Capitulo 2

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Un globo aerostático tiene un desperfecto y esta cayendo a la deriva, dentro de él va un chico, con los auriculares puestos, esta solo. no se ha dado cuenta que su vida esta acabando, eso si no existiera la posibilidad remota de que se provocara un milagro.
Dentro de su cabeza esta el sonido de la música haciendo de colchón de un remolino de pensamientos entre los que predomina su frustración, frustración intangible y absolutamente inentendible, y si se pone a pensar un segundo, es eso lo que mas lo frustra, que nadie la comparta. El pasaje por sus laberintos internos son interrumpidos por un leve chiflido, que lo hace volver a la realidad, y observa que acompañado del ruido había una fuga de vapor en una de las partes del globo.
Sintió que su corazón se aceleraba pero a su vez no podía dejar de pensar en eso que lo enojaba.
Y aunque muchas veces habría dicho querer morir, en ese instante percibía de manera extraña su vida pasar en esos segundos de arriba hacia abajo, en la misma dirección que la caída del globo; todo en su cabeza daba tantas vueltas que también distinguía su enojo, aun presente.
¿Habría en el mundo alguien que pensara igual a el?, se arrepintió de no haber escrito nunca lo que pensaba, pues en caso de morirse nadie lo sabrá, se ira con él hacia abajo, tan abajo como la gravedad lo desee.
Se mira sus piernas y observa todo su cuerpo temblando, su pequeña historia iba a acabar. Pensó en manuelita la tortuga, y luego en que quizás nadie lo encontraría, o lo que es peor, nadie lo buscaría.
Se incorporó, cuando ya estaba casi a la altura de las copas de los árboles mas grandes y en un intento desesperado por salvar su propia vida, saco las manos para agarrarse de una rama, lo hizo, en el mismo instante en que se colgó de ella, saco casi todo su cuerpo, y cual Terzán en medio de la selva, se colgó por completo. Pero no todo es tan novelesco y al segundo y medio, el chico volaba por los aires, cayendo ahora sin el globo, siendo un poco optimista quedarían cinco metros hasta el piso, pero a la velocidad con la que iba, fueron un segundo.
Abrió los ojos, tenía mucho calor, estaba sudando, miró hacia sus costados y se encontraba dentro de cuatro paredes, su cuarto.
¿Como era posible que su frustración trascendiera hasta sus sueños? Estaba tan presente que no podía descansar de ella, y lo que le pasaba era tan fácil de explicar como difícil de entender: se negaba a aceptar que la humanidad fuera tan inhumana; y aunque lo que le había pasado era un sueño, fue tan nítido que parecía ser consciente de lo que se genera al estar al borde de la muerte, y quizás es por ello que, ahora siente es todo es mucho mas efímero.
N de A: ustedes y yo nos preguntamos que tiene que ver esto con la historia del capítulo uno, pero lo decidiéremos en el capítulo 3, hasta pronto.

Paz y SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora