Wicked Smile | Part 2.

2K 111 27
                                    

Todo, abosulutamente todo, había dado un giro radical en la vida de Seo Joo Hyun.

Ahora, era una chica distinta. No era la precavida Seohyun que hablaba sólo cuando era necesario; tampoco la que nunca opinaba nada al respecto, y se conformaba con lo que le iban dando a su paso. Ya no habría más sonrisas forzadas, ni tampoco un 'ésto es realmente lo correcto'. En su lugar, habrían conversaciones hasta altas horas de la madrugada, discusiones absurdas sobre qué película ver en vez de irse directamente a dormir... sonrisas sinceras y carcajadas alegres por la cosa más tonta del mundo. Puede que, aunque no estuviera haciendo lo correcto, aquella locura, por primera vez, la había hecho realmente feliz.

Yoona, en aquella ciudad, la cual llamaban la ciudad del amor, tenía una habitación reservada en el hotel más cercano al Louvre. Se supone que sería sólo una habitación para una persona, pero su nueva invitada, recibida con los brazos abiertos por la más mayor, y quizás, lo que no eran sólo los brazos, no tendría problema alguno en compartir cama con ella.

Lo único que verdaderamente temía, es que fuera a interferir en su trabajo.

Quizás Seohyun había dejado de preocuparse tanto por cualquier cosa, pero eso no quitaba, que le sentaba más ser un estorbo para lo que ahora sería su nueva amante. Ella tenía que trabajar en sus nuevos diseños, preparar una pasarela, dar instrucciones a las modelos... Porque, aunque no fuera tan sorprendente como lo parecía, Im Yoon Ah tenía su propia marca de lencería femenina. Quizás no sería tan famosa como la conocida Victoria Secret, pero en aquel pequeño mundo de la moda, ella seguía luchando por seguir haciéndose de notar.

Y no hay nadie que diseñe mejor lencería femenina, que alguien que no sólo los usaría para ella, sino que también sabría como provocar lo suficiente para que le dieran ganas de arrancarla con los dientes.

Ahora la maknae entendía porqué en su familia le habían tenido tanto rechazo. No era sólo su sexualidad, sino ese atrevimiento hacia la vida que Yoona tenía, a pesar de ser, muy en el fondo, un osito de peluche adorable al que también le gusta dormir mientras la abrazan por las noches. Ella había tenido el valor de sentirse orgullosa de como se sentía respecto a las mujeres, de echarle valor, de trabajar en algo que su inspiración llevaba más allá de una simple depravada imaginación.

Ella había elegido su vida, y los demás no lo habían hecho por ella. Seohyun, la admiraba desde lo más profundo de su ser. Incluso si a veces se avergonzaba cuando la acompañaba a conocer a algunas modelos, puesto que aquellos cuerpos de ensueño tallados en lo que parecía ser, la antigua escuela helénica griega con perfectas cinceladas, seguía admirando lo mucho que ella se esforzaba en un trabajo que, si no eres realmente conocida, la gente siempre te va a mirar por encima del hombro.

Pero ahora estaban en Francia, y la sociedad era completamente distinta en la que las dos habían crecido y pasado varios años de su vida. Era distinto. Incluso si alguna que otra vez varios señores mayores las han llamado chinas, cosa completamente desconsiderada, no le ha importado. Todo lo que le rodeaba, tenía un aura diferente... una más calmada, y para nada, sobrecargada de tantos prejuicios como los que podrían tener los habitantes de Corea del Sur.

Nunca se imaginó que podría sentirse tan liberada, y sin ese peso de culpa al haber dejado todo atrás, por una completa desconocida. Es cierto que Seohyun no era de muchas palabras, pero Yoona no las necesitaba para saber, que esa pequeña e imperceptible sonrisa que siempre tenía en su rostro, no era como las de su boda. Sino que esta vez, la más pequeña estaba verdaderamente feliz de la decisión que tomó.




Una noche, después de que por fin Yoona hubiera terminado todos los desfiles a los que su apretada agenda le hacía ceñirse, hubo una fiesta para celebrar el fin de las promociones. Usualmente, la más mayor iba sola a ese tipo de eventos, bebía sus dos copas de champagne, y tras ello, conseguía seducir a cualquiera de sus modelos para pasar con ella, su última noche en París. Era una rutina que todo el mundo conocía... y que a veces, muchas se preguntaban entre sí, si serían alguna de ellas las que caerían ante sus irresistibles encantos.

Innocent Smile // [yoonhyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora