Estamos caminando por la playa. Lado a lado. Miro su perfil por el rabillo de mi ojo. Ella parece querer hacer como si yo no estuviera allí en lo absoluto. Sus ojos están fijos en el frente, en los niños corriendo del agua en la orilla, las personas jugando al frisbee, en cualquier parte menos en mí.
— ¿Te pusiste protector solar, verdad?
El sol está demasiado fuerte en estos momentos y no quiero que le de insolación o algo peor.
— Si, mamá — Sonreí socarronamente — Ya me lo preguntaste como cinco veces.
Me quejo — Oye, no es mi culpa que pierda el hilo de mis pensamientos contigo como distracción.
Niega con la cabeza como si pensara que estoy bromeando. Ella no tiene idea. Miro su mano cerca de la mía y empiezo a sudar. Quiero tanto sostener su mano que casi duele.
Quiero ser bueno. De verdad que sí. Pero he estado pensando en esto desde que salimos del restaurant y ya no puedo aguantarlo más. Si no hubiera sido por que ya sé lo que se siente sostener su mano, ahora no me moriría por hacerlo. Pero después de haberlo hecho, de haber sentido su delicada y suave mano alrededor de la mía...
Miro fijamente su rostro mientras caminamos y finalmente alargo mi mano hacia ella casi conteniendo la respiración. En cuanto mis dedos logran llegar a los suyos, la veo fruncir sus cejas y luego acercar su mano más a su cuerpo.
Suspiro.
Ella no va a hacérmelo fácil. Ya lo sabía.
Inhalo profundamente llevando todo el aire posible a mis pulmones para decir algo, pero ella me interrumpe.
— Los amigos no se toman de las manos — Murmura sin mirarme.
En vez de sentirme molesto, no puedo evitar que una sonrisa estalle en mi boca. Y puedo decir por la forma en la que sus ojos se estrechan que ella puede sentirlo.
— ¿En serio? — Pregunto divertido — Vaya, Sergio va a estar decepcionado.
Sus labios se estiran en las esquinas y sé que está tratando por todas las formas evitar reír, pero es una batalla perdida.
Doy un paso más hacia adelante y me pongo delante de ella sorprendiéndola y haciendo que su cuerpo choque contra el mío. El. Mas. Maravilloso. Sentimiento. El aliento sale de ella abruptamente y sus manos viajan a mi pecho para mantener el equilibrio.
Sus mejillas enrojecen de inmediato y sé que no es por el sol.
Mi respiración se vuelve más rápida mientras nos miramos, el aire parece crepitar entre nosotros y estoy a punto de hacer lo que me prometí que no iba a hacer cuando unos niños pequeños pasan corriendo por nuestro lado rompiendo en carcajadas.
Rose se aleja de mi con un suspiro y no me doy cuenta de lo que está haciendo hasta que la veo agacharse para desabrochar sus zapatillas.
— ¿Qué estas haciendo?
— ¿Qué parece que estoy haciendo? — replica mientras deja sus zapatos a un lado en la arena y desliza su blusa encima de su cabeza. Mi respiración se detiene por completo cuando la veo allí con un bikini blanco con una flor purpura en la orilla.
Me quedo mirándola como un idiota hasta que ella se deshace de toda su ropa y camina hacia el agua para luego zambullirse cual sirena en el mar.
Me toma un segundo completo salir del trance en el que ella me ha puesto para quitarme los zapatos y la ropa con la misma rapidez que flash.
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Sebastián - #2.5 ¿Solo Un Beso?
Ficção AdolescenteUn beso es solo un beso Al menos eso es lo que pensaba Sebastián Gavin hasta que Julieta Rose irrumpe en su vida e invade sus pensamientos. El intenta mantenerse lejos, pero es casi imposible. Ella es como una rosa, cuyas espinas se incrustan en su...