Definitivamente no se que hacia ahí, ni siquiera sabia porque mi mente se empeñaba en ilusionarme con la ilógica probabilidad de volverlo a cruzar, pero ahí estaba, en la esquina donde lo conocí, un día después.
Habían pasado quince minutos cuando de repente lo veo acercarse, siento que conozco su forma de caminar aunque solo lo visto hacer tres veces, siento mis mejillas sonrojarse pero intento obviarlo, cuando me ve no saco mis ojos de los suyos, veo que se acerca y siento que voy a paralizarme.
Abre un poco mas sus ojos, y estos parecen aun mas lindos-como si eso fuera posible- y un momento después dice:- Paz, que gusto volverte a encontrar, venía justamente a ayudar al destino en eso de cruzarnos.
No puede evitar mostrar una sonrisa algo tímida, no iba a decir que yo estaba haciendo exactamente lo mismo pero algo debía decir, lo único salió de mi ser fue:- hola Simon.
De un momento a otro, cuando por fin puedo evaluar la escena me veo envuelta en una conversación que aunque es inusual, se siente bien, hay un hilo interesante en la conversación, y como mi objetivo era encontrarlo estoy contenta con eso.
Me habló de su vida, nunca perdí de vista sus ojos ni el los míos, de pronto parece hacer una pausa y dice:
-he pensando todo el día en vos Paz, hay algo que hizo que conectáramos, me encantaría volver a verte.
Entendí que era un diálogo a modo de despedida por lo que dije:- al parecer frecuentamos esta cuadra, no me parece mal eso de ayudar al destino en eso de encontrarnos.
Creo que ni yo ni el esperábamos su respuesta, únicamente salió, como escupida de sus labios:- mañana a las 5?
De todas formas quería aceptar, por lo que asentí una vez con la cabeza y me di vuelta para marcharme a mi hogar.• • •
Me desperté pensando que sería un gran día, nunca pensé estar tan concentrada en algo.
Hablar con Simón, fue el paso mas grande que di desde que había decidió volver al pueblo con el objetivo de volverme a encontrar.
Faltaban siete minutos para las cinco por lo que decidí darme un último vistazo al espejo y salir decidida a darle a mi estomago una panzada de mariposas, tenía veintiún años y creo que nunca me había pasado algo así, me siento una adolescente experimentando su primer amor, se muy poco sobre el pero algo me dice que su aura conecta de manera impresionante con la mía.
Hasta ahora estoy preguntándome porque nos abrazamos al saludarnos, todo era demasiado extraño para ser real.
Esta vez, hablamos mucho mas, casi por dos horas, ahora sabia que estudiaba, que planeaba ser actor y que estaba contento con su vida, yo había contado algunas cosas de mi también.
Claramente en un punto de la conversación llego el momento de hablar de lo que estaba pasando con nosotros, yo creo que no había mucho para decir, pero los dos concordamos en que en realidad nuestros cuerpos habían sido manejados por nuestras almas que querían juntarse, a los dos nos gustaba lo que estaba pasando pero después de todo no lo entendíamos, era algo interno, podría decir que lo sentía desde otro lado, ni siquiera se si era amor, pero de una cosa estoy segura, algo era.
