III

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PECADO

El cristianismo y catolicismo son principales jueces y testigos del pecado tradicional, la religión como tal no es protagonista del pecado como violación al sistema sino como violación y anti-respeto hacia uno mismo, siendo citada mi palabra aquí y no lo que dicta lo religioso.
El hombre, hablando generalmente, es manipulado por su naturaleza, propia del interior inconsciente, es aquí cuando decidimos actuar más bien como animales que como humanos, pisamos y aplastamos la razón para enfermarnos con una pequeña o gran dosis del pecado. A esto doy por paso la claridad de lo que emplea un hombre así como su deseo sexual y avaricia clavada de lo que posee el otro materialmente.
Yo como mujer no seré determinada como feminista ni culposa seguidora de las teorías sobre el hombre sino (espero respetuosamente) la única traducción de las ideas que nos resplandecen hoy en día sobre la atacada libertad y prejuicios que tenemos a cerca de los hombres y el pecado vivo que se manifiesta ante nuestros ojos. En casa, en la calle, o en el lugar más ordinario, existe.

Hace un par de años comenzó una revolución sobre mi ilusión adolescente del tener a un padre como en una especie de "altar", el muy dichoso todo protector, el ser que me sería fiel y siempre estaría en casa cuidándome y protegiéndome pero las circunstancias cambiaron esa visión en mí y me cubrieron en una manta de consolación haciéndome creer ahora que esa apoteosis es inexistente y me convence a decir que no puedes exaltar tanto a alguien por que en algún momento de tu inocencia romperá cruelmente con tu inocente y lindo esquema y te hará automáticamente cambiar tu perspectiva hacia los hombres y probablemente, hacia otros aspectos de tu vida.
La ausencia diaria de mi padre en mi vida es otra arma que me provocó escribir esto, cada palabra la siento profundamente y algunas me causan dolor en el pecho porque así manifiesta mi cuerpo algo que me lastima emocionalmente y una manera de transmitirlo es ésta.

Es fundamental concebir en nuestras vidas esa presencia paterna para crecer sanas y protegidas, o al menos eso nos hacemos creer como sociedad y el vínculo familiar que nos alimenta.
Ridículamente nos pecamos entre sí para después culparnos, pero el pecado de un hombre, no tiene palabra que vaya más allá del pecado mismo; nos hace más mortales y también nos ciega.
Algunas veces he llegado a ver en televisión e incluso en carne viva, la traición y las mitomanías que se crea un hombre para tratar de esconder su pecado más sobre-saliente y culposo, la infidelidad.
Su naturaleza es más débil para así llevarlos a cubrir esa debilidad con pizcas y toneladas de derrota, que su fortaleza destruye y les defiende así mismos para amarrarnos en su juego y jugar a la torpeza y a la violación de lo que nos dicta la palabra. Amanecemos observando la belleza que les caracteriza por ser poseedores de la más limpia y natural, pero la belleza de su alma es sucia, y también natural.
Se garantiza que la naturaleza es la razón material y ejemplar de gran parte de su comportamiento, la estructura de su cerebro que les lleva a enfocarse en labores y actos distintos en los cuales participa el cerebro reptiliano, en el que se alojan los impulsos e instintos carecientes de lógica. Evolutivamente el sexo masculino dispone de la independencia emocional y una laguna de acciones incomprendidas, es decir, lo que no entienden de las reacciones del sexo femenino y las ganas de auto-dependernos de ellos. Para neutralizar esto, es necesario que les logremos un comportamiento enfrentado hacia los vínculos sentimentales ya que biológicamente se ha excluido desde la evolución del hombre. Resalto que algunos gracias a su educación estimulan y crean madurez sentimental para sostener una relación amorosa un tanto peculiar la cual también se protagoniza por el respeto y la lealtad (lo cual me es admirable e infinitamente respetable). Pero, tienen su por qué...
Las conductas ya no deben de ser un tanto prejuiciosas ni auto defensoras de la naturaleza humana sino más bien una decisión inteligente de la conducta misma como un dogma que no debe ser manipulado ni violado sino ejemplar y por ende, respetado, algo que ya sea parte de nosotros.
Comprendamos que una vez estereotipado el hombre, le estamos dando lugar a la confusión de nuestras mismas exigencias y el no saber cómo actuar dejando a un lado su autenticidad y lo que en verdad se quiere.
Los actos pecaminosos son el fruto al paladar de la ignorancia. Si un hombre (o humano en general) no conoce la intimidad de una mujer, su naturaleza, su eros y necesidades en sí, es posible que alcance el pecado, siendo un experimentador como tal y la mujer su experimento fácil y accesible. Aquí es cuando todo esto se llena de maldad para el humano si negamos la conciencia y abrazamos la denigración, misma que ya nos ha convencido de que somos vulnerables a caer en la basura actual; es necesario usar la inteligencia para mejorar el acto de relación en el medio y así minimizar la amargura que nos atraganta diariamente; dueña de la violación y gigantes piezas que nos hunden en el rompecabezas del pecado mismo.
Mayoritariamente este tipo de actos corresponden a un punto bastante sustancial, mismo del que hablaré en el capítulo siguiente.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2015 ⏰

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Apoteosis a la perfección masculina y otras contradicciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora