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Querido papá,

Todos están muy raros conmigo últimamente.
Mamá ni si quiera me mira a la cara.
¿Qué está pasando?
No lo entiendo.
Todo parecía ir bien, mucho mejor de lo que había ido en años.
Y de repente puff.
Gracioso, ¿verdad?
Como en unos segundos todo se puede volver del revés.
Y para colmo, dentro de unos días empieza de nuevo el instituto.
Si fuera mi decisión no iría al instituto, cogería el primer vuelo a cualquier sitio y empezaría de nuevo.
Aunque eso supusiera alejarme de todos.
Eso es justo lo que necesito.
Evadirme de todo y todos. Incluso de ti.
Porque déjame decirte, que las personas hacen daño. Queriendo o sin querer. Y estoy harta del dolor.
Sólo fíjate en mí.
Mi vida era un cuento de hadas.
Y luego tú... Ya sabes, moriste.
Y me hiciste daño al morir. Sé que no es tu culpa, pero lo hiciste.
Ahora todo parecía ir bien otra vez, o al menos estaba en camino de ir bien.
Pero el daño vuelve. Nunca se va realmente.
Creo que si me aislara de todas las personas que conozco, el daño no se iría, pero no me lo volverían hacer.
Lamentablemente, no existe un lugar donde se pueda estar solo.
Porque, ¿sabes qué?
También me quiero alejar de mí misma.
Y eso padre, es imposible.
Solo espero que este sentimiento sea pasajero.
Que solo esté desvariando, y en realidad nada esté mal, que sea mi imaginación la que me juega malas pasadas.
Que Jaime vuelva a ser como era antes, que me hable, que pase tiempo conmigo, que no me evite.
Que mamá me diga, como lo hacía siempre, que somos ella y yo contra el mundo. Y que me quiere, que me diga que me quiere.
El mundo se me viene encima papá.
Ahora mismo daría todo lo que tengo por ser yo la que está bajo tierra, y no tú.
Supongo que pido demasiado.
Sé exactamente lo que tú me dirías.
"Hija, esto no es una fábrica de deseos"

Gin.

Querido papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora