Caminaba por las calles oscuras, un hombre con gabardina larga y un cigarro en la mano, mientras pensaba en una bella mujer fumaba y miraba el cielo quebrado, un cielo similar a su alma, quebrado y oscuro.
Aquel hombre parecía no tener sentimientos a simple vista, y en efecto, quienes lo conocían decían que era un tipo de hombre con alma de demonio, no solía hablar con nadie y usualmente miraba a las personas directamente a los ojos sin bajar la mirada, cuando se trataba de el prefería no hablar, le gustaban los tragos fuertes, whisky y vodka, era un hombre reservado y de pocas palabras, nunca se quitaba el sombrero, y siempre llevaba encima de el un olor egocéntrico, loción con tabaco.
Se describía a si mismo como el hombre único, el sabía que su forma de ser era poco común en existencia de la humanidad, el decía no tener sentimientos ni corazón, lo que el se propusiera lo hacía, nada lo podía detener, decía ser el tipo de hombre que nadie buscaba, el tipo de hombre que no se dejaría encontrar.
Los mitos contados sobre aquel hombre parecían ser verdaderos, decían que había sido abandonado de pequeño, que se crío huérfano, que robaba en las calles para poder comer, y que quiso borrar su nombre de la historia.
