Era una mañana de otoño, en el parque de Ottawa. Ari era una chica de 18 años que amaba más que todo andar en patineta en ese parque específico. Una tarde, mientras realizaba ésta acción, descubrió a Miguel, un chico nuevo en la ciudad que estaba haciendo lo mismo que ella. Él también la vio. Su sonrisa le iluminó el rostro y le alegró la mañana.
-¿Qué hace una chica como tú por aquí? -Dijo él, como un completo "coqueto".
-¿Chica como yo? -Ella río.
-¿Patinas?
-¡Si lo hago! ¡Y soy la mejor! -Afirmó, como entrenadora pokémon.
-¿Carrera? -Replicó, juguetón.
-Anda... De aquí hasta... -Dio una pequeña vuelta- ¡Allá! -Señaló una bajada.
Así había comenzado su relación. Ari sabía que cualquiera que sea Skater sería buena gente. Skaters y Skaters se llevan, ella conoció a su mejor amiga de esa manera.
La carrera acabó con ella cayendo sobre Miguel y un par de carcajadas de parte de ambos.
-Lo lamento -Dijo él, entre risas- No debí cruzarme.
-No te preocupes -Respondió Ari, revisando su patineta- Mientras que mi bebé esté bien, yo estoy igual -Rió.
-De veras perdóname -Le extiende la mano, y ella la toma para ayudarse a levantar. Luego, le regala una sonrisa- Déjame compensarte, vamos a tomar un café.
-¿Al Starbucks? -Parecía que las risas nunca acabarían ese día.
-Al Starbucks. -Afirmó.
Caminaron contándose cosas de la vida. Ambos tenían muchas cosas en común. Él descubrió que Ari era una chica divertida, algo troll, le encantan los vídeo-juegos y patinar, pasarla con amigos es lo que más le gustaba hacer y escuchar música. Ella descubrió que Miguel era un chico astuto, coqueto, muy buena gente, ágil y que le encantaba, no sólo escuchar, sino que también hacer música.
Al entrar al lugar, él pidió dos chocolates calientes. Quedaron toda la tarde hablando. Para cuando Ari echó un vistazo a su móvil, ya era muy tarde.
-¿¡Cinco y media, tío?! ¿Enserio, macho? -Dijo un poco decepcionada- Anda, que lo pasé muy bien contigo, pero ya tengo que irme.
-¿No te gustaría que volvamos a vernos? -Preguntó él, con una sonrisa de las cuales son imposibles decir que no.
-No me gustaría separarme de ti -Respondió riendo- Me molaste demasiado -Le extendió su mano- Llámame Ari, mucho gusto.
-Miguel -Se presentó él.
-Esto es para ti -Dijo ella rebuscando entre las cosas de su mochila.
-No tienes que darme nada -Se atajó, modesto.
Ari le entregó entre sus manos una tarjeta que decía su número telefónico. Le indicó unos horarios y le dijo que la próxima vez que quiera verla que la llame entre esos, en la medida de lo posible. Miguel asintió con una sonrisa. Se despidieron con un beso en la mejilla. Parecía que se hubieran conocido hace mucho tiempo, ya.
[...]
-¡¡LLEGUÉ!!
-¡Coño! ¡Cuantas veces te he dicho que no grites! -Bajó las escaleras del departamento, Mahe, su mejor amiga- ¿Es necesario que avises de esa manera?
-Eso creo -Rió.
Mahe se quedó mirándola un buen rato. Conocía esa mirada -¿Sucede algo? -Preguntó.
-¿Por?
-Se supone que ibas a comprar y a despejarte unos pequeños minutos para luego hacer la tarea de la Universidad conmigo -La miró mal- Mira la hora que es y no hemos empezado. Mañana tenemos clases, ¿Sabes?
-Lo sé, lo siento... Es que... Conocí a un chico...
Mahe sonrió victoriosa. Lo sospechaba desde el principio. Ari conocía a un montón de chicos habitualmente, pero ninguno era "El indicado". Hacía meses que no hablaba con ninguno y repetía que eran cosas del pasado.
-Él se acercó a mi -Siguió relatando. El simple hecho de recordar su mirada ya la hacía sonreír- parecía majo desde un principio, estaba con su patineta así que hicimos carrera. Al final se cruzó -Rió recordando el momento- y ambos caímos. Me dijo que me quería recompensar y me invitó a una chocolatada -Suspiró.
-¿Y? -Mahe escuchaba, muy interesada, el relato de Ari. Ella le dirigió una mirada y de sus labios salieron las palabras "Le dí mi número" -¡Al fin sigues mi consejo, chavala!
-Ni que fueran tan buenos.
-Yo sigo con Guillermo, ¿Verdad?
-Cierto, cierto... Ya vamos a empezar la tarea...
[...]
Migue y Ari cada vez se hacían más cercanos. De conocidos, a amigos, a mejores amigos. Habían pasado ya varios meses. Miguel quería llevar esto al siguiente nivel.
-Princesa... -Sonrió, se había acostumbrado a decirle así.
-Dime -Le devolvió la sonrisa, sin prestarle mucha atención.
-Mírame -Dijo él. Ella lo miró un poco distraída. Esperó a que sus ojos estuvieran observándose mutuamente para seguir hablando- Nos conocemos desde hace mucho tiempo ya...
-Así es -Una pequeña risa tierna salió de su boca al recordar sus primeros momentos juntos.
-Quisiera pedirte si... Querías que llevemos nuestra relación a un segundo nivel -Él tomó la mano de ella. Sus ojos demostraban una sinceridad y un amor increíbles. Ari evitó reír, pero se le escapó una carcajada a los pocos segundos.
-Migue... Eres mi mejor amigo, no quiero nada contigo... Lo lamento -Besó su mejilla.
Ambos quedaron callados unos momentos, observándose. Miguel pareció decepcionado. Empezó a mandar excusas, quería estar solo.
Ella no lo dejó en paz ni un momento. Le insistía diciendo que necesitaba a alguien mejor, que ella no lo merecía, que busque otra chica, una mejor... Y menos... Menos parecida a ella.
Entonces, Miguel se rindió. Ya no podía ocultarlo más. Decidió contarle su historia... Algo que Ari nunca hubiera imaginado:
-Yo estuve enamorado muchas veces -Empezó a relatar- pero nunca tanto como aquella vez. Anna era una chica que se robó mi corazón, estuvimos juntos, pero me abandono. No como a cualquiera, ella me engañó. Esperó a que lo descubriera, y luego se río de mi como si todos esos momentos juntos no hubieran significado nada... Como si ella nunca hubiera sentido nada por mí. Me la pasé encerrado en mi habitación varios meses, lamentándome. La gente temía por mi salud psicológica. Pedro, mi mejor amigo, me pidió que vaya al parque a tomar aire, dijo que todas estas estupideces estaban comiéndome la cabeza y acabaría mal. Luego de varias semanas, te conocí... Tú me supiste dar ese abrazo acogedor que me hizo olvidar todo. De veras me gustas Ari, no te rías de mi como Anna, no seas una zorra como ella.
Ari se puso a reflexionar. Realmente no creía que Miguel, siendo un hombre tan feliz y buena onda, en realidad estaba fingiendo y estaba destruido completamente. Lo abrazó, era lo único que se le ocurrió hacer en ese momento.
-Debes saber que te quiero mucho -Dijo ella.
Él se acercó al rostro de Ari, miró sus labios. Ella se puso un poco nerviosa, lo apartó y disimuló con una risa algo forzada. Miguel sonrío pícaro y volvió a acercarse, tomándola de la cintura esta vez. Ella enrojeció.
-M-Miguel... He-e dicho que no... -Intentaba apartarlo, pero él era más fuerte.
En eso, él acercó su boca y cortó la poca distancia que había juntando sus labios en un beso. Un beso sincero. El más sincero que ambos habían dado en mucho tiempo. Lo que primero fue resistirse en parte de Ari, terminó respondiendole.
-Te amo -Dijo Miguel.
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Ojalá Nunca | Amor.
Teen FictionEsta es mi primer historia de 3 capítulos. Todos hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos. "Ojalá nunca hubiera sido tan subnormal" pensaba él "Ojalá nunca hubiera intentado que sólo sea mía". Pero por desgracia, no existe una máquina del tie...