Sobre Celos y padres

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El muchacho se sentía defraudado, como un tonto; el haber visto como su tierna y querida Peyton besaba al idiota de Nick le había provocado horcajadas. Él había estado observando a Peyton desde hace mucho tanto en la escuela como en la central, aunque al parecer ella aún no lo reconocía; claro, Nick estaba en lo cierto él había ingresado a los archivos de la central e indagó sobre Peyton revisando, su edad, dirección, padres, etc; eso ya unos  años atrás cuando él apenas acababa de mudarse a  la ciudad; él una tarde salió a caminar solo, claro que luego se perdió puesto que no conocía nada ni nadie, aparte de sus padres y su cuadra, decidió trepar un árbol para ver si podía reconocer algo del camino pero le fue algo inútil, estuvo a punto de aferrarse a la idea de ir a una estación de policía o llamar a su padre para que le recoja cuando… la vió. Estaba  caminando cerca de allí en compañía de un cachorro de Siberiano, ella reía al ver aquel animal tratando de alcanzar una mariposa; su cabello se ondeaba con el aire y entonces ella pareció percibir  su presencia  y dirigió sus verdes ojos a él. Este había estado mirándola fijamente, estático  desde la rama de aquel árbol ella le dedicó una gran sonrisa y le saludo, el muchacho respondió al saludo difícilmente ya que había enmudecido

-Cómo te llamas?-preguntó ella-Vives cerca?

-No

-Tranquilo, yo soy Peyton, te has perdido cierto?- Ahora Sanders recordaba con gracia cómo él se había sonrojado y claro que por nada del mundo admitiría eso frente a una niña.

-Yo no me he perdido, tonta!-gritó él

-Bien!, pero nada te da derecho a decirme tonta-dijo Peyton mientras lo fulminaba con la mirada

Sanders recordaba la vergüenza que había sentido y a la  vez el miedo, esa niña le dio miedo; ella se alejó junto con el Siberiano y desde aquel momento él había vuelto todas las tardes a aquel árbol para espiarla.

Las horcajadas ya se habían detenido, por ahora, Sanders tenía que volver a “casa” pero se prometió a sí mismo que enfrentaría a Peyton en la central y que si deseaba estar con ella alguna vez necesitaba deshacerse de Nick.

***

No hagas ruido, entra lentamente, espero que Alexander aún no haya llegado; si me descubren el lío que tendré.-pensaba Peyton al intentar entrar a su cuarto

-Ya casi lo logro-susurró Peyton para que Nick la oyera-sólo un poco más arriba

-De acuerdo-dijo mientras levantaba a Peyton lo suficiente como para alcanzar su ventana

Ella pudo sujetarse del marco de la ventana firmemente luego empezó a deslizarse al interior en absoluto silencio, cuando por fin estuvo adentro se asomó por la ventana.

-Gracias-susurró-No es que quiera que te marches, pero más te vale irte antes de que…

-Antes de que mis padres nos descubran-se oyeron las voces autoritarias de los padres de Peyton

Peyton y Nick se quedaron congelados, no sabían que hacer, que excusa poner…

-Buenas noches Sr y Sra. Williams-dijo por fin Nick

-Hola Nicollas…Peyton-dijo Alexander mientras levantaba los ojos para ver a la joven –Señorita no sé si son estas horas de llegar

-Bueno es que…-empezó a titubear Peyton

-Y sabes que es peor, que hayas querido entrar a hurtadillas-luego se detuvo para mirar a Nick- y tú, cometiste un grave error al ayudarle

-Él no tiene la culpa, fue mi idea, castígame a mí pero a él no lo metas-Peyton no sabía de donde había sacado la valentía para encararle a Alexander

-Tiene razón cariño-dijo Marianne- además no es forma de tratar a un invitado-luego se dirigió a Nick con aquel tono educado y sereno que siempre tenía al hablar-Nicollas, por favor  pasa, quédate a cenar

-Marianne-empezó Alexander-no me desautorices en frente de él

-Él es mi invitado hoy-dijo fulminándolo con la mirada-te agradecería que fueras más cortés

-Sra. Williams, no es necesario, yo…-titubeó Nick

-Quédate, por favor. Insisto

-Bien

-Marianne yo no estoy de acuerdo en que-Alexander seguía terco, fue entonces cuando su esposa lo acalló con un beso

-Alexander,  por favor-dijo suplicante

-De acuerdo, Nick eres bienvenido

Nick miró un momento a Peyton, esta le asintió y avanzó lentamente a la puerta; Marianne ya había entrado por lo que no se percató de la mirada de advertencia que su esposo le dedicó al joven mientras pasaba por su lado.

Nerd De Medio Tiempo [reeditando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora