Pedacitos de mi alma.

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"El mejor legado de un padre a sus hijos, es un poco de su tiempo cada día"

Mientras los contemplaba dormir plácidamente -quizá soñando cosas bonitas-, di gracias a la vida.

Por ella.

Por ellos.

El más pequeño tenía todo de ella. Desde su temple, hasta la forma de sus labios. Nuestro niño más grande, no fue fruto de su vientre, pero era tan nuestro como lo era el pequeñín que dormía abrazado a él.

Mientras que Fran era ese milagro que nos costo tanto conseguir, Milo era esperanza, era fe.

Amaba a mis hijos con toda el alma. Rezaba a Dios todas las noches por ellos, pedía muchos años más de vida para poder verlos crecer y convertirse en hombres de bien, pedía paciencia y sabiduría para dejarles enseñanzas que los ayude en la vida, pedía salud para poder acompañarlos en sus juegos.
Pero sobre todo, agradecía.

Nunca hay que dejar de agradecer, aún en los momentos malos.

Cuántas veces en mi vida escuché "cuando tengas hijos lo entenderás..."

Lo entiendo.

Ese amor tan grande que te hace doler el pecho, el miedo constante de no ser todo lo que necesitan, de equivocarme, de defraudarlos. El asombro y el orgullo de ver como día a día van aprendiendo cosas nuevas, y enseñándonos a nosotros. Las ganas de congelar el tiempo, de que se queden así, pequeñitos, que no pierdan la inocencia y nunca dejen de verme como su superheroe; pero al mismo tiempo, las ansias de verlos crecer, de verlos disfrutar de la vida... con su primer auto, su primer trabajo, su primer amor, su primer hijo.

Sentí sus brazos rodear mi cintura, su rostro contra mi espalda, sus manos entrelazándose con las mías.

Ella.

La dueña de mi alma.

La madre de mis hijos.

-Amor, es tarde, vuelve a la cama.
-Sólo quería verlos descansar, se ven tan serenos -me giré para poder verla, tomé suavemente su barbilla y la hice alzar la mirada, para que pudiera ver en mis ojos el amor que sentía-. Te amo. Gracias... por ellos, por todo.
-Yo te amo más. Sos, junto a ellos, mi todo. Mi primer y único amor, mi fortaleza, mi protector. Mi mundo entero -sonreí ampliamente, limpié las lágrimas de sus mejillas y la abracé más fuerte.

Me sentía completo.

Destinado a ser (Historia Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora