Narra Ari:
¡TODO ES INÚTIL! ¡No tiene sentido! ¡Las pistas no concuerdan! ¿Cómo se supone que debo saber quién es el asesino si no tengo ni base de datos para saber cuántas personas existen en Ottawa con antecedentes de asesinos o algo así?
"A veces, debes hasta sospechar en quién más confías" Había dicho una vez el profesor. Mi mirada se dirigió a Miguel. Él me sonrió. Luego volví a centrar mi mente en las hojas del informe que tenía sobre la mesa.
-¿Qué pasa? -Me preguntó. Parecía que se burlaba de mí.
-¡No hay relación! -Dije harta, revolviendo mi cabello.
-¿No hay relación o tú no la encuentras?
-Ya no sé -Suspiré- ¿Seré yo el problema?
-Tú no eres un problema -Se sentó a mi lado- Quizá el asesino es una mente maestra y su profesor se la juega mucho poniendo a un grupo de niños a intentar resolverlo...
-¿¡UN GRUPO DE NIÑOS?! -¿¡QUÉ ACABÓ DE DECIR?! ¡No estoy estudiando criminología para que se burle de mí de esa manera!- Te lo mostraré, pringado. Puedo resolver esto, lo haré -Luego de eso tomé mis cosas y me encerré en mi habitación. Lo escuché reír desde afuera. Ya lo verá.
Ésta persona, según los forenses, fue asesinada a las 3:45 pm el Viernes. Curiosamente, es la misma hora que Miguel no estaba en casa. Ésta otra víctima murió a las 5:20 el Sábado. Otra fecha y hora que concuerdan. ¿Q-Qué? Esta también concuerda... Y esta otra... ¿¡Q-QUÉ?! ¿Miguel es el asesino?
-¡VOY A COMPRAR! -Lo escuché gritar y luego, el ruido de la puerta cerrarse.
Sin pensarlo dos veces, salí de mi habitación y fui a la suya. Revisé su guardarropa, sus cajones, su cama... Había ropa con sangre. Fui a su baño y encontré toallas todas manchadas de sangre. "N-NO ME LO CREO".
Mi corazón se aceleró alocadamente. Lo que acababa de descubrir no era normal. Salí rápido de su habitación, volviendo a la mía. Junté los datos que había encontrado. ¡Todo tenía relación! Pero no podía precipitarme de esta manera. No tenía más prueba que un poco de sangre y la coincidencia de horarios... Necesitaba más.
Mi teléfono sonó. Un mensaje del grupo de la Uni en Whatsapp: "Dijo el profe que hay datos de que la víctima C intentó defenderse y dejó varias marcas en el pecho del asesino. Suerte ;)"
Si Miguel llegaba a tener marcas en su pecho, sería el colmo. Sólo había una manera de saber si él tenía ese tipo de cosas... Debía seguirle el juego de los enamorados.
Cuando llegó a casa, y luego de comer, me acerqué a él. Lo tomé del cuello de la camisa y le dí un beso. Él se sorprendió un poco, pero me siguió el beso. Luego me cargó mientras nos seguimos besando. Con mis piernas, abracé su cintura y puse mis manos al rededor de su cuello. Reí.
-Mañana no tengo clases -Mentí, acariciando su cuello- Y podríamos hacer algo divertido.
-¿Algo como qué?
En eso empecé a desabrochar lentamente su camisa. Miguel miraba, parecía que estaba tratando de deducir por qué mi repentino cambio de actitud hacia él. Cuando estaba por la mitad reaccionó rápidamente, cerrando los botones e impidiéndome toda posibilidad de ver si tenía esas "marcas" de las que hablaron por Whatsapp.
-Oye... ¿Qué haces? -Lo miré triste, tratando de convencerlo.
-Es que tengo que irme -Le mando una de esas excusas baratas que nadie cree.
-¿A dónde? -Lo miré mal.
-No importa -Rió forzadamente, tratando de disimular.
Ya no comprendo qué es lo que está ocurriendo, ¿Por qué lo hizo?
-Miguel... Sé que tú eres el asesino -Él rió victorioso.
-Creí que nunca lo descubrirías.
-¿¡POR QUÉ?! ¿POR QUÉ LO HICISTE? ¡CONFIABA EN TI!
-Quería que sólo fueras mía.
-¿¡Y LAS DEMÁS PERSONAS QUE NO TENÍAN NADA QUE VER?!
-Supongo que me gustó la sensación de acabar con la vida de alguien -Se encogió de hombros- Esto por ti.
Yo ya no dije más, tomé mis cosas y en medio de un llanto salí de la casa. Supuse que me perseguiría, pero no lo hizo.
Fui a la comisaría, dije todo lo que pensaba sobre esto, y con dificultad les indiqué dónde se encontraba Miguel. Al cabo de unos minutos, la policía me llevó a mi casa. Esperaban a Miguel afuera. Nadie salía, así que me dispuse a entrar. "Ari, nunca me entregaría así no más..." decía una nota en la puerta. Algo llamó mi atención e hizo que elevara la mirada.
-¡MIGUEL! -Grité, estaba en el techo de la casa.
-Te amo... -Me dijo, y se dispuso a saltar.
Para mi suerte, la policía estaba ahí cerca y tenían un trampolín que amortiguo su caída. Vi cómo se lo llevaban a rastras y lo metían bruscamente en un auto. No me atreví a mirarlo a los ojos.
[...]
Caminaba por los pasillos de la cárcel, llevaba una mochila con objetos curiosos en ella, pero nadie sospechaba de mi. Miguel había acabado con la vida de mi ser más querido en el mundo, y con mi corazón al decirme que no se separaría de mí. Me senté frente a él y lo miré a los ojos. Me empezaron a saltar unas lágrimas cuando le dije todo lo que opinaba sobre lo que había hecho. Él me observaba en silencio.
-Y de todo esto, solo una cosa vine a decirte... Me tenías a tus pies, Miguel, estaba completamente enamorada de ti... ¡Te amo Miguel! Pero no al tú de ahora, a ese que había conocido con la patineta, el que me invitó una chocolatada... ¡A ése Miguel! ¡No al asesino! Y como sé que ahora me abandonaste tú, que era lo último que me quedaba, lo que más quería en el mundo, lo que más amaba, lo que me alumbraba mis días más grises... Yo no tengo más qué hacer en esta vida...
Rebusqué entre las cosas de mi mochila y saqué una pequeña pistola.
-Esto por ti.
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Ojalá Nunca | Amor.
Novela JuvenilEsta es mi primer historia de 3 capítulos. Todos hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos. "Ojalá nunca hubiera sido tan subnormal" pensaba él "Ojalá nunca hubiera intentado que sólo sea mía". Pero por desgracia, no existe una máquina del tie...