↠ Alice (L.H)↞historia corta

¿No puedo ser feliz?

Hoy era día de visitas en el colegio, eso quiere decir que mis padres vendrán por mi para pasar el fin de semana, ¿se preguntaran que paso después del concierto de los chicos?, pues no paso nada sinceramente, solo regresamos después del concierto, y cada quien a sus habitaciones.

Estábamos en la sala principal del colegio, a cada uno lo llamaban por su nombre conforme sus padre llegaban por ellos.

-Alice Reed-llamo la secretaria regordeta

Me levante de mi asiento y camine a la salida, pero un mano en mi brazo me impidió seguir avanzando, así que voltee mi cuerpo hacia la persona

-Que tengas un bonito fin de semana-dijo un Luke sonriente

-Gracias Luke, igual para ti-respondí, soltó mi mano y seguí mi camino hacia la salida, y en la puerta me lleve una sorpresa no muy buena, mi padre estaba ahí con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Que te diviertas, Alice-dijo la directora, yo solo le sonreí

Mi padre se hiso a un lado y me dejo salir por la puerta del instituto. Nos dirigimos al coche en silencio. Una vez adentro empece a hablar

-¿A dónde vamos?-pregunte en un hilo de voz
-Vamos al hospital a visitar a tu hermana, tu madre está ahí-comento serio mientras echaba  a andar el coche.

Yo no contesté, el camino fue algo extenso ya que el colegio está a las afueras de  San Francisco. Después de casi 1 hora, llegamos al hospital "San Francisco General Hospital", yo conocía muy bien aquel hospital, ahí me llevaron las tres veces que intente suicidarme.
Papá apago el coche y salió igual que yo. Nos adentramos al edificio con olor a alcohol y anestesia un olor que yo detestaba. Papá pregunto algunas cosas sobre mi hermana, luego una enfermera con ositos en su uniforme nos dirigió a la área de pediatría, llegamos a una habitación, la enfermera nos dejo en la puerta y se marchó.

Papá entro primero, después yo, la habitación estaba llena de globos y peluches diciendo "que te mejores" y cosas por el estilo, en la camilla estaba ella, mi hermana Fabiola tan indefensa y pálida con millones de tubos conectados a sus brazos y una máscara de oxígeno, a un lado estaba un débil cuerpo ojeroso con una mano entrelazada con la de mi hermana, y la otra con un pañuelo contra su boca para callar algunos sollozos, era mi madre.

-Alice, que bueno que estas aquí- susurro volteando su mirada hacia mi, sus ojos rojos por el llanto me miraban
-¿Como está?-dije desviando mi mirada de ella y poniéndola en mi hermana
-Ella está bien Alice, la pregunta es ¿cómo estas tu?-pregunto mi madre poniéndose de pie enfrente a mi.

No pude, me rompí una vez más, una lágrima caliente se deslizó por mi mejilla. Los brazos débiles de mi madre me rodearon el cuerpo, la apreté contra mi, la apreté como si fuera la última vez que la vería, porque en cierta forma así iba a hacer.