo conmigo de vez en cuando. Me sorprendía que a pesar de la distancia que nos separaba en la fría relación de familia, se comportara como un padre en los momentos mas precisos. 

     -No me convence-dijo mi madre.
     Mire a mi padre sin saber que esperar, pero aferrándome a la única esperanza que me quedaba. 

     -No le va a pasar nada, solo ira a cuidar una casa, debes dejarla ir y si no, ira de igual forma.

     -De acuerdo que valla-dijo por fin.
     -Gracias-dije feliz.
     Ella me miro, y comprendí que si me dejo ir no era porque lo aprobara, era para evitar discusiones con mi padre y que seguramente cuando no estuviera discutirían a pesar de todo. Pero no podía preocuparme siempre por ellos y dejarme a un lado, así que con la emoción que la situación me brindaba, me puse de pie y corrí a mi habitación, tal y como había querido hacerlo desde que escuche la propuesta.

      Llamaría a la señora White y partiríamos cuanto antes. 

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