Desperté gracias a los potentes rayos del Sol, amaba eso, era como vivir en la selva, bueno, no tanto.
Era Lunes, escuela, lo primero que hice al despertar fue recordar la charla con Alex, joder, este tío hace que lo perdone rápido, ayer me dió unas excesivas, muy, charlas sobre el amor a primera vista, lo único que destaqué fue: «Joder Chloe, eres una tía linda y vienes a enamorarte de un chaval que no verás nunca» Aún hace que me dé un revuelo en la panza que él me diga aquello. Sí, así de "Resentida" soy. Saqué esos recuerdos de mi cabeza y opté por bañarme antes de irme, me cambié poniendome ese estúpido uniforme, acomodé mi cabello y listo antes de irme mi madre dijo que llevara una campera, ya que estaba refrescando, aunque sea otoño, hacía calor, en serio, mi viaje se basó en leer un libro, "La hechicera" Es de fantasía, molaba ése libro, siento que me levanté de buen humor, pero todo tiene un fin queridos amigos. Al bajar del bus con lo primero que me encuentro es con Violeta, sip, ven y amargame el día maldita suripanta. Lo peor es que íbamos a tener gimnasia, quemados, los amaba y odiaba al mismo tiempo, amo y odio todo, acostumbrensé. Para colmo me tocó elegir el equipo, era la "Delegada" y ella, Violeta, mi rival, obviamente como todo quemado, tiene que haber un árbitro, joder, era Luna, sí, una de las tías que va detrás de ella.
—¡Vamos, quemáme!—Desafié, teníais que ver la cara, os juro que fue algo de gloria, pero como muy hueca me miró los pies, al rato me corro, y así con todas, quemé a todo su equipo, tenía ganas de cantarle el: "I'm boss a bitch bitch bitch..." En la cara, pero meh, qué va, no me muero por verla sufrir, aunque ella muera por verme a mí así, no lo logrará, me levanté de buenas.
[...]
El tío de mi banco me regaló una lápicera ya que la encontró en el piso, la acepté y ya saben los rumores invadieron el salón, lo peor era la cara de Alex al no entender qué acaba de suceder.
[...]
—A ver, calmaros un poco, que os quiero presentar a un nuevo alumno y vosotros estáis allí, alborotados—Chilla la maestra y todos vuelven a sus lugares...
Pasa un tipo y al rato la maestra se prepara para hablar poniéndose derecha, ya saben, esa postura de "No quiero hablar, no me obligues"
—Aquí tenéis a su nuevo compa—Explica la profesora.
Y yo estaba ahí entre-dormida. Nunca me importaron los nuevos compañeros, si eran lindos, iban para los populares, igual 0 oportunidades de que me gustase.
—¡FERNÁNDEZ, SIÉNTESE BIEN Y PRESTE ATENCIÓN A LA CLASE!—Chilla mi maestra y yo salto exaltada.
—¿Qué clase?—Susurro, por suerte nadie escucho.
—Bueno, prosigamos, nadie se duerma que les cabe una nota—¿Es en serio? Encima de idiota, argentina, no es que no me guste Argentina, en verdad, soy de allí pero a los pocos años que nací me trajeron a España y pues...
Todos asientan como sumisos de la profesora que son y aquella prosigue.
—Se llama...—Espera unos segundos la maestra a que el tío le dé su nombre.
—Dan—Responde firme —Daniell—Se corrige.
La voz era tan familiar, alzo la cabeza para ver quién es, adivinen la puta suerte que tengo, es ¡Dan! El tío de la disco, ¡Qué casualidad! Nótese el sarcasmo.
Me escondí entre los que estaban delante mío y no salí de allí. Duré un par de minutos a que termine de hablar. En serio ¿Hace falta todo el maldito cuestionario? La profesora le preguntó; de dónde venía. Por qué venía, si tiene algún familiar aquí, etc ¡Déjalo ya! Cuando alzo la cabeza, él se estaba acercando a mí, claro, luego del asunto de la lapicera mi compañero se fue dejando el asiento de mi lado, deshabilitado. Me quede inmóvil, cuando me vió abrió la boca como no sé, un lobo.
Quedé viendo la clase, no es por presumir, pero tenía puros dieces en mis clases con esa profesora, no recuerdo su apellido, ni su nombre, ya que en mi escuela pues, no es tan necesario saber el nombre con un "Buenas tardes" Ya ganas su amor. Me estoy yendo de tema pero bueno, me queda tanto por contar, les juro, pero todo ha su tiempo.
