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Querido papá,

Siento no haberte escrito en tanto tiempo, he estado ocupada estos días.
Las Navidades no han estado tan mal.
Sí, podrían haber sido mejores, pero yo con esto me conformo.
Todo ha salido como lo habíamos planeado.
Los padres de Jaime son tan afgjslskdkdks.
Bueno, su madre, porque el padre no estaba.
Y su casa, oh Dios, su casa.
En realidad no es una casa, es mucho más grande que una casa. Pero a pesar de ser grande, no era fría. Era como si cada espacio guardase un recuerdo de la familia. Y olía a castañas asadas y canela. El olor era como una droga, te hubiera encantado.
Su madre, Pam, me ha invitado a cocinar con ella un día.
Cuando vinieron los abuelos, flotaba mucha tensión en el ambiente, pero al final tuvimos una conversación al menos aceptable. Aunque fuera sobre atunes duh.
El día de año nuevo Jaime me presentó a dos de sus amigos, Rafa y Jesús.
Son simpáticos.
Se portaron bien conmigo.
Hacía mucho que no tenía algo parecido a amigos.
Pero pasa algo raro con Jaime.
El otro día me preguntó unas seis veces cómo moriste.
Y yo se lo dije, accidente de coche.
Y él me volvía a preguntar si estaba segura de que fue así.
A veces me siento un poco fuera de lugar, ¿sabes?
Como si todos fueran del mismo color.
Y yo soy la única de un color distinto.
Y no encajo.
Pero todos pensamos cosas así a veces, ¿no?
Es un mal día, no una mala vida.
O eso espero.
Con cariño,

Gin.

Querido papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora