Día de miradas

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Siempre has soñado con esos momentos de miradas y nada mas. Mi querida amiga, los sueños se cumplen y el tuyo fue especial.
No estaba en tus planes tenerlo tan cerca, o tal vez ya lo habías pedido. Todo parecía estar a tu favor, el tiempo, el clima, las palabras y el latir del corazón.
Recibir los buenos días nunca fue tan especial, un beso en la mejilla fue esencial.
Pero no acabó allí. Estuviste tan cerca que al girar tus pupilas tan solo unos milímetros te encontrabas con el brillo de sus ojos, los mismos que se detenían para conversar con los tuyos. Ellos se entendían tan simple y perfectamente que podían inundar aquel salón de poemas y de risas.
Tomarse de la mano, quién lo diría, mirarse frente a frente, chocar los corazones y mandar por un tubo lo que pensara la gente.
Y ahí venía la mejor parte, un abrazo estremecedor, profundo e inesperado, tú cuerpo temblaba, y tu pecho se sonrojaba. Querías que fuera eterno, que el tiempo se congelara y permanecer pegada a él, sin un centímetro de distancia. Aquel abrazo tuvo que acabar, pero sus ojos seguían atentos a tu mirar, nunca viste un café tan intenso, tan apeticible y tan adictivo como ese. Estaba en el punto exacto, entre el dulce y el amargo, allí donde se mezclan el sabor y el aroma, tu mirada y la suya, bailaban al compás. Ahora que cada uno volvió a su lugar, extrañas ese hermoso color, suave, fuerte, claro, oscuro, vibrante, fugaz; pero mas que eso, lo que deseas ver es el mundo que en ellos hay.

Uno de esos díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora