Sin recuerdos.

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Abrió los ojos lentamente, la incertidumbre le podía, ¿dónde estaba? ¿Por qué le dolía la parte trasera de la cabeza? Su diestra fue directa al lugar donde provenía el punzante dolor, notando una gasa en esa zona de su cabeza.

-Iiish...- Se quejó el moreno cerrando de nuevo sus párpados, dejando de lado el dolor cuando se apaciguó y devolviendo su atención a aquella habitación que tenía delante.

Las paredes de color crema tenían pinta de ser pintadas hacía poco, el olor a pintura aún persistía, y algunas manchas rojizas aun se visualizaban por debajo de las capas de pinturas, hechas por alguien que no tenía ni idea de pintar, eso no le cabía duda alguna. Recordaba algunos de esos muebles, pero sobretodo recordaba que ese dormitorio no le pertenecía a él, ¿de quien sería? Se puso en pie para recorrer la estancia, esta para su asombro era mayor que la suya, es más la cama donde había estado descansando era casi dos veces la propia, con grandes colchas de colores chillones; rojos, violetas y dorados. Demasiado llamativos para su gusto.


Se detuvo tras dar unos pasos mirando una lampara de metal negro, con una pequeña cúpula de cristal rota y teñida de rojo, como si fuera golpeado a alguien o se hubiera caído y su propietario la hubiera pisado, sin molestarse en limpiar las manchas de su error. Pensar en heridas hizo que la de su cabeza doliera de forma punzante, llevando la diestra a esta, inclinando su cuerpo sobre la cómoda de madera donde estaba la lampara que había captado su atención. Le parecía tan extraño que aquel dormitorio contara solo con esos pocos muebles, sin contar las dos mesitas a los lados de la cama, el escritorio y ¿el piano? ¿Cómo no se había fijado de ese piano en la parte oeste del dormitorio, era de color blanco con detalles en dorado, subido en una pequeña tarima cubierta por una lujosa tapicería que formaba el suelo. Caminó hacia este tentado, levantando suavemente la tapa mientras se sentaba en la banqueta y extendía sus dígitos dispuesto a tocar.

-¿Qué demonios?- Se alarmó al ver estos de color amarillentos, como si hasta hacía unos días hubieran estado morados por causa de algún golpe. -¡¡AAAAH!!- Se apretó las sienes con fuerza mirando las teclas con las pupilas dilatadas de terror, en su cabeza un recuerdo borroso se formaba dando una explicación que por algún caso escapaba de él.


"La sala estaba iluminada tenuemente, la mayoría de luz caía sobre un piano negro, su preciado piano... Alguien gritaba desde fuera de su pequeña habitación, y otra persona como un león hambriento paseaba a su alrededor.

-Toca para mi.- Pidió de forma demandante, tomando la parte trasera de su cabello entre los dedos. -Hazlo o te arrepentirás.-

Levantó la tapa lentamente y comenzó a tocar una suave melodía que había practicado varias veces, una que creó junto a la persona que se hallaba gritando fuera, eso no pareció agradar a la figura negra de su lado que cerró la tapa sobre sus dígitos produciendo la rotura de alguno de estos..."


Miraba sus manos y como algunos de sus dígitos tenía una ligera curvatura extraña, sin embargo no le dolía por lo que el recuerdo no era reciente, al menos no tanto como aquellos morados que estaba manchando gran parte de sus manos, y ahora que se fijaba sus brazos. Comenzó a tocar la melodía de la partitura ante él, siguiendo cada nota, cerrando los párpados para dejarse guiar por la música que llenaba aquel dormitorio de escasa luz y olor extraño pero al cual parecía acostumbrado porque no le causaba repulsión alguna, pero tampoco era que le agradara, tan solo no le era molesto y en parte conocido; Vainilla mezclada con óxido... Óxido férrico... Sangre.... Tal y como olería una sala de operaciones al poner un ambientador para disimular el desagradable aroma.


El sonido de la puerta de aquel dormitorio le hizo parar de golpe, sin ser capaz de voltear tan solo bajó la tapa cubriendo las teclas del instrumento, tensándose sobre aquel asiento al sentir una presencia ingresar en el dormitorio.

-No tenías que detenerte mi querido Salieri, esa melodía si era de mi agrado.- Canturreó la voz acercándose a la figura del joven, rodeando su cuello con ambos brazos, besando su mejilla. -Me alegra que hayas despertado, estaba preocupado por ti.- Canturreó con voz dulce pegando su mejilla a la del nombrado.

-No iba a dormir para siempre Mozart....-

La melodía pasada [XeSol/HanJoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora