2

454 46 21
                                    

Querido papá,

Hoy he ido al parque al que me llevabas siempre después de tomar un helado en verano.
Me he sentado en nuestro banco.
Y he visto nuestras iniciales grabadas en él.
Estábamos tan unidos.
Me he dado cuenta de que cuando estás triste, aprecias más todo.
Los pájaros cantaban alegres.
Los niños saltaban y gritaban.
Qué inocentes son.
Se creen que la vida es toda felicidad.
Y ¿sabes?
Ojalá a ellos les vaya bien.
Aunque en el fondo sé que esos niños son como todos.
Como yo.
Simples juguetes en manos del destino.
Y he llorado.
He llorado como nunca antes.
Porque yo quería volver a saltar y a gritar.
Quería volver a saltar y a jugar, a tu lado.
Porque llorar no significa ser débil,
significa que has sido fuerte durante demasiado tiempo.
Entonces le vi llegar.
Estaba oscuro.
Y sus ojos tristes como mi alma contrastaban con la felicidad que yo había sentido al verle.
Se sentó a mi lado.
Y creo que lo mejor fue que no habló.
Ni me pidió que dejara de llorar.
Solo sujetó mi mano, y dejó que disfrutara con él del silencio mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

Querido papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora