Una Herencia Inesperada

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La tormenta ha pasado, pero siento como si parte de ella se hubiera quedado en mí; siento como si algo por dentro me destrozara, algo parecido a un fuerte viento me golpea sin parar.

Despierto, me doy una ducha rápida con agua casi fría para espabilar, una vez en la habitación me visto unos vaqueros, una camiseta y mis botines favoritos; bajo esperando que después de cuatro días de la discusión todo sea menos tenso.

- Buenos días. - Dije al entrar en la cocina, Jane estaba frente al fregadero y no obtuve respuesta alguna; es cuando me di cuenta de nada cambiaría, que yo tendría que cambiar las cosas en algún momento.

- Jane, díle a papá que voy al puerto a ver al Sr. Roberth. - dije con voz firme, sin dudar.

- Bien. - respondió ella.

- ¡Increíble!, una puta palabra; eso soy en su mañana. - Pensé para mi.

Cojo mi mochila de cuero, miro dentro de ella para ver si tengo lo necesarios; un zumo de la nevera, tabaco, mi agenda, bolígrafo y salgo por la puerta trasera para evitar otro encuentro con Jane.

Voy caminando por centro del pueblo donde me encuentro a varias personas conocidas, pero sigo de largo hasta el embarcadero donde esta el bote del Sr. Roberth; él esta limpiándolo como siempre, el barco esta algo estropeado por la tormenta.

- ¡Sr. Roberth, buenos días!; ¡¿necesita ayuda?!. - Dije entusiasmada ya que no lo veía en días.

- Gracias por venir pequeña, por lo visto alguien se acuerda de este viejo; la  verdad que tengo una que otra cosa que hacer, la tormenta ha fastidiado algo el bote. - Respondió con una sonrisa de lado mientras se calzaba unas botas plásticas que le llegaban casi hasta la rodilla.

Subí al barco, una vez dentro de él tome un delantal de plastico unas botas iguales a las del Sr. Roberth y me vestí con ella para no ensuciar la que llevaba vestida.

- ¿Me veo más guapa de lo normal?. - Comente entre risas.

- Tu siempre estas guapa pequeña, lleves lo que lleves. - Dijo con una sonrisa de lado.

- Son varios días sin verte, la tormenta a traído más problemas de los que parece. ¿Verdad?. - Comentó mientras pintaba una esquina de su pequeño barco pesquero con esmalte de color blanco.

Deje de fregar el suelo y me hacerque despacio a él, algo dentro de mi me pidió que lo abrazara; de pronto me encontré con mi cabeza recostada en su pecho llorando como una niña chica cuando cae al suelo y se hace una herida.

- Tranquila, tranquila; todo va a pasar, sólo es una discusión más. - Me dijo intentando calmar mi llanto, mientras acariciaba mi cabello con una mano y con la otra me abrazaba.

- Las cosas con Jane van cada día peor, he intentado que mejoren pero es imposible; me odia cada día más, nunca me perdonara que Nati muriera ese día y no yo. - Le digo mientras me separo de él y hacerco un banquillo de madera para sentarme.

A los dos minutos me puse de pie, pase mis manos por mi rostro para limpiar mis lágrimas que habian tomado color negro al mezclarse con el maquillaje de mis ojos, me puse en firme, carraspe la garganta para engañar al Sr. Roberth y engañarme a mi que todo estaba bien; seguí limpiando y arreglando una que otra cosa sin parar más que para comer y beber, siempre había pensado que mantener un barco no era tan difícil pero veo mi equivocación.

El tiempo paso de prisa y sin darme cuenta ya eran más de las 18:00 horas, en esos momentos comenzaba el ocaso; para mi es lo más bonito del día, el agua de la mar se convierte en un naranja claro y sol desaparece lentamente tras la mar.

- No me cansare de ver esto una y mil veces, ¿y ud Sr. Roberth? - le dije sonriente, escapándose un suspiro.

- Bueno, creó que ya es hora de irme; quiero llegar puntual a la cena, necesito ver a mi papá ya que hoy salí sin darle los buenos días. - Dije mientras colgaba el mandil plástico y dejaba las botas en una esquina, luego camine hacia el Sr. Roberth lo abraze y di un sonoro beso en su mejilla; salí de un salto del barco y desde afuera le hize un adiós con la mano. De pronto di un giro repentino y grite. - Que tenga buenas noches. -
...........

Tome el camino más rápido y a la vez el que considero más bonito para ir a casa, es el de la orilla del mar; cuando suelo tomar este entró en otro mundo, un mundo en el que hay calma y eso es lo que necesito ahora para aclarar mis pensamientos.

Comienzo a sentir el agua cubriendo mis pies, un escalofrío me invade porque el agua esta fría; escucho golpesitos que dan las olas al reventar en la orilla, el agua de la playa tenía un color entre verde y celeste producto de las algas que habían en ella.

- No puedo quedarme toda la vida en este pueblo, tengo que hacer algo con mi vida; los estudios que tengo me servirán para algo, sino algo podre hacer. - Pensaba mientras seguía caminando por la orilla de la playa que me llevaba directo a casa.

Podía ya ver mi casa, estaba a menos de un minuto; fuera de ella estaba el coche de papá, eso significaba que sólo yo faltaba para que comenzar la cena.

Entre, subí corriendo y me di una ducha ya que venía llena de arena; a lo 10 minutos entre al comedor corriendo como loca los brazos de papá y a darle un beso. - Papi, ¿cómo estas?; te recordado hoy mientras ayudaba al Sr. Roberth. - Al terminar de decir esto tome asiento.

- ¡Princesa!, yo también te extrañado, cuentame tu día de hoy. - Respondió tranquilamente, regalándome una sonrisa de lado; mientras colocaba la servilleta de tela sobre sus piernas, de esa manera tan elegante que sólo él sabe hacerlo.

- La puerta se abrió, era Jane con una bandeja de cristal ovalada, dentro traía unos filetes de carne que sólo de verlos entraba ganas de saltar sobre ellos y comerlos de un bocado; luego fue a por unas patatas al horno, yo me puse de pie y fui tras ella para ayudar, traje la ensalada al comedor y por último una bebida.

- ¿Celebramos algo?. - Dije ya una burlona y entre risas, mirando a papá a ver si me daba alguna respuesta o sólo seguía mi broma.

Ya sentados los tres en la mesa sin saber porque pero yo estaba sonriente, Jane aclaró su garganta miro a mi papá y le dijo sutilmente. - Fred, cariño; dícelo. -

- ¡¿Papá, que tienen que decirme?¡. - Dije exaltada y nerviosa.

- ¡¿Pasa algo malo?!, ¡¿están bien ambos?!. - Sería el momento, pero Jane poco me importaba o aún si me lo negaba pero en el fondo siempre me preocupaba por ella pensé entre mi confusión.

- ¡Calma!, no es nada malo; se trata de la abuela Blanca, mejor dicho de su herencia. - Dijo Jane mirándome a los ojos sin dudar y dedicándome más de una palabra; las cosas cambiaban, yo era más que una palabra para ella ahora.

Sentí una gran alivio al saber que no era nada grave, entonces cogí un filete  lo coloque en mi plato, lo mismo hice con un poco de ensalada para que sirva de su acompañante y me serví un poco de bebida.

- Princesa mañana hablaremos sobre la herencia, ahora a cenar; princesas a cenar. - Dijo sonriente y empezó a servirse.

..............

Esperó les guste, siento la demora; todos los domingos intentaré subir un nuevo capítulo, besos.

Los quiere, Lu.

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