Capítulo 3.

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No importa cuantas veces mis padres insulten a las personas homosexuales, no podrán cambiarlos a ellos o a mi. Somos personas comunes y corrientes. Soy lo que soy, y eso nada ni nadie lo podrá cambiar.

Mi teléfono comienza a vibrar. Era una llamada entrante de Francesca.

-¿Hola? Esteban una pregunta, vas a ir a la fiesta de Gustavo?

-Hola... eh si, si voy.

Mi voz se quebró con cada palabra.

-¿Qué tienes? ¿Que te pasa? ¿Estas bien?

-No tengo nada Fran, tranquila.-- Mentí.

-Pues no te creo nada. Explícame que tienes, te escucho.

-No sabes lo difícil que es vivir... con personas que no aceptan lo que eres.

-¿Tus padres? ¿Se enteraron?

-No, claro que no. De ser así tu estarías visitandome en el hospital o incluso en mi funeral.-- solté una pequeña risa y al otro lado de la linea ella me la devolvió.

-No digas eso Esteban, ellos tarde o temprano van aceptarte como eres. Tu eres su hijo, y eso nunca lo podrán cambiar. El amor de una madre es muy fuerte.

-Tu no los conoces enana, ellos son muy homoficos, mi familia entera lo es. A veces quisiera ser una persona normal.

-¿Dijiste normal? Tu eres una persona común y corriente como yo y como todos, lo único que es distinto en ti son tus gustos, más nada. Tu y todas las personas homosexuales tienen mucha más fuerza de voluntad y confianza que todos los heterosexuales, con el simple hecho de aceptar lo que son. No estés así jirafa.

-Bueno, tienes razón enana.

-Además, lo normal es muy aburrido.

Empezamos a reír y hablar por unas dos horas.

-Enana, mi teléfono ya no tiene batería, creo que iré a dormir, nos vemos mañana en la fiesta.

-Está bien jirafa, nos vemos mañana.

-Enana

-Jirafa

Coloque mi teléfono a cargar y baje las escaleras, eran las 7 de la noche y mi madre estaba haciendo la cena. Cenamos y me tocó lavar todos los trastes.

Llegue a mi habitación, me di una ducha rápida y solo me puse un bóxer azul con líneas negras. Me quede viendo el techo, y muchos pensamientos pasaban por mi mente. Francesca, esa enana como la quiero, siempre me hace sonreír en los momentos más triste. Quiero que sea mañana, tengo mucho tiempo que no voy a una fiesta. Y mucho tiempo significa desde la semana pasada. Cerré los ojos y el sueño se apodera de mi.

**

Desperté, nunca me había acostado tan temprano en estas vacaciones. Aunque igual me acosté temprano, tenia sueño todavía, di un par de vueltas en mi cama y me volví a quedar dormido.

Desperté por segunda vez, mi estomago pedía a gritos comida. Me levanté de mi cómoda cama y fui al baño, hice mis necesidades, lave mis dientes y mi cara, mire mi cabello y parecía que una bomba nuclear hubiera explotado en el. Nunca mas me vuelvo a dormir con el cabello mojado.

Todo Puede CambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora